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«En los espacios grises existe la posibilidad de crear»

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Alberto Aja

«En los espacios grises existe la posibilidad de crear»

Sotileza ·

La artista plástica Julie Mehretu enfrenta en el Centro Botín la complejidad y violencia en sus pinturas y dibujos

Mada Martínez

Santander

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Viernes, 13 de octubre 2017, 09:53

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Julie Mehretu (Adís Abeba, 1970; se trasladó a EEUU en 1977, y reside en Nueva York desde 1999) abre el libro-catálogo editado con motivo de la exposición ‘Una historia universal de todo y nada’ y señala los materiales que aplica, como primeras capas, en sus obras. Señala mapas; fotografías de edificios modernos, campamentos de refugiados, ciudades semidestruidas o fronteras entre estados; textos, páginas de enciclopedias, artículos y discursos; dibujos, notas manuscritas. Son materiales muchas veces referidos a momentos convulsos de la historia contemporánea ‒las ‘primaveras árabes’, la guerra de Siria− o a momentos de cambio. A partir de estos materiales, Mehretu arma piezas −con capas superpuestas, borrados, marcas y pinceladas−, en las que recompone, contiene y visibiliza el caos, la injusticia y la complejidad del presente.

En el catálogo hay un texto del escritor Amin Maalouf quien, en las primeras seis líneas, resume el poder artístico de Mehretu: «Julie Mehretu insufla armonía en el caos de nuestro tiempo. Doma la ferocidad del mundo, confiriéndole gracia y dignidad. Tal es en todo caso la impresión que produce espontáneamente su pintura en los espectadores deslumbrados que somos». Apunta Maalouf otra idea que es básica en el planteamiento de la artista: busca la inspiración en «quienes nos precedieron», y, al mismo tiempo, trata de superar esa herencia. Mehretu indica en la entrevista que vuelve al pasado para poder situarse en el presente.

Hija de padre etíope y madre estadounidense, Mehretu se traslada con su familia a Míchigan en 1977, después del estallido de la revolución en Etiopía, en 1974. Se graduó en la Rhode Island School of Design, y su trayectoria se sustenta sobre numerosas residencias y becas, como la MacArthur.

Su obra se dio a conocer en Nueva York en la década de los noventa. Hoy en día expone en grandes museos, sus obras se venden, en ocasiones, por millones de dólares, su trabajo lo avalan espacios como Marian Goodman Gallery, y ha recibido la Medalla Nacional de las Artes en EE UU.

Sobre la pintura y el dibujo, las dos disciplinas que más practica, aseguró el miércoles en Santander: «Fue el lenguaje el que me eligió». Hacer una marca en el papel, como en la antigüedad se hacía sobre la piedra, es entender la existencia a partir de la insistencia; la marca como gesto común. «La marca es el primer gesto que hace una persona», añadió en la rueda de prensa que ofreció en el Centro Botín para presentar la mayor retrospectiva de su obra que se ha hecho hasta la fecha en Europa. Está comisariada por Vicente Todolí, presidente de la Comisión Asesora de la Fundación Botín, y Suzanne Cotter, directora de la Fundación Serralves de Oporto.

En ese acto explicó cómo su obra ha entrado en una etapa más oscura, dominada por un gris que, sin embargo, está lleno de posibilidades. Esas obras están presentes en la muestra del Centro Botín, así como ‘Citadel’ (2005); ‘Zero Canyon (a dissimulation)’ (2006); ‘Reflections on the Weight’ (2008); la serie ‘Invisible Line’, o sus palimpsestos y dibujos, que revelan su evolución e intereses.

Mehretu acaba de trabajar en el San Francisco Museum of Modern Art (SFMOMA), donde, a través de dos grandes murales, ha reinterpretado la pintura sobre el paisaje norteamericano, un espacio que también es político.

–Lanzó una pregunta en el SF MOMA: ¿Qué significa pintar un paisaje, pero, sobre todo, qué significa ser artista en este momento político concreto?

–Esa es una pregunta que me vengo haciendo desde siempre y en base a la cual sigo pintando, desde el principio de mi carrera. ¿Qué significa ser artista en el momento político en el que vivimos, en cada momento? ¿Y qué sucede cuándo esa situación política cambia, cuando se transforma? Yo lo que intento, la respuesta que intento encontrar, es ubicarme a mí misma. ¿Quién soy yo en este contexto político en que vivimos, en este momento, en este tiempo y en este espacio? Eso es algo que, prácticamente siempre, es imposible de descifrar, es muy difícil entenderlo.

A mí lo que me ayuda es volver atrás en el tiempo para reflexionar sobre lo que ha sucedido anteriormente. Ahora mismo estamos viviendo un tiempo muy incierto, muy borroso, que es difícil de descifrar. Y esta incertidumbre, además, es muy difícil de asimilar y de asumir. Yo trato de volver atrás.

–¿La pintura, el arte, llega donde el lenguaje no puede?

–Sí, pero la poesía también.

–Sus últimas pinturas se tornan más oscuras, más grises, desaparecen las referencias arquitectónicas; y muchas están basadas, como ha explicado ya, en fotografías de ciudades sirias, de Gaza. Si, como usted ha señalado en otras ocasiones, en momentos convulsos son necesarios otros puntos de vista. ¿Qué punto de vista ha adoptado ante la realidad? ¿Qué punto de vista hay en estas pinturas?

–Tampoco creo que sea cuestión de aplicar un único punto de vista, eso es complicado, porque las situaciones suelen ser contradictorias y complejas. En realidad, si miras la historia, en cada situación no hay cosas que están completamente bien o completamente mal, las cosas no son así, son más complejas.

Incluso en la situación que se está viviendo ahora en España: es complicada. ¿Quién tiene razón y quién no? Eso es complicado de saber. Y lo mismo sucede con cualquier otro tipo de problemática política porque hay diferentes situaciones, políticas y personales, y diferentes puntos de vista.

Creo que, además, las dinámicas tienden a repetirse constantemente. Por ejemplo, constantemente estoy recogiendo fotos de todo lo que está pasando. Estoy recolectando fotos de lo que está pasando en España. Y eso es lo que uso como estructura básica, como primera capa, lo que antes eran las referencias arquitectónicas. He usado también una imágenes sobre las revueltas que se produjeron en Estados Unidos sobre la cuestión racial [señala la cubierta del catálogo], y con las fotografías lo que sucede es que te atrapan, te atraen por diferentes motivos, lo que hacen es capturar algo que sucede en un momento concreto.

–Comentó en Villa Iris [impartió el taller de 2015] que el artista es un punto de vista, pero que el cambio social es un asunto de todos. ¿Ve a la sociedad capaz de hacerlo ahora?

–No creo, estamos yendo hacia atrás. En Estados Unidos estamos yendo hacia atrás con Trump. Y con el Brexit, los partidos de extrema derecha en Alemania… ¡El taller ha sido un desastre! [ríe]

Pero todo es una combinación de varias cosas, es un tema muy complejo, porque tenemos esta especie de pasos hacia atrás, pero también tenemos evolución. No te puedes plantear una sola perspectiva, hay pasos en la justicia social, en los deseos de la sociedad… Lo que espero es que las generaciones más jóvenes sean más abiertas, más tolerantes y más inteligentes a la hora de enfrentarse a estos retos, que cada vez hay más.

–¿El arte es siempre político?

–No, no tiene por qué.

-¿Cuánto ocupa el trabajo de investigación, de recopilar fotos y materiales, dentro de su proceso creativo?

-Ahora pinto todos los días, soy una observadora del mundo que me rodea, de lo que sucede, soy una estudiosa del mundo. Ambas cosas van de la mano: la observación del mundo y el trabajo. Cuando era más joven dedicaba más tiempo a la investigación, pero ahora es todo más fluido. Trabajo todos los días, es un trabajo más abierto y no hay tanta planificación conceptual.

-A tenor de sus últimas pinturas, ¿qué camino va a tomar?

-Se ve en las dos últimas pinturas que habéis visto en la sala, para las que he utilizado mucho más color, y una técnica diferente [se refiere, por ejemplo, a la obra ‘Conjured parts (Dresden)’, 2017, que ha terminado hace apenas una semana, y que se refiere a la manifestación de extrema derecha ocurrida en esa ciudad alemana en 2015]. La base de estas piezas son fotos borrosas, también utilizo el collage. Lo que hago es unir y combinar fotografías.

En las obras del SFMOMA se ven diferentes capas con distintas imágenes fotográficas, son imágenes que se yuxtaponen. Ahora mismo estoy muy interesada en esta idea del collage y de la combinación de varias imágenes.

-Sus trabajos se implican con la problemática social −racismo, violencia, totalitarismos−. ¿El feminismo es un asunto que le interesa? ¿Las artistas están bien representadas en museos y colecciones públicas?

-Siempre podría haber más. Como mujer, la lucha contra el patriarcado y la misoginia que puede existir en la sociedad es algo a lo que nos enfrentamos todos los días inevitablemente, y solo por el hecho de ser mujeres. Pero para mí también esto forma parte de esa complejidad de la que antes hablábamos.

-Ha señalado en una frase de gran carga poética en la rueda de prensa: «Hay margen para trabajar en los grises». ¿A qué se refería?

-Me refería a la posibilidad que existe en los vacíos. Se ha hablado mucho de seguir siendo un ser humano, incluso cuando estás esclavizado, y la idea que intento transmitir es que en las pequeñas grietas y en los grises existe todavía la posibilidad de crear, de la invención, de las cosas nuevas, de la creatividad. Y para mí eso es lo más importante, que haya imaginación, deseo, invención, incluso en estos grises, en estos vacíos.

-¿Cuánto le han ayudado las becas para desarrollarse y mantener su carrera?

-El valor de las becas y premios es incalculable, porque no te obliga a hacer otra cosa aparte de tu trabajo, te puedes centrar en tu trabajo. Y que una figura externa te reafirme en tu trabajo te anima siempre a continuar. He sido muy afortunada, y ojalá hubiera más becas y premios de este tipo, cuanto más, mejor, para escritores, pintores… para todo tipo de artistas. Es algo fundamental.

-¿Se siente, de alguna manera, presionada por el mercado a la hora de crear, o de seguir una línea de trabajo concreta?

-No, yo me suelo centrar en mi trabajo, y evoluciono según ese trabajo. Por ejemplo, ha sido un gran apoyo el que he recibido del SFMOMA, porque esto me abre más puertas y posibilidades para seguir explorando nuevas vías. Pero no, no me centro en el mercado, y creo que no debes de hacerlo. ¿Por qué? Porque la gente cambia de opinión y si te apoya económicamente puede ser que no lo haga al año siguiente. Y porque yo quiero evolucionar en base a mi trabajo, y no por lo que piensen los demás.

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