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Jesús Herrero y su novia Alba, con la alianza de compromiso.
Victoria y matrimonio

Victoria y matrimonio

Jesús Herrero, ganador de la Ultramaratón, le pide a su novia Alba que se case con él nada más cruzar la línea de meta

Rafa Torre Poo

Domingo, 21 de mayo 2017, 11:50

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Lo tenía todo planeado. Pero sólo lo sabía él. Ni su familia, ni la de su novia. Tampoco sus amigos. Debía ser una sorpresa. A lo grande. Solo necesitaba que «todo saliera redondo». Y así fue. Jesús Herrero, natural de Carrejo, no dejó ningún cabo suelto. Primero tenía que ganar por segunda vez la Ultramaratón. Después, iba a pedirle matrimonio a su novia. Delante de todo el mundo.

¿Y si no conseguía la victoria? «No sé si lo hubiera hecho», confiesa tímidamente por teléfono mientras descansa en la cama de la paliza de los 113 kilómetros que ha recorrido desde la noche del viernes hasta el mediodía de ayer sábado. Primero tenía que dosificar. No malgastar balas, como le sucedió el año pasado cuando su pecado fue salir demasiado rápido. Pero si conseguía la victoria necesitaba, al menos, un anillo de compromiso. Tampoco ese era el problema. «Como vivo en Carrejo y la carrera pasa por aquí justo antes del final, lo dejé en un sitio secreto», confiesa entre risas. El viernes, antes de tomar la salida, se dirigió a su escondrijo y escondió una cajita con la alianza y una flor.

Nada más tomar la salida, Herrero vio como los más rápidos se le escapaban. No se preocupó. Ni siquiera los veinte minutos que le llegaron a sacar le inquietaron. Su preparador y amigo, Tino Zaballa (ganador del Soplaoman), le había diseñado la estrategia. En Bárcena Mayor les dio alcance y se fue en solitario.

Jesús disponía de bastantes kilómetros por delante para soñar con su gran momento. «Alba ha sido mi motivación durante todos los entrenamientos». Por eso tenía que ser en una carrera donde le pidiera matrimonio.

Ya en Carrejo, con una ventaja suficiente sobre el segundo como para poder parar, se detuvo para recoger la cajita y la rosa. La primera la metió en la riñonera donde llevaba las botellas de agua y la segunda se la introdujo dentro del buzo, por lo que llegó «algo chuchurría tras la noche y también por el sudor de mi cuerpo».

Sonriente y con los brazos en alto se llevó la ovación del público, que aún desconocía sus intenciones. Se daba, además, la circunstancia de que es el único participante en esta modalidad que ha conseguido el triunfo en dos ocasiones.

El primero en 2015 y el segundo ayer. El locutor le pasó el micrófono para que contará su experiencia deportiva. Tras dar las gracias por el apoyo recibido, desplegó su segunda parte del plan. Llamó a Alba, que estaba al otro lado de las vallas, para que se acercara junto a él. Ella, cariacontecida, no daba crédito. Primero sacó la flor. Se la entregó. Y después abrió discretamente la cremallera, sacó la cajita y, como en las películas, preguntó: «¿Te quieres casar conmigo?». Alba, en un primer momento, no respondió. El abrazo y los largos besos que se dieron lo hicieron por ella. Después se lo confirmó al locutor, que hizo de testigo improvisado. Una bonita escena de amor entre los «¡oh!» de los espectadores, que aplaudieron emocionados uno de los gestos más llamativos que ha dejado Los 10.000 del Soplao en sus once ediciones.

Jesús Herrero confiesa que el de ayer fue «el día más feliz» de su vida. Había conquistado sus dos grandes retos. Salir victorioso por segunda vez de su lucha contra el Infierno Cántabro y lograr el compromiso de su novia Alba para compartir la vida juntos.

¡Que vivan los novios!

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