Borrar
En la imagen, Alvaro Cervera.
Álvaro Cervera vuelve a casa
fútbol | ascenso a segunda

Álvaro Cervera vuelve a casa

Tras un pésimo comienzo, el cántabro del Cádiz parece haber encontrado su juego

José María Aguilera/DM

Martes, 31 de mayo 2016, 17:50

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Ay camaleón, ay camaleón, ay camaleón. No por cobarde, sino por adaptativo. Álvaro Cervera ha realizado un soberbio ejercicio de adaptación para que el Cádiz cambie su mal color y mire al frente sin complejos, sacándole la lengua a los pesimistas; a esos optimistas informados por el espanto de la temporada. La clave, la eliminatoria contra el Racing de Ferrol. El fútbol es cambiante, y un equipo que desde la llegada del cántabro no había tenido buenos resultados parece ahora reivindicado. Y Álvaro tiene, al fin, buenas críticas en Cádiz.

Álvaro Cervera (Fernando Poo, 1965) ha reiniciado en Cádiz su carrera de entrenador. Esa misma que despegó en el Recreativo y sufrió un bajó en 2012, cuando se convirtió brevemente en técnico del Racing. Aquella fue una doble oportunidad: la de regresar a casa y debutar a Primera, pero le llevó en el peor momento. El equipo caía en barrena y el balance no pudo ser peor: doce partidos y ni una sola victoria para certificar un descenso que, eso sí, ya se adivinaba mucho antes.

Ahora se reencontrará con suRacing: «El equipo en el que me formé como jugador y debuté en Primera. También lo entrené, aunque sin mucha fortuna. Guardo muy buenos recuerdos y es un equipo al que le tengo mucho cariño», decía ayer. El entrenador cadista reconoce la dificultad de la eliminatoria. «Es otro primero y seguro que un buen equipo. Ha tenido un tropiezo grande con la primera eliminatoria sobre todo con el resultado del partido en El Sardinero. Tienen otra opción y la querrán aprovechar».

«Igualado»

El símil con el símbólico animal de la Bahía realza su capacidad para no romper el tablero sino ensamblar las piezas, forzando lo mínimo, anteponiendo la realidad de su escuadra a su filosofía, las virtudes y especialmente los límites del plantel por encima de su idea principal de juego. Con una naranja pretende hacer un zumo, no un daikiri. «Quiero jugar de esta forma porque estoy convencido de que este equipo se siente más cómodo así», no por deseo ni obstinación. Es su máxima. Asimismo, recuerda que el Racing «es un equipo del norte, aguerrido, peleón y con jugadores de calidad. A dos partidos será igualado».

Hace fácil lo complejo. La tranquilidad que transmite el míster, mientras otros afrontaban este momento con cara desencajada, sonrisa nerviosa o mirada de terror, ha calado en un vestuario que se sorprendía con la actitud de sus primeros días. Parapetado tras sus gafas de sol y con su voz tenue y apagada, parecía que la cosa no iba con él. Mala impresión, acostumbrados a gritos y aspavientos. Otro intento fallido, uno más. Sin comprender que ese nefasto final de Liga no escondía más que experimentos, ensayos de prueba-error, con el horizonte de las eliminatorias.

Al término del choque contra elRacing de Ferrol, que le ha reivindicado tras un pésimo comienzo, Álvaro sorprendió.Su rostro no emitía demasiada alegría.Al contrario, dejaba ver incluso cierto malestar por el sufrimiento del final, por el gol encajado, lanzando ese mensaje de que esto no ha hecho más que empezar. Y felicitando a sus futbolistas y a Claudio Barragán al considerarles artífices de ese primer paso exitoso. Fue un camino muy duro hasta que al fin ha encontrado su juego. O parece haberlo hecho, porque ahora es otro Racing, aquel en el que se formó como futbolista y al que entrenó brevemente, el que pondrá a prueba elEfecto Álvaro, reciclado de negativo a positivo.

Alejado de la contaminación indiscutible del entorno, el cántabro de Fernando Poo revolucionaba el once en Carranza con una alineación insospechada. El joven, inexperto y prácticamente desconocido Carmona le arrebató el carril a Juanjo, y Servando apareció por la zurda. «Tengo que conseguir que los tres centrales estén sobre el campo», había comentado días antes. Por implicación, por competitividad. Arropándose en el centro del campo, uniendo líneas para que no se descosiera un equipo apuntalado con alfileres, y con los puñales Salvi y Álvaro como auxilio ofensivo. Y el camaleón soñaría con medir dos metros, tener dientes de cocodrilo y la fortaleza de un león, la velocidad del guepardo, la resistencia de un bisonte y la astucia del zorro, pero ay camaleón.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios