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Enorme decepción al final del partido.
Otro año en el infierno
fútbol | ascenso a 2ª

Otro año en el infierno

Tras una buena primera parte, el Racing desaparece del campo y cae merecidamente eliminado del play off ante el Cádiz

Sergio Herrero

Domingo, 12 de junio 2016, 17:53

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Somozas, Villaviciosa, Coruxo, Guijuelo... Para hacer turismo o ir a comer, pueden estar bien. Pero para jugar al fútbol son el auténtico infierno. Allí donde estará el Racing la próxima temporada. El equipo cántabro ha prolongado su estancia en el averno del balompié español. Y, lo que puede ser peor, puso en gravísimo peligro la supervivencia institucional del club, después de 103 años aguantando galerna tras galerna. Se avecinan unas semanas de auténtica angustia. La temporada se acabó. Por puro merecimiento. Después de unos fantásticos 45 minutos en los que el Racing fue muy superior al Cádiz pero fue incapaz de matarle, y sin razón aparente, los cántabros desaparecieron del césped tras el descanso, permitiendo a los gaditanos seguir luchando por volver a la élite. Los verdiblancos tendrán que seguir esperando.

De cara a un decisivo encuentro como el de este domingo, Pedro Munitis se olvidó de ensayar nuevas fórmulas sobre el césped. Recurrió a los clásicos. Apenas hubo sorpresas en la alineación. Recuperó el 4-4-2, optó por Borja San Emeterio en el lateral derecho, Dani Rodríguez cumplió con la previsión de convertirse en el sustituto del sancionado Álvaro Peña y Coulibaly volvió al once para acompañar a Dioni en la delantera. Incluso Migue García, que en Cádiz actuó como extremo su posición natural, retrasó su posición al lateral, donde ha venido jugando gran parte de la temporada. Un intento de recuperar las sensaciones con que el equipo terminó el campeonato. Justo por detrás de Artiles y al lado de un Jon García que mandó a Mikel Santamaría al banquillo en este tramo final de la competición.

De inicio, el Racing fue el Racing. Ni una caricatura de sí mismo ni un experimento raro ni un burdo imitador todos esos aparecieron en la segunda parte. Salió con carácter, con ganas y sin excentricidades. Por eso, en los primeros compases de la contienda fue muy superior a su rival. Y eso que la primera ocasión de la tarde fue para el conjunto visitante. Puede que Güiza no se parezca demasiado al futbolista que llegó a ser. Pero el fútbol es como andar en bicicleta. Hay cosas que nunca se olvidan. Y a los buenos jugadores les hace falta muy poco para cambiar un partido. El jerezano, con un golpe de cadera más propio de una discoteca que de un terreno de juego, dejó clavado a César Caneda y dejó solo al exracinguista Álvaro García, frente a Óscar Santiago. El remate cruzado del utrerano se marchó demasiado cruzado.

El Racing no se amedrentó por el susto. El problema de los cántabros fue el de casi siempre: a partir de la línea de tres cuartos, se hace de noche. Falta desborde y las ideas escasean. Solo Óscar Fernández dio una nota diferente en ese aspecto. El canterano, desaparecido durante el resto del play off, se coló en el área y su disparo lo repelió como pudo Cifuentes. El rechace le cayó a Dioni, quien introdujo la pelota en la portería. El Sardinero estalló, pero la mano en alto del colegiado aguó la fiesta. Fuera de juego.

Solo las combinaciones entre Coulibaly y Óscar Fernández por la banda derecha dieron luz al ataque racinguista. Por allí urgió la ocasión más clara del conjunto verdiblanco. El senegalés cayó a banda y su centro lo remató Migue García en el segundo palo. Cuando la pelota ya se colaba en la portería amarilla, Cifuentes sacó una mano espectacular para enviar a córner.

El Cádiz estaba a merced del Racing, pero, mientras no hubiese un tanto racinguista, los de Álvaro Cervera podían estar tranquilos. El Racing lo tenía ahí, en su mano, pero los minutos transcurrían, el reloj no frenaba y las opciones se iban diluyendo. Aunque con 45 minutos por delante aún había tiempo para darle la vuelta a la eliminatoria y seguir soñando con el ascenso.

Inexplicable

Inexplicablemente, en el descanso, el Racing perdió la intensidad y la fluidez que le había llevado a ser superior antes del ecuador de la contienda. Solo las continuas pérdidas de tiempo de los andaluces y algún leve acercamiento racinguistas hicieron despertar al personal. Pero el Racing había levantado el pie del acelerador y eso le iba a costar caro. Carísimo. La eliminación definitiva. Otro añito en el infierno. Un grave error de Borja San Emeterio en el centro del campo permitió la recuperación de Álvaro García. El delantero amarillo metió la directa, enfiló la portería, sentó a César Caneda, desbordó a Jon García y batió a Óscar Santiago. «Si encajamos uno, meteremos tres», prometió Pedro Munitis el pasado viernes. Pero, ya se antojaba demasiado tarde.

Porque, salvo La Gradona, cuya voz tardó bastante más tiempo en apagarse y aunque fue perdiendo fuerza paulatinamente, de los de verde y blanco ya casi nadie parecía creer en la remontada. Los futbolistas, prácticamente, bajaron los brazos. En el banquillo, Pedro Munitis y Gonzalo Colsa no se dieron mucha prisa en buscar una solución de urgencia, y la platea quedó en silencio. Desolación. Un esfuerzo, el de toda la temporada, totalmente inútil.

El resto del partido fue el ejemplo que viene junto al diccionario en la entrada de los minutos de la basura. Porque si en la primera parte el Racing mereció darle la vuelta a la eliminatoria, en la segunda mereció lo mismo que en el resto del play off de ascenso. Nada. El rendimiento ha sido nefasto y el resultado totalmente acorde. 360 minutos, cuatro derrotas, seis goles en contra y cero a favor. Está todo dicho.

Se acabó. Y ahora se abren decenas de interrogantes. ¿Qué va a pasar? Lo primero, con el convenio de patrocinio que el club viene negociando en los últimos meses. Quizá el ascenso era una condición indispensable para sacarlo adelante. Ya se verá. Evidentemente, de eso depende el futuro del club. Que pueda seguir viviendo, porque Hacienda aprieta y sí ahoga.

En el plano deportivo, otra vez a confeccionar una plantilla competente para devolver al equipo a donde siempre debió estar. Y, sobre todo, el resultado de ayer cercenó el hilo que unía a Pedro Munitis con el banquillo racinguista. Después de todas las dudas generadas y el debate habido en la grada durante todo el campeonato y avivado este domingo, se antojaba difícil para el Consejo de Administración justificar la continuidad del técnico. Pero fue él mismo quien, con lógica, ha decidido marcharse. Ahora cunde la tristeza. El Racing saldrá de esta, que no quepa duda.

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