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Los niños simbolizaron la representación de diversos países.
Todos tras la antorcha

Todos tras la antorcha

El colegio santanderino San Roque organiza unos Juegos Olímpicos para inculcar la importancia de los valores deportivos en los alumnos

J. C. ROJO

Miércoles, 15 de junio 2016, 11:00

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El colegio San Roque-Los Pinares de Santander se convirtió la pasada semana en sede de unos Juegos Olímpicos muy peculiares. Protagonizados por los 'atletas' del propio colegio, los cerca de cincuenta escolares representaron de forma simbólica a diferentes países para competir en varias modalidades deportivas, desde atletismo hasta el bolo palma, en este caso incluido en el programa de los Juegos para dotar a la competición de un tinte más regional.

"El objetivo es infundir el valor deportivo como herramienta pedagógica que beneficie el proceso educativo y el desarrollo personal de los alumnos de este centro, a quienes pretendemos inculcar un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor formativo del buen ejemplo y el respeto por los principios éticos fundamentales universales", explicó la organizadora de la cita, la profesora Ana Ortiz.

Todos los alumnos de este centro, desde infantil a sexto de Primaria, así como sus profesores, motivados y entregados con este proyecto, realizaron actividades y decoraron sus aulas y pasillos con elementos que evocaron la competición internacional.

Con los abuelos

La ceremonia de inauguración comenzó con el recibimiento del "fuego olímpico" de la mano de sus guardianes, dioses del Olimpo, que representaron los abuelos del centro de día Los Pinares, con quienes colaboran en diversas actividades a lo largo del curso. "Una vez repartidos por todo el barrio, portando su propia antorcha olímpica, se han ido relevando hasta llegar al colegio donde una niña ha protagonizado el encendido del Pebetero Olímpico, allí instalado, mientras sonaba el Himno Olímpico y coreaban su lema: 'Más rápido, más alto, más fuerte'", explicó Ortiz.

Cada niño portó la bandera de una de las naciones participantes -más de diez-, y protagonizaron un llamativo desfile hasta las pistas deportivas del barrio, situadas en el grupo Benidorm, donde, tras realizar el juramento olímpico, se dispusieron a competir en las diversas pruebas seleccionadas para este encuentro singular: atletismo, baloncesto, bádminton, tiro de aros, pelotas de colores, juego de la silla con aros, "y el bolo palma, claro está, no podía faltar nuestro deporte".

Fue ayer cuando la jornada de clausura contó con la atleta Ruth Beitia, que colocó las medallas de los II Juegos Olímpicos del colegio San Roque a todos estos niños.

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