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Apolline es víctima del machismo cotidiano.
Mujeres al borde de un dibujo

Mujeres al borde de un dibujo

La presencia femenina en el cómic es cada vez más significativa, no sólo como argumento o temática, sino cada vez más como autoras

Yexus

Martes, 8 de marzo 2016, 10:05

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La celebración del Día de la Mujer Trabajadora sirve como referente para recordar no solo el creciente papel que juegan las guionistas y dibujantes en el terreno del cómic, sino también la atención que recibe el género femenino como sujeto argumental con aproximaciones sensibles, inteligentes y carentes de prejuicios o tópicos. Todavía candente la polémica suscitada en el Festival de Angouléme por la nula presencia de mujeres entre los nominados al Gran Premio, cabe reflexionar sobre el estado de la cuestión en función de los diferentes contextos geográficos y culturales.

Precisamente en Francia, el mayor mercado europeo, la autoría femenina viene significándose desde que mayo del 68 permitió la transición del cómic juvenil a la categoría de adulto. Existen referentes ineludibles, con la figura de Claire Bretécher a la cabeza, pero también hay que mencionar a aquellas provenientes de nacionalidades ajenas al cómic que consiguen publicar en la capital francesa, como la mediática Marjane Satrapi.

Norteamérica está masivamente representada por la industria del superhéroe, mayoritariamente realizada por hombres y destinada al lector masculino, aunque los rumbos más recientes contemplen títulos dirigidos a jóvenes lectoras realizados por nuevas guionistas o dibujantes, como Batgirl, Ms. Marvel, Fuerza V o Devil Dinosaur and Moon Girl, dibujada por la española Natacha Bustos. Sí que hubo una significativa presencia femenina en los comix underground de los años 70 y existe actualmente dentro del cómic independiente y alternativo realizado en Estados Unidos.

Japón, otro gran productor de historietas

Otro gran productor de historietas es Japón, país donde las mujeres triunfan igual que sus equivalentes masculinos con personajes y series de todos los géneros, aunque esencialmente dirigidas a un lector femenino y a menudo adolescente. En este sentido es inevitable mencionar a Rumiko Takahashi y su best-seller Ranma .

La realidad española durante el franquismo obligó a producir tebeos para niñas con contenidos muy específicos, campo en el que destacó una gran cantidad de autoras casi anónimas. La Transición democrática permitió aflorar a una serie de pioneras con un tono comprometido y reivindicativo, como Montse Clavé o Maricarmen Vila, y durante el boom de los 80 fue la ya mítica revista El Víbora la que acogió un mayor número de autoras, todas caracterizadas por la rotundidad de sus propuestas. Pero es durante el cambio de siglo cuando se registra una paulatina incorporación del elemento femenino al universo del cómic, tanto a nivel creativo como de público lector. Actualmente, cantidad y calidad tienden a normalizar su presencia mientras numerosas creadoras brillan con luz propia en soportes como la novela gráfica, la autoedición o el webcomic. Son nombres como los de Clara Tanit-Arqué, Mamen Moreu, Cristina Durán, Ana Galván, Susanna Martín, Carla Berrocal o Marta Alonso Berná, por citar solo unos pocos.

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