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Los jugadores aplaudieron a la afición racinguista tras el fatídico encuentro.
Siniestro total

Siniestro total

El Racing cae con estrépito ante un Reus que se lleva tres goles de ventaja para el partido de vuelta

sergio herrero

Domingo, 22 de mayo 2016, 15:42

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La de este domingo no era una tarde cualquiera. Se vio en los prolegómenos, con miles de aficionados apostados alrededor de la carretera de acceso a los Campos de Sport de El Sardinero para dar la bienvenida al equipo y recordarle que esta oportunidad no se podía perder. Quedó reflejado también en las gradas, con una asistencia de ésas que recuerdan a las ocasiones especiales: la UEFA, los ascensos, las permanencias... Esas sensaciones que el Racing quiere y debe recuperar. La motivación se vio en el tifo de una Gradona enchufada y hasta en la conjura de los futbolistas sobre el césped, a la que no faltó ni el lesionado Francis.

El primer gol había que meterlo antes del pitido inicial. De ahí la preocupación de ambos técnicos en la previa por el manejo de las emociones, de la presión. Porque Racing y Reus están a las puertas de hacer algo histórico. Solo el más fuerte cruzará el umbral. Y, visto lo visto, los catalanes ya tienen medio cuerpo en Segunda División después de desvestir a un Racing que no estuvo a la altura en ningún momento. Dar la vuelta a esto, y a domicilio, solo lo puede traer un milagro. No tiene pinta de que vaya a suceder.

Natxo González ganó la partida estratégica por completo a Pedro Munitis. El Reus, con una fuerte presión adelantada, agobió aún más a un Racing que bastante acongojado estaba con la importante responsabilidad que le atribuía el entorno.

Por el contrario, el trabajo de presión cántabro fue puro caramelo para un conjunto catalán que salió desde atrás sin complicaciones con sencillos dos para uno. Matemática básica.

Así, en algunos momentos se pudo ver a los amarillos haciendo rondos entre unos impetuosos jugadores cántabros, que corrían como posesos detrás de un balón inalcanzable. Así llegó el 0-1, cuando apenas habían transcurrido diez minutos del encuentro. Un desajuste defensivo provocó la entrada del conjunto catalán por el carril derecho visitante, donde Migue García se vio superado en todo momento durante la primera mitad.

El centro, raso, cruzó sin que nadie fuese capaz de despejarlo y Vitor, solo, y con una impecable definición, batió a Óscar Santiago por el palo largo.

El Reus fue este domingo todo lo que le ha faltado al Racing en los momentos más bajos de la temporada. Fue compacto, serio, regular y con las ideas claras, a diferencia de un equipo cántabro caracterizado por los chispazos, una intensidad intermitente y el dominio desigual. La mejor cara de uno y la peor de otro quedaron tan patentes como grave fue el resultado.

El cambio táctico de Munitis y Colsa fracasó completamente. El 4-3-3, con Fede San Emeterio como interior, surtió el efecto contrario al deseado. De todas formas, pareció que, fuese el sistema que fuese, y jugase quien jugase, el meneo reusense a los cántabros iba a ser de órdago igualmente.

El reloj parecía no correr

Mientras tanto, sobre el césped, Óscar Santiago ya había tenido que hacer un paradón a disparo de David Haro. No tuvo tanta suerte en el minuto 28, después de otro error garrafal de su defensa. El Reus bota un córner, tres futbolistas del Racing, sin orden, se van al primer palo, uno de ellos peina la pelota y ésta le cae a Dinis, solo en el área, para marcar a placer.

Había pasado apenas media hora de juego y la inferioridad era tan manifiesta que el reloj parecía no correr. Hasta entonces, una eternidad. Sin duda, el de este domingo fue el partido más largo de toda la temporada en los Campos de Sport. No en tiempo efectivo, pero sí en agonía. Noventa minutos interminables en los que el Racing casi ni llegó a portería. Solo un disparo de Álvaro Peña en el minuto 91 hizo mancharse los guantes al meta Edgar Badía. La zaga se vio superada, el centro del campo naufragó y desesperó; y la delantera corrió con muy poco criterio y siempre de espaldas a la meta rival. Así, era imposible.

Tan mala fue la primera parte que Pedro Munitis y Gonzalo Colsa que le sustituyó en el banquillo por sanción del entrenador del Barrio Pesquero hicieron dos cambios en el descanso. Seguramente, si hubiese podido, habría realizado algunos cuantos más. Era un intento desesperado para buscar una heroicidad casi imposible.

El Reus, plácido sobre el césped, en la segunda mitad se limitó a guardar las rentas y, por qué no, aprovechar alguna posible oportunidad para terminar de rematar a un rival herido de muerte. El estoque llegó en el minuto 57. Una contra aislada de los catalanes. David Haro desbordó a César Caneda, se plantó solo delante de Óscar Santiago, al que regateó, y anotó sin oposición. Era el fin, pese a que, tras el tercero, el Racing tuvo ciertos momentos de lucidez que murieron una y otra vez en la línea de tres cuartos.

Óscar Santiago tuvo que sacar el 0-4 en un disparo de Edgar Hernández en los últimos minutos. Porque el Reus tuvo la opción hasta de reservar a sus dos máximos goleadores para, prácticamente, finiquitar su ascenso a Segunda División. Tiene pinta de que los catalanes serán los que hagan historia y los cántabros tedrán que jugársela en dos eliminatorias más. Lotería. El bajón en los Campos de Sport fue absoluto. Aficionados con apartamentos alquilados en Salou para la semana que viene, se quedarán con el recuerdo de la playa y de Port Aventura y de un partido que tiene todos los visos de ser un trámite. O, quizá, vivan una remontada legendaria. El partido se ha de jugar igualmente, así pues, habrá que agotar las últimas esperanzas, aunque es complicado creer en ellas después de que el Reus haya pasado el rodillo por El Sardinero. «Esta grada nunca se rinde», cantó la platea en los peores momentos de la tarde.

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