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El contratenor Philippe Jaroussky clausuró anoche la 65 edición del Festival Internacional de Santander.
"El estilo del FIS no cambiará en 2017"

"El estilo del FIS no cambiará en 2017"

Jaime Martín, «orgulloso», afirma que el programa combina «el tiro hecho con la sorpresa»

Lola Gallardo

Jueves, 1 de septiembre 2016, 07:14

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El contratenor Philippe Jaroussky clausuró ayer la 65 edición del Festival Internacional de Santander (FIS) y su director artístico, Jaime Martín, ya tiene dando vueltas en su cabeza la programación de 2017 y 2018. Si todo sigue igual, la columna vertebral del FIS volverá a ser la danza y la música clásica, porque otros eventos como el teatro o la música pop y rock ya tienen sus espacios en Santander, una ciudad «con un gran interés por la cultura viva». La eterna pregunta sobre si volverán las óperas a la programación del FIS vuelve a tener la misma respuesta de años atrás: es muy caro y hay que apostar por traer actuaciones de calidad, o una ópera «y poco más».

Ilusionado con la clausura del FIS con la elegante voz del contratenor Philippe Jaroussky, a quien anoche escuchó en directo por primera vez, Jaime Martín, se mostró «feliz por el público y también por mí». Horas antes de la clausura, repasó el programa, que calificó de «ambicioso», algo que le anima a seguir trabajando en años sucesivos para «mantener la calidad y ofrecer al público espectáculos emocionantes».

El contratenor no fue el único que emocionó al director de orquesta este mes de agosto. También se refirió al concierto inaugural con el director John Elliot Gardiner al frente de la English Baroque Solist y Monteverdi Choir «el primer año que vino Gardiner no llenó y este segundo ha arrasado», explica y repasó cada uno de los espectáculos de música clásica y danza. Entre ellos, también destacó la actuación de la compañía de Antonio Ruiz y Accademia del Piacere, «que puso al público en pie gritando bravo», o la orquesta sinfónica de RTVE con el pianista Joaquín Achúcarro.

Martín se detuvo en el segundo concierto de la orquesta sinfónica de RTVE con música de cine para explicar que esa es la filosofía que mueve al FIS: «Que se acerque el público que no está acostumbrado a escuchar música clásica. Porque escuchar a una orquesta sinfónica tocando la banda sonora de ET o Superman y ver las caras de la gente disfrutando de la música, era lo que yo pretendía», explica. «La música en vivo tiene un gran poder de atracción. Es irresistible y ver la respuesta del público me animó mucho».

Martín se remontó también a la inauguración y el lleno de John Elliot Gardiner. ¿Por qué llenó? «Por que la gente ya había escuchado a Gardiner hace dos años y sabía lo que iba a oír». Algo similar ha ocurrico con la Baltasar Neumman Ensamble Coro y Solistas, que recaló en Santander este año por vez primera y no llenó la sala, pese a su alta calidad. «Nunca estuvieron en Santander y la sala no estaba todo lo llena que esperábamos. Pero la gente que asistió se dio cuenta de que es un grupo fuera de lo común, algo increíble. No me cabe duda de que si vuelven, la gente llenará el Palacio», afirma.

Martín defiende que «hay que programar pensando en los gustos del público, pero también es una responsabilidad nuestra dar a conocer cosas nuevas, siempre que sean de calidad». Por eso, está convencido de que si esta orquesta vuelve llenará, porque hubo gente entre el público que nunca los había escuchado y ahora son fans. «Hay que combinar el tiro hecho con la sorpresa», reconoce sonriente.

La ópera es una pregunta que desde que asumió la dirección artística del FIS se repite cada año. «A mi la ópera me encanta», reconoce Jaime Martín, pero en los últimos años no se ha programado ninguna. ¿La razón? Su elevado coste. «Como músico he dirigido óperas y como público siempre que puedo ver una ópera, voy», explica. Pero traer una ópera al Festival de Santander supone sacrificar el resto de la programación. «Es una ópera y poco más», porque los presupuestos son muy elevados. «Son unos gastos fabulosos», insiste el músico.

En estos momentos, Martín considera que «la programación va acorde a la realidad económica y las cosas que se han traído son de una calidad indiscutible». «En el campo de música barroca, John Elliot Gardiner es de lo mejor que hay en el mundo. Y sobre la Orquesta de Budapest, habrá orquestas parecidas, pero no mejores», afirma.

Martín reconoce que se siente «orgulloso» del FIS este año porque «el público ha disfrutado cada día y la venta de entradas ha ido muy bien». Algo que obedece al «interés por la cultura viva en la ciudad. Santander aprecia la cultura y la música y lo ha demostrado en la taquilla del Palacio». Martín ya tiene en mente los programas del FIS de 2017 y 2018. «El estilo no va a cambiar. Hace poco me preguntaban por qué no incluía en la programación música pop y reconozco que algunos festivales en España combinan la música clásica y pop, pero en esos lugares no tienen el Santander Music». Y es que Martín entiende que «no tiene ningún sentido» que el FIS programe música pop o rock cuando ya se hace a un nivel altísimo en La Magdalena. «Imagina que en la campa de la Magdalena tocan a Mahler y en el Palacio música pop. Cada cosa tiene su público y su espacio. Pasa como con el teatro, que Santander tiene una programación intensa en el Casyc en verano. Es cuestión de buscar cada uno su espacio no luchar unos contra otros». Por eso, la columna vertebral del FIS, en principio, será la música y la danza. Y, a medida que vaya cambiando la ciudad, nos iremos adaptando a las nuevas exigencias».

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