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Borrón y cuenta nueva

El Racing vuelve a caer, completa el duelo ante el Reus con un 4-0 global en contra, y tendrá que jugarse el ascenso en una doble eliminatoria

Marcos Menocal

Domingo, 29 de mayo 2016, 11:19

El discurso, más deseo que creencia, era que la remontada era posible. Pero por dentro de los racinguistas, este domingo en Reus, la procesión no era tan optimista, aunque, por si acaso, había que estar en una tarde que podía ser apoteósica en el mejor de los casos. El partido era una cita en la que el Racing buscaba «recuperar las sensaciones» y lo que surgiese. Porque la del domingo anterior fue un desencanto en toda regla.

Así es imposible conquistar a nadie. Al final, tal y como quedó demostrado, con presión y sin ella, el Reus fue mejor equipo durante los 180 minutos que duró la eliminatoria. Por eso, lo mejor era sacar provecho. Para los del césped, un intento de recobrar la moral perdida. Y para los de la grada, al menos, disfrutar de un fin de semana lúdico-festivo, en el que el fútbol finalmente no fue más que una excusa. Y pasó lo previsto, que la fiesta se quedó en tierras catalanas y los cántabros tendrán que seguir jugando en busca de fortuna.

Para buscar la remontada o quizá como banco de pruebas de cara a una hipotética segunda ronda del play off de ascenso, Pedro Munitis volvió a sus orígenes y recuperó un sistema 4-1-4-1 que dejó de utilizar en la primera vuelta del campeonato, pero con la variante de Artiles intercambiando su posición entre la banda izquierda y la zona del segundo punta, por detrás de Dioni. El canario dejó en el banquillo a Coulibaly, mientras que Jon García suplió a Mikel Santamaría en el centro de la zaga. Los daños colaterales del desastre de la ida.

El guión tenía preparado para el Racing un inicio similar al de siete días antes. Su peor pesadilla. La primera combinación certera del Reus acabó en gol. Minuto 7. Vitor Silva se quitó la chistera e hizo la reverencia a la grada con un control magistral. Qué futbolista. Si le tiran una plancha ardiendo, también la baja al piso. No contento con ello, sacó un pase en profundidad para la entrada del lateral Ángel y el centro final de éste lo remató David Haro al fondo de las mallas. En términos numéricos la eliminatoria seguía prácticamente igual para el Racing, que debía marcar cuatro goles para remontar. El problema es que la jugada marcaba otra vez una ancha línea de superioridad entre un equipo y otro.

Ahora sí, por fin, el Reus pareció darse por satisfecho con lo cosechado. Obvió la posibilidad de seguir haciendo sangre, aguardó en su propio campo y le dio la posesión a un Racing obligado a hacer algo para no marcharse para casa otra vez con un rosco y la sensación de que, en estas condiciones, es imposible ascender.

Los de Pedro Munitis, con más ímpetu que acierto, se quedaron con la manija el resto de la primera mitad, aunque sin llevar demasiado peligro a la meta de Edgar Badía. La ocasión más clara para los verdiblancos la tuvo Artiles. Un centro desde la banda derecha de Óscar lo controló el canario con el pecho, pero su intento de remate, forzado, se marchó flojo, a las manos del meta rojinegro.

Las ganas por cambiar el signo del partido a veces no fueron bien entendidas por algunos futbolistas cántabros, que se mostraron duros en varias acciones. Especialmente Fede San Emeterio. Con una tarjeta amarilla, Pedro Munitis decidió retirarle del césped en el minuto 28. Su sustituto, Dani Rodríguez, ayudó a dar algo más de sentido al juego de ataque del equipo. El gallego se asoció bastante bien con Migue García por la izquierda, aunque el resultado en el marcador no varió. Y eso que Edgar Hernández, en un ataque aislado del Reus, estuvo cerca de hacer el segundo para los tarraconenses. El pichichi local se plantó con la pelota ante Óscar Santiago, pero el meta tapó bien el hueco para evitar el tanto.

Después de 180 minutos, el Racing no solo terminó esta primera ronda del play off de ascenso goleado, sino que, además, fue incapaz de meter un gol en ninguno de los dos envites. Ycon un bagaje ofensivo bastante pobre en el global. Lo más cerca que estuvo fue en un tanto anulado a Dioni al filo del descanso en la tarde de ayer. Y esa es una losa que ha pesado durante algunos momentos del campeonato regular y parece que aún es más grave la rémora ahora que ha llegado el momento de la verdad.

El Racing mejoró ligeramente al comienzo de la segunda mitad. Quizá también en coincidencia con un Reus cada vez más relajado. En esos primeros minutos, César Caneda tuvo una buena oportunidad en un remate de cabeza a la salida de un córner que se marchó demasiado cruzado. A base de diagonales en busca de un Migue García muy activo, el equipo cántabro se acercó con más intención al área catalana. Pero sin muchos visos de hacer daño.

Sin apenas novedades, cerca del minuto 60, la afición local decidió que la remontada era imposible y que la eliminatoria estaba finiquitada. Por eso, adelantó la fiesta del ascenso a media hora de lo previsto. El Camp Nou Municipal de Reus hizo la ola y vitoreó las posesiones de su equipo, que estaba a punto de hacer historia con su ascenso, por primera vez, a Segunda División. El Racing no pudo ser más que un invitado forzoso en la celebración. Como la canción de Mecano, pero sin pasárselo bien. Coca Cola solo para los de casa. De aguantavelas. Eso sí, fue la propia hinchada rojinegra la que recordó al Racing por qué estaba invitado. Que no era un cualquiera. «El Racing es de Primera», exclamó la platea local.

Entre cántico y cántico, el partido terminó muriendo, con ambos contendientes deseando la llegada del pitido final. Los locales para completar el estallido de alegría y cumplir con la amenaza de invasión de campo pese a las reiteradas advertencias por megafonía y los visitantes para dejar de sufrir e iniciar el larguísimo viaje de vuelta a casa. Cuanto antes empezase, antes acabaría. El colegiado hizo el resto.

Mirando al bombo

Al Racing le toca esperar y volver a creer porque, visto lo visto, la recuperación anímica aún está incompleta. Y con caras largas es prácticamente imposible ascender. Dos rondas más a superar. Otros cuatro encuentros por disputar. Las miradas se centran ahora en el sorteo de mañana. Lleida, Cádiz o Toledo, los posibles rivales. La segunda oportunidad sí que no se puede desaprovechar, porque será la última. No habrá más.

Aunque el objetivo era recuperar esas sensaciones, el partido, por cómo fue y lo lejos que estuvo siempre la remontada, con un Reus prácticamente relajado desde el minuto 7, dio para pocas conclusiones. Borrón y cuenta nueva. Porque la verdadera sensación con la que se marcharon los cántabros fue de envidia. Celos de ver la fiesta en que se convirtió toda la ciudad tarraconense. Quizá dentro de un mes la fiesta la organice el Racing en su propia casa.

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