Borrar
La subida al Monte Oiz tiene cinco kilómetros finales con rampas similares a las de los puertos más duros del Tour o el Giro. Maika Salguero
Cantabria lucha por una etapa de la Vuelta
Ciclismo

Cantabria lucha por una etapa de la Vuelta

El Ejecutivo autonómico ha solicitado a Unipublic una etapa, pero todo apunta a que el recorrido, no contempla, al menos por el momento, el paso por la comunidad | Praeres de Nava y Oiz, en Asturias y País Vasco, posibles novedades estelares de la ronda en 2018

Aser Falagán

Santander

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Jueves, 16 de noviembre 2017, 07:09

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Unipublic trabaja para cerrar el recorrido de una Vuelta a España 2018 en la que Cantabria no tendría el protagonismo del año pasado. El Gobierno autonómico ya se ha dirigido a la empresa organizadora de la ronda para solicitar una etapa, pero no será sencillo encajarla. Las jornadas en Asturias, Burgos y País Vasco y el día de descanso previsto estrangulan esta posibilidad. Una de las opciones que se han barajado fue la de un final en Santoña, descartada este mismo miércoles por su propio alcalde, Sergio Abascal. En el itinerario provisional que de forma no oficial ha trascendido hasta ahora no hay ningún paso por Cantabria.

Aunque consciente de que no podrá contar de nuevo con dos etapas, el Ejecutivo cántabro sí que ha solicitado que la Vuelta pase al menos un día por Cantabria. Pero de momento no ha recibido una contestación oficial ni lo tendrá sencillo. Después de las etapas de Santo Toribio y Los Machucos no se repetirá el mismo esfuerzo económivo efectuado en el Año Jubilar 2017 y salvo cambio de planes, la Vuelta no tendrá protagonismo en las carreteras cántabras

Lo que sí hará la ronda española, fiel a su filosofía, es descubrir nuevas cimas. Desde que nació, el ciclismo tiene un efecto secundario: asfalta carreteras. Todas las grandes carreras han abierto caminos. El Tour, pionero casi siempre, inventó en 1910 una ruta por el Tourmalet que es hoy un templo de este deporte. La París-Roubaix desempolvó los viejos senderos adoquinados por donde acudían los mineros a las galerías y alicató con ese pavés 'El infierno del Norte'. La Vuelta es fiel a esa tradición y tiene vocación de asfalto. No hay edición sin un descubrimiento. Los Lagos de Covadonga, el Angliru y el año pasado Los Machucos, una nueva cima cántabra para la ronda española que desde que El Diario Montañés anunció que se iba a convertir en final de etapa causó una gran expectación. Ese mismo efecto persigue el director de la Vuelta, Javier Guillén, descubriendo para el ciclismo de élite dos nuevas cimas: Les Praeres de Nava y el Monte Oiz.

El recorrido de la Vuelta se desvelará el 13 de enero en Estepona y Unipublic nunca adelanta de forma oficial los recorridos, más allá de la información pública de que arrancará en Málaga el 25 de agosto y concluirá en Madrid del 16 de septiembre. Sin embargo, ya se sabe con certeza que lo hará por el País Vasco y Asturias, y fuentes cercanas a la organización descartaban hace ya semanas el paso por Cantabria.

Es probable que se suban los Lagos de Covadonga y el citado nuevo puerto nuevo, Les Praeres de Nava. Y también que una nueva etapa salga de Cangas de Onís, pero con destino a Castilla y León. Después una posible salida en Burgos, la etapa en Bilbao, otra desde Getxo con final en Oiz y una jornada de descanso dejarían fuera a Cantabria.

Novedades

En cuanto a las posibles nuevas cimas, la primera de ellas es una subida incrustada en la N-634 que necesitaría acondicionarse para que pasara la Vuelta (como ya se hizo, por ejemplo, con el Angliru y Los Machucos). Les Praeres de Nava tiene unos accesos y recorrido muy complicados, pero Guillén ya insinuó en público en su momento que estaba dispuesto a llevar allí al pelotón si el Principado actuaba sobre la carretera. Les Praeres cuenta con cerca de cinco kilómetros de ascensión desde Piloñeta y un 13,5% de desnivel medio. El tramo más duro, superior al 20%, se concentra en la parte final.

El Monte Oiz, por su parte, es una montaña con varias vertientes, todas espectaculares. Sus últimos cinco kilómetros, sobre hormigón y con los aerogeneradores de la cima a la vista, son parientes del Angliru, con rampas que alcanzan el 25%. Eso sí, el piso necesita en algunos tramos, como ocurre en Praeres, una nueva capa de brea. La organización no ha desvelado si la ascensión será por Durango (más llevadera) o por Guernica, la más espectacular y la preferida por los diseñadores de este recorrido promovido por la Diputación vizcaína.

Las antenas que coronan el Oiz están clavadas a 1.019 metros de altitud. Gernika está prácticamente al nivel del mar. Es, por tanto, un kilómetro de desnivel. Un puerto de verdad. El inicio, por Ajangiz y Urruchúa, es suave. Buena carretera. Paisaje. Vizcaya interior. Caseríos impecables. En 14 kilómetros se alcanza el Balcón de Vizcaya. Y ahí, un cartel invita a atreverse con el Monte Oiz. Cinco kilómetros de desmesura. Una sucursal resumida del Angliru. Un primo cercano de Los Machucos. Todo cambia en ese giro. De asfalto a hormigón, la tarima por la que subieron los camiones que montaron la hilera de aerogeneradores que cosen la cima. Molinos de viento. Energía. Hará falta. El primero de esos cinco últimos kilómetros es al 14% de media. Brutal. El segundo se le parece: 13%. Y los otros tres también duelen: 11, 12 y 9%. Son paredes a la altura del Angliru. En el coloso asturiano sólo el kilómetro que contiene la rampa de la Cueña de las Cabres está por encima. Al 17%. A la dificultad de la subida hasta Oiz se suma el estado del firme, cuarteado a ratos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios