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Bale recibe la felicitación de Cristiano.

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Bale recibe la felicitación de Cristiano. Giuseppe Cacace (Afp)
Mundial de Clubes | Semifinales

Bale resuelve el despropósito

El galés, que marcó nada más saltar al césped, rescata otra vez al Real Madrid en un partido sorprendentemente sufrido y con un VAR polémico

Óscar Bellot

Madrid

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Miércoles, 13 de diciembre 2017, 04:13

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El Al Jazira, campeón de la liga de Emiratos Árabes Unidos, anfitrión y revelación del Mundial de Clubes tras apear primero al neozelandés Auckland City, campeón de Oceanía, y después al japonés Urawa Red Diamonds, el de Asia, será el obstáculo a superar este miércoles por el Real Madrid en su asalto al que sería su tercer entorchado planetario -el sexto si se tienen en cuenta las tres Intercontinentales- y el quinto título de un año en el que añadió a sus vitrinas la Liga, la Champions, la Supercopa de Europa y la Supercopa de España y en el que únicamente se le escapó la Copa del Rey. La competición, que sucedió a la Copa Intercontinental, es a la vez un premio y una posible trampa para el campeón del viejo continente, que tiene poco que ganar y mucho que perder si no se adjudica un triunfo que por su mayor calidad, nombre e historia tiende a darse por descontado pero que no es tan fácil de materializar sobre el césped, como comprobaron los blancos el año pasado en Yokohama, donde el Kashima Antlers llegó a tenerle contra las cuerdas y le obligó a disputar una prórroga en la que sí se impuso el mayor talento de los pupilos de Zinedine Zidane.

Grabada en la mente de los integrantes de la plantilla del Real Madrid está la trabajada victoria ante el peleón cuadro nipón, certificada con un tanto de Benzema y un 'hat-trick' de Cristiano Ronaldo. El exceso de confianza es el peor enemigo cuando de afrontar un duelo ante un adversario casi desconocido se trata. De ahí que en cada declaración se hayan encargado de puntualizar que en fútbol no hay rival fácil. «Vamos a darlo todo», prometió este martes Marcelo, que recalcó que se trata de un torneo «muy importante» ya que la obligación de quienes visten la elástica blanca es «luchar por todos los títulos» que disputan. Coincidió el segundo capitán con Sergio Ramos, quien nada más aterrizar en Abu Dabi ya remarcó que tienen «muchas ganas e ilusión» por la oportunidad que se les presenta de «regalar un título más» a su afición y que la afrontan «muy motivados» y con la moral reforzada tras la contundente goleada al Sevilla el pasado sábado. «Es el partido del año para ellos y sabemos que será complicado», advirtió por su parte Zidane la víspera del choque ante el Al Jazira, demandando concentración en base a pasadas experiencias.

Mantuvo el técnico galo, que podría rubricar su segundo triplete internacional, la duda sobre si Varane y Bale contarán con minutos ante la escuadra emiratí. «Vamos a ver si juegan», se limitó a señalar, aunque puntualizó que llevan dos días entrenando «bien» y se mostró «contento de tener a todos». Lesionado la semana pasada ante el Borussia Dortmund, el central galo se ha recuperado a marchas forzadas, pese a lo cual Zidane le alineará de inicio ante el Al Jazira, acompañando a Nacho en el eje de la zaga. Sergio Ramos, protagonista del Mundialito de 2014 con un gol en las semifinales y otro en la final, sufrió molestias en el gemelo durante la sesión del lunes y se quedará en el banquillo. El galés parece totalmente restablecido de sus problemas en el sóleo, pero la falta de confianza en su físico, que sólo le ha permitido disputar 30 minutos de competición en dos meses y medio, le mantendrá sentado de inicio.

Cuidado con las cartulinas

Pese a que las dos victorias más solventes del presente curso se produjeron cuando dio paso a un 4-4-2 clásico con Lucas Vázquez y Marco Asensio como extremos, Zidane recuperará su medular de más confianza, con Casemiro como ancla, Kovacic y Modric como volantes e Isco como enganche con mucha libertad de movimientos. Arriba, Cristiano Ronaldo, que como Kroos aspira a convertirse en el primer futbolista que gana cuatro veces el Mundialito, y Benzema serán los encargados de romper la defensa del Al Jazira.

Ese será precisamente el gran reto del Real Madrid ante el conjunto que tiene como dueño al jeque Mansour bin Zayed, hermano del emir Sheikh Jalifa Bin Zayed y propietario también del Manchester City, entre otras escuadra repartidas por el globo. Entrenado por Ten Cate, ganador de dos Ligas y una Champions en su etapa como ayudante de Frank Rijkaard en el Barça y devoto de la escuela holandesa, aunque las limitaciones de su plantel le hayan obligado a adoptar un estilo de juego propio del 'Catenaccio'. Resguardarse atrás y aprovechar sus escasas llegadas fueron las máximas que aplicó para vencer al Auckland City y al Urawa Red Diamonds, hoja de ruta que mantendrá ante el Real Madrid.

El marroquí Mbark Boussoufa, curtido en la cantera de Ajax y Chelsea y que conoció sus mejores días en el Anderlecht, y el brasileño Romarinho, que ganó el Mundialito en el Corinthians hace cinco años y clave en el presente al marcar el tanto que dio al Al Jazira el pase ante el Auckland City y asistir en el gol con el que el emiratí Ali Mabkhout selló el boleto para semifinales, son los futbolistas a vigilar por el Real Madrid, que tendrá que resguardarse de expulsiones en el torneo, puesto que podrían incidir en el clásico del 23 de diciembre.

El Real Madrid sacó el billete para la final del Mundialito del sábado ante el Gremio con muchísimo más sufrimiento del esperado en un duelo con contendientes de tan desparejo potencial. Lo logró remontando tras una primera parte que sólo respondió a los sueños más osados del técnico del Al Jazira o a las peores pesadillas de quienes aún se desvelan con los fantasmas del ‘Alcorconazo’. Y en un choque en el que se vio golpeado primero por el VAR en el tanto de Casemiro que no subió al marcador y aliviado después por el de Boussoufa al que el árbitro tampoco dio validez y que hubiese supuesto un drama mayúsculo.

Bale, de nuevo providencial, como ante el Fuenlabrada en Copa, solventó otro despropósito con una diana a falta de nueve minutos que venció la resistencia de la escuadra emiratí, que enjuició durante 80 minutos la complacencia merengue.

Ante un rival que se parapetaba con diez atrás, el Real Madrid las había tenido al comienzo de todos los colores, con hasta seis aproximaciones en el primer cuarto de hora a la meta de Ali Khaseif, un cancerbero que tan pronto sacaba una mano notable como ofrecía una parada carente de ortodoxia. Más parecía a veces un guardameta de balonmano que de fútbol el emiratí, ante el que llegaba con extrema comodidad el conjunto de Zidane, pero frente al que no atinaba ni de carambola.

Con cierto sobrepeso para los cánones del fútbol de primer nivel y algún que otro problema físico que le acabaría obligando a retirarse al poco de iniciarse la segunda parte, Ali Khaseif fue ganando confianza a medida que negaba una y otra vez a los futbolistas del Real Madrid, que dominaban a su antojo la posesión pero desdeñaban mantener las debidas salvaguardias defensivas.

Al Jazira

Ali Khaseif (Al Senaani, min. 51), Fayez, Ayed, Jumaa, Rashid, Al Attas, Alhosani (Rabia, min. 72), Khalifa (Eissa, min. 59), Boussoufa, Romarinho y Ali Mabkhout.

1

-

2

Real Madrid

Keylor Navas, Achraf, Varane, Nacho, Marcelo, Modric, Casemiro, Kovacic (Lucas Vázquez, min. 68), Isco (Marco Asensio, min. 68), Cristiano y Benzema (Bale, min. 80).

  • Árbitro: Sandro Ricci (Brasil). Mostró amarilla a Ayed

  • Goles: 1-0, min. 40: Romarinho. 1-1, min. 52: Cristian Ronaldo. 1-2, min. 81: Bale.

  • Incidencias: Partido de semifinales del Mundial de Clubes disputado en el Zayed Sports City Stadium ante 43.000 espectadores.

Junto al repliegue sin reparos, el Al Jazira fiaba sus escasas opciones a la reducción del ritmo de juego. Desbordado por la verticalidad del conjunto madrileño en el primer tramo, el cuadro emiratí sufría por su inferioridad técnica y también física, pero paulatinamente fue encontrando alivio en las interrupciones. Ninguna tan perjudicial para los intereses de la escuadra española como la protagonizada por el brasileño Sandro Ricci, que optó por no dar validez al tanto de Casemiro a centro de Isco al considerar, tras consultar con el VAR, que Benzema, en fuera de juego, interfirió en la jugada pese a no tocar la bola. Estaba adelantado el galo, cayendo en el terreno de la interpretación la decisión de si participó o no en la acción molestando a los zagueros locales, pero la notable demora en el veredicto resta argumentos a los defensores del videoarbitraje.

Se desconectó tras ese lance el Real Madrid, que ya había ofrecido signos alarmantes atrás y que encadenó una serie de fiascos entre Nacho, Casemiro, Varane y, sobre todo, Achraf que desembocaron en el tanto de Romarinho. Una diana, fruto de la excesiva relajación de la retaguardia madridista, que recompensó el conservador pero ineludible planteamiento de Ten Cate. Y aún pudo ser mayúsculo el premio de no anular el árbitro el tanto de Boussoufa a pase de Ali Mabkhout en una contra que volvió a sacar los colores a la anémica zaga blanca.

Estuvo a un paso de la hecatombe el cuadro de Zidane. Tuvo que asomarse al abismo para despertar del letargo en el que se había sumido. Y con Ali Khaseif, que le había provocado unas cuantas pesadillas en medio del sopor, ya fuera del rectángulo por lesión, se subió a lomos de Modric y Cristiano para remontar desde el precipicio. Filtró el croata un balón entre la poblada pero inocente retaguardia emiratí para que Cristiano devolviese las tablas, convirtiéndose, de paso, en el máximo artillero de la historia de la competición con seis tantos, uno más que Messi, Luis Suárez y César Delgado.

Recordó entonces Zidane que los partidos más solventes de este curso los ha firmado con extremos. Retiró a Kovacic e Isco para fiarlo todo al desborde de Lucas Vázquez y Marco Asensio, titulares tanto en el 0-6 al Apoel como en el 5-0 al Sevilla. Ganó con su presencia empuje el Madrid ante un Al Jazira ya desfondado. El gallego intervino precisamente en el tanto que dio el previsto pero trabajadísimo acceso a la final ante el Gremio, al que puso el sello Bale un minuto después de saltar el verde. Como ante el Fuenlabrada, clave para evitar un fiasco histórico en Copa, el galés fue el héroe con un pase a la red que no llegó a tocar Cristiano pese a pretenderlo. Está muy poco, pero cuando lo hace, se hace notar.

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