Borrar
Federico Magallanes
Absuelven al exracinguista Magallanes de maltrato y vejaciones a su exnovia

Absuelven al exracinguista Magallanes de maltrato y vejaciones a su exnovia

La sentencia sostiene que «todo el testimonio» de la mujer es «muy dudoso, con lagunas e incoherencias», y puede responder a «motivos espurios»

c. de la peña

Martes, 5 de julio 2016, 07:18

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

A la juez Adela Morales, titular del Juzgado de lo Penal 5, le ha resultado muy «extraño» todo el relato de la exnovia del exracinguista uruguayo Federico Magallanes González, una denuncia por la que el Pelusa se enfrentaba a 17 meses de prisión, 5 años de alejamiento y prohibición de comunicarse con la mujer y 15 días de localización permanente. Tan raro le ha parecido lo que contó en el juicio celebrado hace poco más de una semana, que no se ha creído ni palabra de su testimonio y ha absuelto al acusado, una decisión que puede ser recurrida ante la Audiencia de Cantabria.

La excompañera sentimental del jugador lo denunció por tres episodios de maltrato físico y verbal ocurridos en abril, mayo y junio de este año, una acusación que mantuvo durante el juicio. El futbolista lo negó todo y aseguró que su exnovia lo acusó «por despecho», porque le había dicho que quería romper la relación.

Ahora, la magistrada pone en duda el testimonio de la supuesta víctima, la principal prueba de cargo, en la que observa «importantes contradicciones e imprecisiones», además de «lagunas e incoherencias», que hacen tambalearse la acusación. La juez cuestiona también las declaraciones de los testigos que «han incurrido en numerosas contradicciones».

La mujer denunció que a las cuatro de la madrugada del pasado 3 de abril, cuando regresó al domicilio, Magallanes la agarró del moño, la arrastró por la habitación y la propinó patadas y puñetazos que marcaron su cuerpo. Aseguró que un mes después, cuando regresó al piso a recoger las llaves, el exfutbolista la llamó «puta y borracha» y relató un último episodio, el 4 de junio, en la calle Peña Herbosa, en la que supuestamente la agarró del brazo con fuerza. A pesar de la gravedad de lo ocurrido, la mujer no acudió al médico ni denunció los hechos por «miedo», según dijo, aunque sí tomó fotografías de su cuerpo amoratado. La acusación la formuló dos días después del incidente en la calle. A la magistrada no le resulta extraño que una víctima no acuda al médico, ni que oculte las lesiones a familiares o amigos o mienta sobre cómo fueron causadas. De lo que sospecha en este caso es de que, si tanto miedo tenía la joven, acudiera al domicilio del acusado a recoger unas llaves, «cuando podría haberlo evitado fácilmente» y que, dos meses después, tras un «incidente menor, como es pasar por delante de un bar», que podría haber evitado «si estaba tan atemorizada», denunciara.

También la resulta «muy raro» a la juez que si, tal como describe la denunciante, en la madrugada de autos «gritaba como una loca mientras él más le pegaba, y ella seguía gritando», ningún vecino escuchara nada. Y se sorprende de que tras la paliza, llorando, despeinada, magullada y en estado de gran nerviosismo, cogiera un taxi y el conductor que la trasladó desde Valdeonoja hasta la casa de su madre en Nueva Montaña, no se ofreciera a ayudarla, máxime cuando escuchó cómo contaba por teléfono todo lo sucedido. La juez no entiende cómo la acusación no ha llevado a declarar a ese conductor, un «testigo absolutamente objetivo», al que ni siquiera se ha intentado localizar.

Luego está la cuestión de las fotografías que la exnovia supuestamente tomó tras la paliza. La sentencia subraya que se trata de unas fotocopias en blanco y negro de unas fotografías sin fecha de diversas extremidades de lo que parece un cuerpo femenino, porque no aparece la cara, y en las que pueden apreciarse «lo que parecen ser unos hematomas». La juez cree que la denuncia puede responder a motivos espurios.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios