Borrar
Carlos Pouso, durante el entrenamiento de este miércoles en las Instalaciones Nando Yosu, en La Albericia. Celedonio
El Racing debe ganar en Burgos para buscar la remontada

El Racing debe ganar en Burgos para buscar la remontada

Dani Aquino vuelve a jugar tras cumplir su sanción para liderar a un equipo en crisis endémica que esta semana ha cambiado de director deportivo

Aser Falagán

Santander

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Domingo, 25 de marzo 2018, 07:52

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Dicen los que no han estado en Vitoria que en Burgos hace mucho frío. El Plantío amanecerá hoy con un grado bajo cero y una sensación térmica de -6. La noticia más o menos positiva es que para las cinco de la tarde Aemet ya prevé ocho grados. Muy poco para un estadio que es una nevera, pero al menos temperatura sobre cero en pleno temporal. Pero para frío el ambiente que rodea al Racing. Helado, gélido; fruto de una descomposición general y en una grave crisis deportiva que ya se ha llevado por delante al entrenador y al director deportivo. Y solo estamos en marzo.

Con la afición encarada con los futbolistas y hasta con el director general, Víctor Alonso, y poca credibilidad después de los sucesivos fiascos, un club que se ha acostumbrado a fracasar en sus principales retos afronta otro examen de suficiencia. Otro más. Como le ocurre a todos los malos estudiantes. Tras suspender casi todos los anteriores, busca una nueva oportunidad consciente -o quizá no- de que se le agotan las convocatorias. De que está a punto de repetir curso. Como el año pasado. Y como el anterior. La Segunda B es para los de Higuera como el Día de la Marmota para Bill Murray.

Con el equipo viajará Chuti Molina, el nuevo director deportivo que ha sustituido a Pachín, aquel técnico que llegó para inaugurar un proyecto de futuro pese a estar al borde de la jubilación y que ha durado menos de un año después de que el Racing confeccionara una plantilla descompensada que ni siquiera está en condiciones de luchar por el liderazgo del grupo. Con muchas dudas e incertidumbres, amenazado por el peligro y un puñado de equipos que ya amenazan incluso su presencia en los puestos de fase de ascenso, el Racing está obligado a ganar a un equipo que no se juega virtualmente nada, alejado como está de los puestos de descenso y sin prácticamente posibilidades de colarse entre los cuatro primeros. El problema es que los cántabros, ya sea con Viadero o con Pouso en el banquillo, se empeñan en demostrar su endeblez a domicilio, empatando y perdiendo con equipos en descenso.

Los verdiblancos no ganan lejos de casa desde el 21 de enero, cuando derrotaron al entonces líder Mirandés en Anduva en lo que parecía un punto de inflexión. Y lo fue, pero en negativo. Desde entonces se ha quedado sin entrenador, sin director deportivo, sin Córcoles (otro ejemplo de mala planificación) y sin el apoyo de parte de la grada y el entorno. De hecho, Carlos Pouso aún no sabe lo que es ganar con el Racing lejos de los Campos de Sport. Mal saldo para un entrenador que llegaba para reconducir al equipo y ascenderlo a Segunda y se ha encontrado con un vestuario que, por echar mano de la expresión acuñada por Jorge Valdano, sufre de miedo escénico cada vez que se aleja de Santander. Y puede que en El Sardinero comience a pasarle lo mismo si sigue encorajinando a sus seguidores a base de concatenar papardas.

El caso es que el frío será el menor de los problemas del Racing en su visita al Burgos de Alejandro Menéndez, un entrenador asociado en Santander a la oscura época de Ángel 'Harry' Lavín que tiene además en sus filas a dos de los fichajes verdiblancos del invierno pasado: Jagoba Beobide y Carlos Álvarez. Claro que tampoco es demasiado novedoso, porque después de más de 40 fichajes en tres años el Racing ha dejado exfubolistas repartidos por todo el fútbol español.

Crespo será, como siempre, el portero. Y la defensa se hará, como siempre, al descarte. Adán Gurdiel será el lateral derecho. Porque no hay otro. Julen será el lateral izquierdo. Porque no hay otro. Gonzalo será uno de los centrales titulares, con dos candidatos a acompañarle: Regalón y Gándara. Porque no hay otros. El primero llegó para ser el líder de la defensa, pero ha perdido protagonismo y quien parte con ventaja es el canterano, a quien el club presenta ahora como central pese a haberse hartado de decir que su puesto natural era el de lateral.

En una plantilla de 23 futbolistas, el Racing decidió inexplicablemente contar con solo dos centrales específicos (entonces sostenía que Gándara no lo era) y con la lesión de Granero ya no puede ni siquiera echar mano de la excusa de que siempre se podía reconvertir al valenciano a ese puesto, pese a que tanto Viadero como Pouso reconocen que el capitán rinde mejor en su demarcación natural: la de centrocampista.

Precisamente ahí es donde sobran efectivos. Si repite la alineación de la semana pasada y el 4-3-3 que el nuevo entrenador ha tenido que improvisar ante la descompensada configuración de la plantilla, con seis delanteros y seis defensas, los ejes serán Antonio Tomás, Quique Rivero y Sergio Ruiz, con un trío atacante en el que habrá necesariamente cambios.

Dani Aquino, que ante las críticas ha colocado un candado en sus redes sociales, regresa tras su partido de sanción por acumulación de amonestaciones y será titular junto a Borja Lázaro, ya referencia goleadora del equipo. El tercer puesto en discordia se lo disputan un Héber algo bajo de ritmo, lo que le hace perder enteros a los ojos de Carlos Pouso, un Óscar recién recuperado de una lesión que ya tuvo minutos la semana pasada en la victoria ante el Amorebieta, y Pau Miguélez, en principio quien parte con más posibilidades.

Quien seguro que no estará es Franco Acosta, otro ejemplo del fallo multiorgánico que afecta en los Campos de Sport. El uruguayo llegó como primer fichaje del mercado de invierno en medio de una de las múltiples crisis que han asolado el equipo este convulso curso. Se acababa de perder otro partido y había que mostrar algún síntoma de reacción, de modo que se incorporó a un joven delantero con una modesta estadística goleadora en el Villarreal B (el antiguo equipo de Pachín) que con otros cinco atacantes en el equipo (por no hablar del canterano Badiola) se queda fuera de la convocatoria una semana sí y una no. Y hoy no le toca viajar a Burgos.

La primera misión de los cántabros será abstraerse de su crítica situación deportiva y las dificultades económicas, que han obligado a pedir al Gobierno que aplace la deuda de dos millones por impago de uno de los plazos de la marca Racing. Por mucho que la directiva haya asegurado que el Grupo Pitma garantiza la solvencia económica, el Ejecutivo ha visto en este principio de año cómo se volvía a dilatar la devolución de esa cantidad ya vencida a las arcas públicas.

También deberán superar el ambiente enrarecido y la desconfianza de una afición y un entorno cansado de remontadas frustradas. Mientras Mirandés y Sporting B le ofrecían infinidad de oportunidades, el Racing ha vivido desde hace demasiados meses un tobogán de emociones, esperanzando a su afición cuando una victoria en casa coincidía con un tropiezo de sus rivales y destruyendo acto seguido todas las ilusiones con sus nefastas actuaciones a domicilio, donde lleva dos meses sin ganar. Así ha perdido la credibilidad hasta convertir la visita a Burgos, hasta el año pasado una fiesta con masivo desplazamiento, en un partido más tras haber conseguido lo que parecía imposible: divorciarse de una parte de su afición, la única que se mantuvo a la altura durante los años oscuros y que después le ha acompañado pese a concatenar fracaso tras fracaso en la Segunda División B.

La cita de hoy servirá de paso para comprobar si el nuevo equipo de Carlos Pouso, que por el momento tiene muy poco de nuevo, es capaz al fin de ganar dos partidos consecutivos y recuperar algo de ilusión cuando restan solo ocho jornadas para el final de la Liga y no solo es que el primer puesto parezca lejanos, sino que incluso peligra la propia clasificación para la fase de ascenso. El Racing ya ha agotado -en todos los sentidos- su crédito y no tiene margen para un nuevo error. Al contrario, debe ganarlo todo o casi todo para aspirar a salvar una temporada que hasta ahora ha transitado entre fracaso y fracaso. Y no ha dado imagen de ser capaz de hacerlo, porque tal vez en Burgos haga casi tanto frío como en Vitoria, pero el Burgos no es en absoluto el Vitoria.

Hoy el Racing tiene la oportunidad de reivindicarse y demostrar que sí lo es. Ya no puede permitirse fracasar otra vez. Si lo hace, los Campos de Sport pueden ser la semana que viene un entorno más hostil de lo habitual. El racinguismo está definitivamente cansado de celebrar quincenalmente el Día de la Marmota. Y no solo porque ayer uno de los supuestos refuerzos de invierno se quedara de nuevo sin convocar.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios