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"El arte debería ser un arma para el entendimiento"

"El arte debería ser un arma para el entendimiento"

Ara Malikian abre este domingo en el Palacio de Deportes de Santander su gira de cinco conciertos en grandes recintos

Pilar González Ruiz

Sábado, 3 de septiembre 2016, 07:44

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Ha celebrado por todo lo alto sus quince años de carrera, aunque su vínculo con la música es anterior. Ara Malikian (1968, Beirut) es, probablemente una de las caras más conocidas de la música clásica. Quizá porque ha sabido reinventar un género alejado del público para convertirlo en algo cercano, accesible e incluso divertido. Sin engolamiento pero manteniendo el virtuosismo. Por su violín pasan igualmente Radiohead o Manuel de Falla y sus numerosísimos conciertos congregan a personas de todos los perfiles.

En su apuesta por nuevas fórmulas ha decidido convertir en teatros cinco pabellones y plazas de toros con el objetivo de colgar el cartel de completo en esos recintos de gran aforo. Entre su selección de escenarios está el Palacio de Deportes de Santander, donde actuará, acompañado por una orquesta sinfónica, el próximo domingo, a partir de las 21.30 horas.

- Tiene previsto llenar plazas de toros y pabellones. ¿Quiere ser una estrella de rock?

- Bueno, estrella no, sólo sigo siendo un músico. Hemos hecho una gira de dos años por todo el mundo y queríamos acabar a lo grande para agradecer al público su respuesta.

- Y ha decidido hacerlo en espacios de gran aforo

Hemos pensado estos cinco conciertos como algo diferente; habrá orquesta sinfónica, y los disfrazaremos teatros con butacas, un escenario, moqueta.Será un lugar cambiado. Para mí es muy emocionantes y voy a intentar transmitir lo que siento tocando.

- ¿Está ante uno de sus mayores retos?

- Sí que grande, no sé si el más. No lo pienso porque el más importante siempre es el siguiente.

- Esta gira es un punto y aparte en la celebración de sus quince años. ¿Qué hará después?

- En realidad, voy a seguir haciendo lo mismo. No habrá parón como tal. Cuando acabe la gira sacaré el nuevo disco, que ya está grabado, y a partir de noviembre o diciembre comenzaré a girar con ese trabajo. Y mientras, nos vamos Latinoamérica. No vamos a parar.

- ¿Con hasta cuatro conciertos a la semana le ha dado tiempo a meterse al estudio?

- Sí, y a componer. Lo grabamos este verano y es algo diferente porque será mi primer disco con temas propios.

- ¿A qué sonarán sus composiciones propias?

- Tengo suerte de viajar mucho y de poder tocar con diferentes músicos, estilos, culturas y géneros. Esto se va a reflejar. Hay clásico, música de mi tierra, libanesa, armenia, y cosas que he descubierto de música española o sudamericana, más contemporánea, un poco de rock

- Pero no es la primera vez que crea sus temas

- Siempre he compuesto pero nunca tan en serio. Lo he hecho para algunas ocasiones, pero es la primera que me tiro.

- ¿Entre las cosas que le han motivado está también la paternidad?

- Eso influye sobre todo en la vida personal y es una cosa maravillosa. Nunca había sido padre antes. Profesionalmente no lo sé. Le dediqué un tema a mi hijo ('El Vals de Kairo') que cuando empieza a hablar dice cosas raras y a partir de ellas di forma a una canción.

- ¿En sus constantes viajes ha sentido la universalidad de la música?

- Absolutamente. Hay dos cosas universales que le llegan a cualquier ser humano: la música y la sonrisa. Con esas dos cosas uno se entiende. Yo estaré en China sin poder hablar pero en el momento de hacer música, diálogamos y nos entendemos. Es lo que pasa cuando viajas haciendo conciertos. El público se emociona, cada uno a su manera.

-¿Esas herramientas deberían servir para romper los límites crecientes del mundo?

- Sin lugar a dudas. Estoy convencido de que la música y el arte son la única manera de sensibilizar a las personas. No tienen el poder de parar una guerra pero sí de influenciar a las personas que están detrás o luchan en ella. Ojalá ayude a hacerles cambiar de opinión.

- ¿Nos falta sensibilidad?

- Sensibilidad y respeto. Necesitamos aceptar que somos diferentes, que podemos tener otras creencias y opiniones y convivir.

- El arte es una de las pocas tradiciones que no se ha convertido en un arma

- Bueno, no se ha convertido pero debería serlo. En muchas circunstancias sí que ha sido una ayuda. Es el único camino hacia el entendimiento. También de las religiones que son maravillosas, algo tan místico y espiritual, pero no entiendo por qué tanto fanatismo y tantos crímenes en su nombre.

- ¿Los artistas deberían tener más compromiso con las causas sociales?

- No deberíamos, es que es una obligación. Tenemos que hacerlo. Podemos llegar a muchas personas y sensibilizarles. Podemos cambiar a mejor el mundo en el que vivimos

- ¿Usted se siente activista de ese cambio?

- Yo lo intento. Obviamente no es fácil. Cada uno lo hace como puede. Unos son más poderosos que otros. Pero deberíamos poner nuestro granito de arena. Se puede conseguir.

- Ahora se ha implicado activamente con los refugiados

- Sí, con Acción Contra el Hambre para ayudar a los refugiados sirios del Líbano. Son casi dos millones y llevan muchos años sufriendo. He visitado los campos de refugiados y es una situación muy difícil. De los conciertos que vamos a ofrecer, hay una parte que se va a recaudar para ellos pero lo importante no es el dinero, sino hablar del tema, informar a la opinión pública, dejar claro que los refugiados no son una amenaza para Europa. Han perdido su vida, su trabajo su casa, lo han perdido todo y están amenazados, pero son personas como nosotros.

- El miedo a la diferencia parece crecer cada día

- Eso es lo más preocupante. Hoy en día lo que más tenemos que aceptar y trabajar es la información, el respeto a las diferencias.

- ¿Y educar de otro modo?

- Por ahí pasa todo. La educación es algo muy importante en lo que todo empieza. Es lo fundamental.

- ¿Su trabajo exige aprendizaje continuo?

- Absolutamente. Si dejas de aprender y crecer, el final está muy cerca. El artista o cualquier ser humano, si pensamos que hemos tocado techo, nos equivocamos. Yo me siento feliz porque tengo tanto aún que aprender, que ver, que crecer. Todo lo hago con mucha ilusión.

- ¿Cuántas horas dedica al día al violín?

- Dedico al violín todas las horas del día. Todo lo que hago tiene que ver con él. ¡Mi hijo se queja! (ríe). Incluso los viajes son por el violín. Hoy día intento sacar momentos entre uno y otro, pero necesito dos horas al día al menos para estudiar y mantener la forma.

- ¿Mantener la forma?

- Cosas técnicas, agilidades, sensaciones y después llega el trabajo artístico. Hago yo mismo de preparador físico

- ¿Tiene un amplio equipo alrededor para organizarse?

- Por suerte sí. Es muy importante poder confiar en personas que te apoyan. Desde hace dos años tengo un equipo que me respalda, me escucha y me siento muy a gusto y eso se refleja en la música.

- ¿Y usted ejerce como jefe o director de orquesta en ese equipo?

- No, no me siento director. Me da pavor. Soy el músico. Nunca me ha gustado dirigir ni mandar. Yo toco con mis compañeros que están en el escenario y cada uno puede aportar lo suyo en libertad. Puedo escuchar a todo el mundo. Es importante aprender de todos

- Su grupo parece haberse consolidado

- Con los años se está quedando la gente con la que más confianza tienes. Es importante que te inspiren y te aporten. Somos felices juntos

- ¿Y se divierten tanto como se observa desde fuera del escenario?

- ¡A veces incluso más!

- ¿Es elitista la música clásica?

- Sí, por desgracia sí. Eso ha hecho mucho daño. Una de las razones por las que hacemos estos conciertos es que siempre he tenido una espina. He escuchado otros tipos de música y me ha molestado que el pop o el rock tengan miles de personas y la clásica no. Nunca lo he entendido. La música clásica no es peor, eso es obvio, pero no sé por qué no llegamos y tenemos un público cerrado y pequeño con poca gente joven. Por eso salen estos conciertos. En estos sitios, tan grandes, pueden entrar más de 10.000 personas y es emocionante tocar obras de Falla o Bach delante de toda esta gente. Quiero demostrar que Vivaldi puede llegar a las masas

- ¿Cree que le entienden sus compañeros de profesión?

- Creo que sí. Todo está cambiando mucho. Se están sintiendo amenazados. Cada vez es más difícil mantener una orquesta o una programación y algo hay que hacer. Cuesta mucho cambiar la ideología pero algo se está moviendo.

- ¿A qué se hubiera dedicado en caso de no haber cogido un violín?

- Nunca lo he pensado. Siempre he hecho esto y me sentiría muy triste sin el violín. Soy un buscavidas, algo habría surgido.

- ¿Cuántas entrevistas cree que ha hecho?

- (Ríe). ¡Mejor no pensarlo! Al final intentas hacer lo mismo que con la música y no contar las mismas cosas.

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