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El arquitecto Norman Foster.
Norman Foster, el genio de las mil libretas

Norman Foster, el genio de las mil libretas

El arquitecto abre en España su fundación, depositaria de su legado y centro de formación e investigación

Miguel Lorenci

Martes, 30 de mayo 2017, 00:27

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Con 13 años Norman Foster (Mánchester, 1935) anotaba en una libretita negra con tapas de hule sus reflexiones, observaciones y anhelos. Cuajaba ya sus notas de dibujos. El genial arquitecto siguió haciéndolo, y aquella libreta infantil se convirtió en su laboratorio creativo. Casi 1.300 de las que ha completado a lo largo de su carrera son parte del legado que ha depositado en la Fundación Norman Foster que, tras años de negociaciones, abre en Madrid. Depositaria de su legado, de todos sus proyectos, su archivo completo y buena parte de su colección de arte, será un activo centro «global e interdisciplinar» de formación e investigación.

En el numero 48 de calle Monte Esquinza, en la zona más noble del barrio de Chamberí, está el antiguo palacete del duque de Plasencia que Joaquín Saldaña construyó en 1902. Antigua sede de una entidad bancaria y embajada de Turquía, Foster lo adquirió en 2013 y lo ha remodelado superando trabas administrativas para autorizar la habilitación de una superficie protegida de casi 2.000 metros cuadrados. En un portentoso pabellón acristalado exhibe alguno de los objetos y piezas de arte que han jalonado la carrera de este genio de la arquitectura que se ha querido rodear de otros genios en una ocasión tan especial. Para el estreno de la fundación ha convocado Foster a figuras de la talla de Michael Bloomberg, Nicholas Negroponte o Jonathan Ive.

La fundación Foster existe desde 1999. Pero carecía de sede física, ya que su fin primordial era conceder becas. Con esta espléndida base española, se erige como plataforma «global» de debates y centro «interdisciplinar» de estudios e investigación para arquitectos, diseñadores y urbanistas. «No es un museo; su corazón es el archivo, reflejo de la inspiración de Foster, de sus vastos intereses y su obra» dice María Nicanor, directora de la fundación. Comisaria de arquitectura, diseño y urbanismo, ha trabajado para el Museo Guggenheim de Nueva York, y el Victoria & Albert Museum.

Con tres plantas, acoge en el sótano el apabullante archivo personal de Foster, con más de 74.000 objetos y documentos muy diversos desde 1950 hasta hoy. Hay maquetas, bocetos, planos, dibujos y películas. Está su biblioteca y las obras de arte de creadores importantes en su trayectoria: piezas de Brancusi, Ai Weiwei o Henry Moore. No falta un pedazo del muro de Berlín, las maquetas de todos los aviones y avionetas que Foster ha pilotado, o la gigantesca maqueta en forma de avión que hizo para el aeropuerto de Pekín.

Entre este vasto material destacan las libretas en las que el genio de Mánchester esboza y perfila sus ideas y proyectos. «Calculamos que consume más de una cada semana, y aquí tenemos casi 1.300» explica María Nicanor. La más antigua es de 1948, cuando Foster tenía 13 años, y recoge sus apuntes de clase y sus primeros dibujos.

Sala de juegos

Lo más futurista es el pabellón, una caja alargada de cristal, acero y fibra de vidrio, obra de los arquitectos Raúl Gómez y David Delgado, que es como la sala de juegos de un niño grande. Los juguetes de Foster son tan insólitos como valiosos, desde una escultura de Boccioni, pieza fundacional del futurismo, al coche diseñado por Gabriel Voisin en 1926, equipado con motor de avión. Un vehículo que perteneció a Le Corbusier y con el que Foster se hizo tras una rocambolesca aventura.

Uno de su elementos más característicos del complejo, símbolo de la conexión del pasado con el futuro, es un toldo-escultura de la donostiarra Cristina Iglesias que conecta el palacete con el pabellón transparente. 'Sin titulo' es una estructura voladiza, muy similar a sus celosías, realzada en fibra de carbono y que, inspirándose en 'Las fuentes del paraíso', un relato de Arthur C. Clarke, recuerda al caparazón de un armadillo.

Casado con la española Elena Ochoa, la vinculación de Sir Norman Foster con España es cada vez más intensa. Con un puñado de obras repartidas por nuestro país, -del metro de Bilbao a la torre de Collserola en Barcelona o la de Caja Madrid-, en los próximos años debe culminar la rehabilitación del Salón de Reinos del Museo del Prado.

Creó la fundación al recibir el premio Pritzker -el Nobel de la arquitectura- y fue su esposa española, quien le sugirió emplear los 100.000 dólares la dotación en becar a estudiantes mediante una fundación. Algo crucial para este arquitecto de modesto origen social que fue becado en Yale. Pensó llevar la sede del fundación en Nueva York y tanteó Manhattan y Brooklyn, además de Londres -donde residen los Foster- y Berlín. Pero Madrid es una ciudad cada vez mas atractiva para el maestro. Aquí tiene el matromonio una de sus viviendas y Elena Ochoa su galería y su editorial, Yvory Press.

El futuro ahora

El mismo día que se inaugura la fundación, accesible mediante visitas concertadas, el Teatro Real acoge el foro 'Future is now'. Foster ha invitado a participar en esta gran tormenta global de cerebros al exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, al fundador del MIT Media Lab, Nicholas Negroponte; el diseñador jefe de Apple, Jonathan Ive al arquitecto Alejandro Aravena, a la peridista Christiane Amampour o al artista Olafur Eliasson.

El propio Foster inaugurará junto a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, este foro de debate e intercambio, de reflexiones sobre arquitectura, urbanismo, infraestructuras, tecnología, y arte que analizará los retos sociales y económicos. Es el desafío de una institución que aspira «a identificar qué será el futuro», apunta María Nicanor.

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