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Una victoria que dedicar
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Una victoria que dedicar

El Racing, con mucho sufrimiento, mitiga con tres puntos el dolor por la pérdida Yosu

Sergio Herrero

Domingo, 21 de febrero 2016, 16:34

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"Espero que le hagamos ver todo lo que significó". Son las sinceras palabras del exracinguista José Moratón. Otro que vistió la camiseta verdiblanca se expresó en términos similares. "El Racing y la sociedad cántabra sabrán devolverle todo lo que significó y lo que merece", afirmó Pablo Alfaro. Además de su cariño a Nando Yosu, ambos tienen otra circunstancia muy especial en común. Un abrazo. El abrazo que los dos centrales se dieron con el Brujo de Munguía cuando, en distintas épocas, marcaron sendos goles que trajeron consigo otros tantos hitos para el Racing. Un ascenso y una permanencia que supo a lo mismo. Esta temporada no puede haber mejor homenaje que recuperar la dignidad deportiva. Un salto hacia arriba. "Cuando me veáis con alitas, yo bajo...", dijo Nando tras su último milagro. Si no dejó escrita la receta en ninguna parte, solo él tiene el secreto y desde donde esté, mano a mano con Manolo Preciado, empujará para que esta dura campaña termine con otro abrazo de alegría.

El partido fue tal y como Nando hubiese querido. Con un canterano debutando Alberto y otro haciendo el gol de la victoria Óscar. Por eso, la casa de los sueños de La Albericia lleva su nombre. Sufriendo mucho. Y con dudas. Lo mejor fueron los tres puntos.

Pedro Munitis puso sobre el césped un once eminentemente ofensivo, con novedades en los laterales. Francis y Migue García ocuparon los flancos de la zaga. Mientras tanto, la baja de Borja Granero en el doble pivote la cubrió con Dani Rodríguez y el volante zurdo fue para Artiles. Finalmente, Kamal ni entró en la convocatoria y Alberto aguardó su oportunidad en el banquillo. Arriba, Pumpido fue al fin titular, en detrimento del últimamente poco afortunado Coulibaly.

De inicio, el Racing no tuvo la pelota tanto como había planeado. El Sporting vino a Santander con ganas de agradar, porque, para bien o para mal, es su estilo. La idiosincrasia del equipo filial. La tristeza por la muerte de Nando Yosu mandó el fútbol a un segundo plano, pese al empeño de La Gradona de despertar al personal. La somnolencia de la igualdad no se disipó hasta que apareció Dani Rodríguez. El gallego desbordó por el centro. Su último pase lo perdió Pumpido, pero la pelota volvió al centrocampista, cuyo disparo se marchó cerca del poste izquierdo. Por fin una ocasión. Habían pasado 26 minutos.

El Racing empezó a apretar, aunque sin demasiado peligro. Un disparo raso de Óscar fue el escaso fruto del dominio. Pumpido ha venido a Santander para hacer goles y, de momento, cumple. En su altura y su cabeza reposan gran parte de las posibilidades de que el abrazo de la gloria, el de Nando, sea realidad allá por el mes de junio. Óscar Fernández colgó un balón desde la izquierda, con la rosca hacia adentro, y el ariete lo introdujo en la meta de Dennis desde el segundo palo. La primera muestra de alegría de una jornada de nostalgia. Duró poco la sonrisa. Apenas unos minutos. Una falta lanzada por el Sporting B se estrelló en el larguero y el rebote lo aprovechó Jaime para hacer el empate.

A pesar de las tablas, el Racing se había hecho dueño del partido, aunque no lo suficiente como para sentenciarlo a su favor. Un guión que se mantuvo también tras el descanso. Eso sí, en este periodo los de Pedro Munitis iban a tener alguna ocasión más para ventilar cuanto antes el encuentro. Pero también el Sporting B para haber dado un disgusto. Migue puso el arte y la pólvora. El jiennense recibió un pase sin mirar de Artiles en la banda y completó una espectacular jugada. Regateó a media ciudad de Gijón. Pudo ser uno de los goles del año siempre con el permiso de Dani Rodríguez. El disparo final se estrelló en el cuerpo de Dennis. Cuando juega de carrilero, llegando desde atrás, el andaluz lleva más peligro incluso que en su posición habitual. Dispuso de otra buenísima oportunidad. Enganchó una violenta volea que el meta rojiblanco se quitó de encima como pudo. Pumpido mandó el rechace, de cabeza, al larguero.

Ayer era el día de Nando. "La intención que tengo es mirar primero lo de casa, que es lo más importante", dijo en su día. Munitis tiró del librillo de conjuros del brujo y se puso valiente. Le dio la palmadita en la espalda que solía dar el fallecido técnico a sus jóvenes pupilos. Alberto, al prao. El chaval dejó detalles para el optimismo. Con una mezcla de desparpajo y la veteranía que no lleva en su carné de identidad, cogió su pequeño espacio en la historia del racinguismo.

Y otro canterano se iba a encargar de resolver una papeleta que, con el paso de los minutos empezaba a complicarse para el Racing. Óscar Fernández recibió en el segundo palo un centro de Álvaro Peña. El de Piélagos se llevó la pelota con dificultades y acabó batiendo al meta rojiblanco.

Paso atrás

Munitis retiró a Pumpido y dio entrada a Isma Cerro. El argentino no estaba entrando demasiado en juego, pero sí que estaba fijando a la defensa sportinguista y, sin él, los asturianos dieron un paso adelante. Los cántabros, para atrás. Desde ahí, los verdiblancos no hicieron más que sufrir. Solo el desacierto visitante de cara a portería hizo que el resultado no cambiase en contra de los intereses racinguistas.

Jaime pudo meter un punto en su petate. El delantero rojiblanco mandó fuera, inexplicablemente, un remate de cabeza en el área pequeña cuando se encontrabaabsolutamente solo. Y poco después tuvo la ocasión de resarcirse. En la defensa de las jugadas a balón parado, la zaga verdiblanca fue un auténtico desastre. Un centro a saque de falta peinado por el propio Jaime, golpeó en el palo y se marchó fuera.

Tensión, tanganas y algún que otro silbido. El Racing acabó pidiendo la hora, mientras Munitis se desgañitaba desde el banquillo. "¡Cabeza, cabeza!", gritaba. Y los minutos, que parecían no correr. Todo lo que no fuese dedicarle un triunfo a Nando Yosu era un fracaso de grandes dimensiones. Por el mal trago del fin de semana; por lo simbólico de la cita; y porque, volver a pinchar, sería bajarse del tren del título de forma irremediable. Es muy difícil. Casi imposible. Pero de milagros, el que se ha ido sabía un rato.

El pitido final fue una mezcla de regustos. El dulce, de la victoria;el amargo, de la enorme pérdida del racinguismo; y el ácido, de las dudas que dejó el equipo, especialmente en los últimos compases del partido. Sin embargo, como ayer era el día de Nando, todo acabó en abrazo. Exactamente como a él le habría gustado que fuese.

Los tres puntos cosechados sirven al Racing para no perder de vista definitivamente al líder, el Racing de Ferrol, y para igualar en la segunda plaza a una Unión Deportiva Logroñés que cae en barrena. Solo la diferencia de goles separa a los cántabros del segundo puesto. Una pequeña satisfacción. Aunque Nando no se conformaría con eso.

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