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Sergio Ramos corre a felicitar a Diego Costa tras marcar ante Israel.
La espina de Sergio Ramos
amistoso en parís

La espina de Sergio Ramos

El capitán de España es ofensivamente más decisivo en el Real Madrid que con 'La Roja', con la que no ha anotado en ninguna fase final

Rodrigo Errasti Mendiguren

Martes, 28 de marzo 2017, 00:14

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Nunca en la historia del fútbol europeo un jugador llegó tan pronto a los 100 partidos con su selección (sin cumplir los 27 años) y lo hizo con un gol (ante Finlandia en marzo de 2013). Lo logró además teniendo en su palmarés la Eurocopa de Austria y Suiza de 2008 (que celebró recordando al malogrado Antonio Puerta), el Mundial de Sudáfrica (último torneo que actuó como lateral derecho) y la Eurocopa 2012, en la que marcó el recordado penalti a lo Panenka en las semifinales de la Eurocopa 2012, siendo elegido además MVP del partido.

Aquello fue unas semanas después del error que tuvo desde los once metros en las semifinales de la Liga de Campeones ante el Bayern. Un verano después volvió a lanzar otra pena máxima en pleno partido, pero la marró en la final de la Copa Confederaciones 2013 ante Brasil. Volvió a patear sin éxito también en la pasada Eurocopa frente a Croacia cuando el marcador era 1-1 y había muchos especialistas en el campo.

Un fallo que a la postre decisivo para el camino que afrontó España, que le tocó medirse con Italia en octavos. Allí La Roja tocó fondo y fue eliminada de manera rotunda tras una pobre actuación colectiva y personal del andaluz, que hizo una falta innecesaria en la acción que generó el 1-0.

«Con una bolsa de papas y desde el sofá es fácil hablar. Algunos se alegran de que no hayamos rendido al mejor nivel. Yo no he rendido a mi mejor nivel, pero no siempre salen las cosas como uno quiere», respondió el camero a las críticas.

Apenas cuatro meses después, otra vez ante los italianos pero esta vez en Turín, el central cometió un penalti sobre Éder que supuso el empate de Danielle De Rossi cuando el duelo agonizaba. «De estos penaltis se pita uno de 40. No quiero culpar al árbitro, pero creo que por lo que está pasando en los últimos partidos me tienen cogida la matrícula», apuntó entonces cuando se le recordó que había cometido cuatro penas máximas en lo que iba de campaña y visto ya seis amarillas.

«Yo soy feliz por encima de todo. Como decía el gran abuelo, y quizá suena antiguo y demás, tengo la espalda y el culo pelao (dijo sonriendo en alusión a Luis) pero ni cuando me han halagado me he venido arriba ni cuando me han criticado me van a destruir», adelantó.

Pocos días después empezó con su recital de goles postreros con su club hasta alcanzar la decena, registro que nunca había alcanzado en una sola campaña. Son los mismos que ha conseguido en 141 duelos con España, donde no ha sido tan decisivo.

Siete tantos con Vicente del Bosque en el banquillo y tres con Luis Aragonés, que le hizo debutar en una noche lluviosa en El Helmántico de Salamanca ante China en 2005. «Aún recuerdo el momento del debut (junto a Mista y Luis García siendo aún jugador del Sevilla). Me alegro seguir sumando y llevar más de 10 años defendiendo esta camiseta. Quiero disfrutarlo como se merece. También he tenido el privilegio de ganar títulos con esta selección. Estoy muy orgulloso», reconoce.

Su espina, y siempre lo reconoce, es no haber logrado marcar en ninguna fase final que ha disputado. No pudo hacerlo ni en Mundiales (2006, 2010 y 2014), ni en las Confederaciones (2009 y 2013) ni tampoco en las Eurocopas (2008, 2016 y 2016). Esa ansiedad por lograrlo es lo que quizá le hizo pedir lanzar aquel penalti en Burdeos. Por el momento sólo ha podido anotar con España en amistosos y duelos clasificatorios.

Hizo un doblete en 2005 ante San Marino y su rival preferido es Francia, a la que marcó en Saint Denis en 2010 y en el Calderón en 2013. «El bueno está por llegar», bromea cuando se le recuerda que hace 30 meses que no marca para La Roja y que ninguno de sus tantos fue de esos recordados, postreros y decisivos que suele marcar con el Real Madrid. Empeño promete ponerle en cada jugada hasta conseguirlo.

Mentalidad, desde luego, no le falta para seguir en la brecha: «Considero que estoy en pleno meridiano; intento resetarme cada día y no conformarme con lo que he ganado. Mientras siga manteniendo esa ilusión y el cuerpo pueda, intentaré jugar lo máximo posible en mi club para seguir viniendo. El momento de mi retirada internacional, lo veo un poco lejano todavía».

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