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Córcoles cede a Granero el brazalete de capitán en el momento en el que el valenciano se dispone a saltar al terreno de juego.
Seis meses después, todo sigue igual
Racing

Seis meses después, todo sigue igual

Borja Granero regresó tras 181 días, los mismos que ha tardado en recuperar el liderato el Racing

Marcos Menocal

Lunes, 24 de abril 2017, 07:47

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Se quitó la sudadera; pegó dos saltitos y miró al cielo. Se acarició con las manos la cara al tiempo que miró al suelo y emprendió el camino de apenas cuatro metros que va desde el banquillo hasta el lugar donde aguarda el cuarto árbitro. Alzó la vista y en el cartel del delegado asomó el 16, su número ayer. Sólo ayer. De repente El Sardinero se puso en pie y comenzó a aplaudir. Se escucharon aplausos que llevaban seis meses en el almacén. Fue entonces cuando el propio Borja Granero se dio cuenta de que todo hasta ahora había sido un mal sueño. Su segundo mal sueño, eso sí. ¿Cuántos días soñó con algo así en los últimos 181 días?

Lesionarse puede ser una fatalidad o una oportunidad de hacerse más fuerte; el valenciano escogió la segunda y de paso contagió al grupo, a ese grupo que ayer cuando logró el primer gol de la tarde, el que devolvía el liderato al Racing después de seis meses, fue directamente al banquillo a celebrarlo con él. La plantilla se fundió en un abrazo sin tapujos que levantó a la grada de El Sardinero y que debió sentirse en Vigo como una puñalada. ¿Casualidad? La historia de Granero y el Racing este año se escriben juntas. El capitán fue operado un 23 de octubre, el día en que todos los diarios se hacían eco del pinchazo en Ponferrada que le costó el primer puesto en la clasificación. La víspera El conjunto santanderino cayó por la mínima ante Munitis en El Bierzo. Era la primera derrota del equipo en la Liga y el valenciano se enteró de ella desde el hospital. Ayer, como una travesura del destino, como si se hubiesen puesto de acuerdo, el Racing recuperó el liderato y Granero la sonrisa. Perdón, en realidad la sonrisa nunca la perdió; es su seña de identidad. Caprichoso devenir.

La pasada semana se debatió entre las ganas de que el Celta B perdiera su jornada y la posibilidad de que Granero volviese a la convocatoria. Pues bien, en los prolegómenos del partido en El Sardinero, en esa conversaciones prepartido, cuando la grada se convierte en un informe semanal cotidiano, se frotaban las manos. La primera sorprendentemente la celebraban desde las 14.00 horas y la segunda la tenían muy cerca. En el 'prao', Granero dirigía los ejercicios de calentamiento de los suplentes. El 'futvoley' no tiene muchas reglas que seguir, pero por si acaso el valenciano se afanó en recordárselas a sus compañeros. No es nada frecuente ver al capitán entre los suplentes; es de los que si están, no suele ocupar el banco, pero el oficio de futbolista tiene a veces estas cosas.

El partido empezó y como uno más se sentó en ese ingrato lugar de los que esperan su turno. No se le volvió a ver, a excepción del momento en que la celebración del primer gol le sacó de su sitio. Prats, Aquino, Santi Jara, Héber Pena. Uno tras otro fueron fallando oportunidades claras de marcar y con sus errores se alejaba la posibilidad del regreso del capitán. Su debut estaba pactado, pero no a cualquier precio; seis meses de ostracismo bien valen una dosis de prudencia. Con un resultado ajustado y un partido trabado su puesta a punto podría salir cara, por lo que en el descanso, con un solitario gol en el marcador, todo estaba por decidir.

Minuto 53: Al 'prao'

Pero, de repente: minuto 53 de partido y. Granero tomó el peto naranja, se lo puso y salió a calentar. El Sardinero coreó su nombre. Y fue cuando el destino guiñó el ojo al valenciano y Héber Pena a la salida de un córner aprovechó un balón muerto para marcar el segundo gol que medio sentenciaba el partido. Granero se fue desde la banda hasta la portería para celebrar el tanto con el gallego. Se fundieron y el capitán levantó el brazo con el puño apretado. Su debut estaba cantado. "No tengo residuos de la lesión. El médico me ha dicho que soy un privilegiado para esas cosas", recordaba esta semana cuando alguien le preguntaba por si tenía miedo a volver. Con dos a cero en el marcador y un nordeste traicionero azotando al estadio, José María Lana llamó al valenciano. Por momentos se pensó en que la hora había llegado, sin embargo el centrocampista se sentó de nuevo en el banquillo y fue a Óscar Fernández al que le llegó su turno. El canterano también celebró ayer su regreso deseado después de una temporada cargada de mala fortuna.

Y de repente, esta vez sí. A veinte minutos para el final, Córcoles se fue para colocarle el brazalete en ristre y al 'prao'. Su primera la carrera fue al espacio y buscando el gol. Empezó fuerte. Y así llegó el tercero del Racing y el propio Granero se encargó de dirigir los actos de celebración; él fue quien montó una cadeneta con Aquino -autor del gol- al frente. Dos minutos más tarde se lanzó al suelo en busca de un centro que pudo acabar en gol. Poco le faltó al valenciano para redondear su día. Tuvo tiempo hasta de regatear a dos rivales y lanzar un centro que levantó al público. "Ya se ha visto, hemos recuperado a un futbolista muy importante. Ha vuelto y parecía que llevaba jugando todo el año", destacó Viadero . La vida sigue igual.

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