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Raúl Domínguez repetirá como portero de la Copa del Rey. Viadero no cambia su forma de proceder y le da la oportunidad en el torneo copero. :: daniel pedriza D. Pedriza
Y de pronto, la Copa
Fútbol | Copa del Rey

Y de pronto, la Copa

La ausencia de delanteros obliga a Viadero a cambiar el sistema de juego y jugar con un 4-3-3 inédito esta temporada | El Racing se enfrenta hoy al Leioa a partido único en la primera ronda copera

Marcos Menocal

Santander

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Miércoles, 30 de agosto 2017, 08:10

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De repente, la Copa del Rey. Al Racing últimamente la competición le coge por sorpresa. Inmerso permanentemente en planear el proyecto que le haga recuperar su identidad, se verá por sorpresa hoy en un autobús rumbo a una eliminatoria a partido único y con la necesidad de ganar. Otra obligación más. Por si fueran pocas. Por eso, a partir de las 20.00 horas, Viadero deberá aparcar la competición doméstica, la que da y quita, para superar al modesto Leioa en un frente que sin ser prioritario es necesario. La Copa del Rey es un antídoto contra el aburrimiento y de paso una fuente de financiación -modesta, como todo en el club desde hace años- para tapar 'agujeros'.

Ser del Racing -en cualquiera de sus manifestaciones; directivo, jugador, aficionado, accionista...- implica estar en guardia. Siempre alerta. Por este tipo de razones, que el Racing estrene hoy sistema de juego en el estadio de Sarriena no extraña del todo al entorno. Viadero se reinventa una vez más y pese a que no es algo que le agrade, su equipo formará sobre la base de un dibujo 4-3-3. Más por obligación que por convicción. Otra más. La ausencia de delanteros, tras las lesiones de Juanjo y, fundamentalmente, la de Dani Aquino, le hicieron ayer dar un cambio de timón; situó de referencia a Matías Aquino, el único superviviente de los atacantes, y adelantó a Héber Pena y a Óscar Fernández para que le custodiasen y multiplicaran sus funciones. Estos dos últimos serán dos extremos que jugarán a la altura del vértice del área enemigo. La hoja de ruta copera para hoy ante el modesto Leioa -también rival de los racinguistas en la Liga- se completa con otra línea de tres por detrás; en esta segunda ofensiva salvo sorpresa -una más- jugarán Sergio Ruiz, Granero y Quique Rivero. Los tres jugadores también tendrán que sumarle funciones a su tarea inicial, sin embargo ayudarán a tener más presencia en el centro del campo y, teóricamente, más posesión.

A Viadero no le gusta del todo esta nueva estampa. Siempre ha sido un entrenador bastante pragmático; cuando algo le funciona no se plantea cambiarlo y tan solo acepta el reto cuando las exigencias del guión no le dan tregua. Hoy es uno de esos días, ya que las lesiones y la falta de recursos le han empujado como ya hicieron la pasada temporada. Aquella vez los resultados no fueron buenos y no tardó en rectificar y regresar a lo de siempre. Hoy puede ser distinto; es una eliminatoria a partido único y la urgencia va por delante. El Racing visita Lejona con la vitola de favorito y es probable que por esa condición los vizcaínos le den la pelota y le señalen con el dedo para que lleve la iniciativa. Con tres hombres en el centro del campo y otros tres por delante del balón, lo extraño sería que los verdiblancos no marcasen el ritmo del partido. En defensa y en la portería, el míster santanderino será fiel a sus principios; Raúl Domínguez será el portero de la competición copera -para eso fue titular el pasado domingo en Liga- y para los cuatro zagueros no existen diferencias entre la Liga y la Copa. Gándara, Regalón, Gonzalo y Julen aprovecharán el ensayo con fuego real de hoy para entonarse de una vez en sus labores.

El banquillo estará compuesto eminentemente por jugadores cántabros

El equipo ha recibido un gol en dos jornadas ligueras, pero las sensaciones de seguridad no han sido las mejores. La exigencia de la competición de hoy servirá para que la pareja de centrales, fundamentalmente, se adapte de una vez por todas. La cantera completará la convocatoria con Camus, Pau Miguélez, el versátil Javi Cobo y un Víctor Badiola que gana enteros. El chaval le está entrando por el ojo al míster.

Un compromiso atractivo

El Racing lleva años en los que la Copa del Rey es lo más parecido a un recuerdo distorsionado de lo que fue. Que el Sevilla, la Real Sociedad en aquella eliminatoria histórica con plante incluido o el Athletic de Bilbao pase por El Sardinero no deja de ser una forma de calmar la amargura racinguista. Los cerca de 1.000 aficionados itinerantes que viajan cada quince días por la España profunda en el pozo de la Segunda B se frotan los ojos cuando regresan a un estadio de los de siempre. Qué decir cuando estrenan uno, como ocurrió con el nuevo San Mamés a primeros de año.

La Copa es algo necesario; que sienta bien y Viadero lo sabe. El técnico se tomará lo de hoy muy en serio. Sus jugadores no tienen ninguna dudas que la de hoy es la primera eliminatoria de no menos de tres, las mismas que el Racing ha de pasar para recibir un equipo europeo en Santander. Es un premio pobre para un club pobre cuya riqueza y patrimonio se reduce -que no es poco- a su historia y a su gente. Por eso, aunque la plantilla aún no está entonada y pese a que la Liga es el único conducto hacia la felicidad total, hoy debe ganar -y convencer a ser posible- a un rival que con ser el anfitrión del Racing ya ha dado un salto de calidad. Para el Leioa, que suma su cuarta temporada de su historia en Segunda B, todas ellas consecutivas, no hay más reto que echar abajo los pronósticos que le colocan como víctima. Aún así, los vizcaínos fueron quintos en el último curso liguero, a un paso de meterse en un play off de ascenso. Algo impensable. No obstante en Sarriena deben ser ambiciosos puesto que después de lograr algo así se han reinventado y han fichado a quince jugadores y han cambiado al entrenador. Ahí es nada.

El Leioa es el enemigo a las puertas de un Racing a quien pese a lo prematuro no puede cogerle por sorpresa el combate de hoy. Bien es cierto que en El Sardinero andan mirando de reojo el partido del domingo ante el Mirandés, un duelo que marcará el devenir liguero, pero antes debe salir airoso de un compromiso. Una Copa en el camino.

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