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"No concibo vivir sin fútbol"

"No concibo vivir sin fútbol"

El central José Moratón, que marcó al Atlético de Madrid el tanto que devolvió al Racing a Primera División, es actualmente el entrenador del filial verdiblanco

adela sanz

Miércoles, 22 de marzo 2017, 07:13

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José Moratón y el fútbol. O el fútbol y José Moratón. El orden de factores no altera este binomio que tantas alegrías ha dado al deporte rey en Cantabria. El balón siempre estuvo ahí. «Desde muy pequeñito lo recuerdo en mi vida», reconoce el defensa central que marcó un gol al Atlético de Madrid y devolvió al Racing a Primera División en una tarde difícil de olvidar para los verdiblancos.

Ni él es capaz de recordar cuándo comenzó su idilio con el fútbol. «Debía de tener alrededor de cuatro años. Me encantaba ver en la televisión el programa Estudio Estadio y, como todavía no sabía leer, les pedía a mi padre o a mi madre que me leyesen los resultados de los partidos». Entonces las tardes las pasaba en la pista con la pelota, «era salir del colegio y allí pasaba todo el día», hasta que entró en el equipo de su barrio: el Benidorm. «Jugaba con gente algo mayor que yo. Si hay algo que siempre recuerdo de esa etapa es a mi entrenador Juanjo, que sólo tenía una pierna pero era alucinante».

En plena adolescencia Moratón llegó al Racing. «Entré con 14 años. Fui pasando todas las reválidas hasta que con 16 o 17 años me encontré con Manolo Preciado. Ahí me di cuenta de dos cosas: esto iba en serio y realmente había una persona que confiaba mucho en mí».

En ese momento el central descubrió que, además de disfrutar dando patadas al cuero, también podría vivir de él. «No sé si es el fútbol, la edad, que maduras o un poco todo, pero cambia mucho tu vida. Hasta ese momento estaba acostumbrado a quedar con mis amigos todo el día. A partir de entonces tuve que dejar de lado algunas cosas, aunque después ese sacrificio se ha visto recompensado con creces», añade.

Ya en el juvenil de División de Honor con Preciado, le llamaron para jugar media temporada en el Racing B de Miguel Bielva en 1997. Al año siguiente Nando Yosu, otro ídolo verdiblanco, «me dio la oportunidad» en un Racing-Tenerife que se jugó en El Sardinero. «Fue un día muy feliz. Eran muchos años esperando esa oportunidad», así que el defensa central no la desperdició: «Me puse a calentar y me llamó Nando. Esa carrera hasta el banquillo fue la más rápida que hice nunca. Con los nervios del momento le pregunte a Yosu: ¿Qué tengo que hacer? ¡Comerte la hierba!, me respondió».

En el verano de 2001 se incorporó a la primera plantilla del Racing, con la que disputó 136 partidos en Primera División y 32 en Segunda. «He podido dedicarme a lo que más me gusta y, sobre todo, en el club de mi tierra. Es cierto que he tenido malos momentos, como todos, y es que el fútbol te da muchos sinsabores, pero sin duda merece la pena». A los 31 años Moratón colgó las botas tras una temporada en la Unión Deportiva Salamanca, pero el fútbol no le dejó abandonarlo.«Siempre me han dicho desde que era jugador que tenía madera de entrenador». Así, el defensa encontró en los banquillos la siguiente parada. «Estoy disfrutando mucho de la etapa. Hago mi trabajo y, después, el futuro ya lo dirá el tiempo», asegura el actual entrenador del Racing B, cuarto clasificado en la Tercera cántabra y con muchas opciones de jugar el play off de ascenso a Segunda B.

El técnico sigue añorando su vida de futbolista, «el entrenar, salir a competir, el gusanillo que tienes el día antes de jugar un partido, trabajar toda la semana para ir a un estadioEso se echa de menos porque desde el banquillo se vive de una forma diferente». Moratón está rendido al fútbol. «No concibo vivir sin él, pero no me planteo lo que sucederá a continuación de estar en un banquillo». Desde el vestuario del filial reconoce que «hay mucha diferencia» de la época en la que él era una promesa racinguista a la actual: «Es muy distinto, pero viene un poco por el ritmo de vida que llevamos y la repercusión que tiene ahora el fútbol es muy diferente a la de entonces. Eso se refleja en la cantera».

Lo importante es que «la esencia del fútbol sigue siendo la misma», sólo hay que cuidar un poco la aceleración, ya que «cantera y prisas son términos incompatibles».

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