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Kike Lázaro y Diego López, integrantes de Stock. El grupo reinosano surgió hace cuatro años. Javier Cotera

Lanzados hacia el éxito

Los reinosanos Stock, ganadores del Música Joven 2017, actuarán el próximo sábado, día 9, en Escenario Santander

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Jueves, 7 de diciembre 2017

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«Lo tengo decidido, no volveré a echar la vista atrás», canta Stock en su último single, ‘Decidido’. Y es que estos cuatro jóvenes de Reinosa apuestan muy fuerte por su vocación musical. Con más de doscientos conciertos a sus espaldas, su último paso en el difícil camino hacia el éxito fue la victoria en el concurso Música Joven de Cantabria, en el que se llevaron el primer premio en la categoría pop-rock. Este sábado actuarán en Escenario Santander junto a los ganadores en la sección metal, Minnima, y el supergrupo Corizonas.

Stock es un proyecto fundado en Reinosa en 2013 por Adrián Pereira, Kike Lázaro Gutiérrez, Pablo Ibáñez y Diego López.

De los cuatro, sólo Diego había tocado antes en otros grupos, como Los Colocados o Simiosis. Hasta que un día los amigos de su hermano pequeño le invitaron a su local de ensayo. Enseguida conectaron, y pronto llegó la primera decisión importante: «Teníamos un concierto y había que ponerse un nombre rápidamente», recuerda Diego. «Poner nombre a un grupo es lo más difícil, mucho más que hacer canciones. Pero siempre nos ha gustado mucho Quique González, y tomamos el nombre de una canción ‘Restos de Stock’, que luego abreviamos sólo a ‘Stock’«, desvela Kike. «Es que la otra opción era ‘Peor todavía’…», aclara Diego.

La gala de los ganadores

Habrá varios conciertos de los ganadores del Certamen de Música Joven de Cantabria 2017. Actuarán Minnima, Stock y Corizonas. Será en Escenario Santander, el día 9, a las 21.00 horas, con entrada gratuita.

Los principios serían complicados, pero «siempre tuvimos claro que la mejor forma de darnos a conocer era tocar y tocar. Y además lo pasamos muy bien haciéndolo», explica Kike. «Como nadie nos va a venir a buscar al local, hay que tocar todas las puertas», añade Diego.

Con esa filosofía, en tres años y medio de trayectoria han conseguido ofrecer más de doscientos conciertos. Han tocado en Rock en la Feria, en el Palacio de Festivales, con Rulo y la Contrabanda, Los Zigarros, La Fuga… Y desde la más absoluta independencia: «Ni siquiera tenemos mánager, todo lo que hemos conseguido ha sido por nuestros propios medios. Al final, el trabajo se ve recompensado», apunta Diego. «Tenemos claro que esta es nuestra verdadera vocación y luchamos para poder dedicarnos a esto; luego puede salir o no, pero no va a ser por no haberlo intentado». Y en los últimos meses, parecen estar en racha. Desde que el año pasado ganaran el Santander Joven, le han seguido el Movember en 2017 y la participación en Central Park Santander.

Antes, en 2014, habían grabado ‘Cuando todo va bien’ en el estudio de Nando, de La Fuga, y lo publicaron ellos mismos, en la mejor tradición independiente; reunían canciones muy distintas, con influencias de rock and roll, del folk americano o cortes más pop. En 2016 repetirían experiencia, esta vez con Fernando Macaya a los mandos, y las sensaciones serían completamente diferentes: habían encontrado un sonido propio.

«No estamos cómodos con las etiquetas, hacemos pop-rock en un sentido amplio». Sus referencias combinan género y épocas, y van desde el indie nacional –Leiva, Sidecars– al rock americano: The War on Drugs, Tom Petty, Ryan Adams… «Para crear te tienes que regar –aclara Diego–, yo he escuchado toda la vida música muy variada, desde AC-DC a Quique González; nuestro sonido es una combinación de todo eso».

Las dificultades, como siempre, están en hacerse oír. Sobre todo porque los canales tradicionales están colapsados. «En la radio actual sólo hay dos opciones: o los hits de toda la vida, que ya estás cansado de escuchar, o el tema ‘meneíto’. Y luego hay tantísima música para la que no queda espacio…», se lamenta Diego. «Ni siquiera los grupos famosos como Vetusta Morla suenan prácticamente en las emisoras comerciales, así que imagina los que comienzan. Y después hay grupos importantísimos que si no fuera por spotify nunca los habríamos escuchado. Pero para un grupo emergente, no sonar en la radio te cierra muchas puertas».

«Ni siquiera hay espacios musicales en televisión, como en los años ochenta –añade Kike–; porque ‘Operación Triunfo’ o ‘La Voz’ no son programas de música, son ‘realities’».

Sin embargo, consideran que, a pesar de todo, el momento musical es bueno en España: «Aunque se le llame a todo ‘indie’ y en el fondo sean muy diferentes, hay mucha calidad, en una onda muy diferente a lo que se escucha en la mayoría de las emisoras».

La seña de identidad de Stock, además de su fuerza sobre el escenario, son unas canciones tan pegadizas como cuidadas. «Para mis letras, suelo rascar un poco ahí donde duele: historias que te han pasado, cosas que añoras…», explica Kike. Habitualmente, él compone las canciones, con su guitarra acústica, «y luego envío a los demás una grabación ‘cutre’, de móvil, para que cada uno pueda aportar cosas».

Pero se reparten los papeles a conciencia. «Yo por ejemplo me encargo de los arreglos, porque si me pusiera hacer letras podría liarla. Si cada uno se centra en lo que sabe hacer bien todo queda más profesional. No es buena idea que en un grupo todos quieran hacerlo todo». Su camino hacia el éxito está lleno de anécdotas, desde el día en que el batería casi se pierde un concierto en Burgos tras una noche de jarana –la broma, en forma de taxi, acabaría saliéndole bastante cara–, hasta cuando se improvisaron un concierto callejero en Madrid y terminaron vendiendo una docena de discos y con la funda de la guitarra llena de monedas. Incluso se han permitido rechazar las ofertas de algunas discográficas, porque no las consideraron justas. Integridad y energía para una banda para la que cada concierto significa convertir a nuevos incondicionales.

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