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El punto de salida y la meta se instalaron en Trasierra (Ruiloba), localidad organizadora de la prueba.
Campeones en el barro

Campeones en el barro

Francisco Gallego se impone en la carrera de BTT, mientras que Manuel Díez y Luis Poo vencen en la competición a pie y en la combinada

DANIEL MARTÍNEZ

Domingo, 14 de febrero 2016, 11:09

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Cualquier persona que se inscribe en pruebas como la Marcha del Norte sabe que llegar a la meta no resulta nunca tarea fácil. La de Trasierra (Ruiloba) no era una excepción. A las dificultades propias de la competición -esquivar piedras, saltar por encima de troncos o evitar las zarzas- se sumó otra más: el barro. A pesar de que la mañana amaneció soleada, la intensa lluvia caída durante todo el viernes convirtió las pistas en un auténtico patatal. Bastaba ver la ropa y las bicicletas de los deportistas que llegaban a la meta.

Eso no impidió que casi 1.500 personas se animaran a participar en la cuarta edición de esta carrera con cuatro competiciones (BTT, a pie-maratón, combinada y en pareja) que transcurren por montes y carreteras secundarias de Alfoz de Lloredo, Udías y Cabezón de la Sal, además de Ruiloba. Eso sí, no todos consiguieron llegar a la meta como Francisco Gallego, Manuel Díaz y Luis Poo, respectivos vencedores en cada una de las pruebas.

Los primeros en tomar la salida fueron los ciclistas. A las 11.00 horas y con 69 kilómetros de recorrido por delante, desde el principio el deportista de San Vicente del Monte Francisco Gallego demostró que optaba a hacerse con la victoria. Sin perder en ningún momento los puestos de cabeza, paró el cronómetro en 2.53.36. A pesar de su dominio, Rubén Menéndez llegó solo 30 segundos después, mientras que el bronce fue para Francisco Gómez (2.55.00). Los tres primeros de 2016 consiguieron bajar los tiempos de ediciones anteriores en casi cinco minutos a pesar de que el recorrido apenas tenía cambios. Solo una pequeña variación en los últimos metros para rodear la iglesia parroquial de Trasierra.

En el caso de las féminas, que tomaron la salida de manera simultánea, Cristina Oliva (3.27.41) fue la más rápida, por delante de Olaya Gómez (3.40.53) y de Estefanía Gutiérrez (3.58.25). Aquí sí que hubo diferencias significativas en los puestos de arriba. Nadie supo poner freno a Oliva, que sacó más de 13 minutos a la segunda y 31 a la tercera en la clasificación. En total, entre hombres y mujeres, participaron 315 ciclistas en Ruiloba.

A ellos hay que sumar los 1.040 de la prueba a pie (25 kilómetros). De ellos, 471 se quedaron por el camino, pero también es cierto que muchos solo querían participar por el carácter solidario de la Marcha del Norte -un euro de la inscripción irá destinado a diversos proyectos de Cruz Roja- y ya salieron de casa con la idea de hacer unos kilómetros y darse la vuelta. No fue el caso de Manuel Díez. El campurriano (1.42.34) venció en una lucha muy reñida con Rubén Rina (1.43.49) y Julián García (1.43.56). En menos de 90 segundos llegaron los primeros de la tabla. Gran igualdad en uno de los atractivos de la competición. Los últimos, con el apoyo del público, tardaron seis horas y media en cruzar la línea de meta. «Un verdadero calvario, pero había que acabar», explicaba un participante.

Desde la organización apuntan que, debido a la dureza como consecuencia del barro, los servicios médicos tuvieron que intervenir para solucionar pequeños problemas musculares. «La zona más complicada estaba a mitad de carrera en el pueblo de Oreña, donde a los charcos hubo que sumar los restos de una tala que estaban realizando en un bosque cercano», detallaba Nano González, uno de los ideólogos de la prueba.

Combinada y familiar

Para los que no quisieron tener que elegir entre hacer el recorrido en bicicleta todoterreno o a pie, la Marcha del Norte volvió a ofrecer la prueba combinada, en la que había que completar 55 kilómetros, 25 corriendo y otros 30 pedaleando. De los 32 deportistas que se animaron, el mejor fue Luis Poo (3.24.15). Adolfo Díaz y Eusebio Lanza -ya sabe lo que es subirse al podio en pasadas ediciones de esta competición- fueron segundo y tercero, repectivamente. En este caso, la participación femenina fue muy militada. Casi testimonial.

Y aunque la familiar a pie (el reglamento exigía la participación de un menor acompañado de un adulto) era en la que menos peso tenía el componente competitivo, esta fue la que levantó más expectación. Los mayores aplausos se los llevaron Ismael González y Gonzalo Montoya (vencedores) y Fernando y Gonzalo Álvarez (segundos). El último cajón del podio estuvo ocupado por un deportista ilustre. Marcos Freire (10 años) 'arrastró' a su padre Óscar -tres veces campeón del Mundo de Ciclismo en Ruta- y demostró que el hambre de victoria y la competitividad los lleva en los genes.

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