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Sañudo, Berasategui, Higuera,Diego y López Tafall el 14 de junio, al inicio de la época de Higuiera Javier Cotera
Salvación económica; ruina deportiva
Racing | Segunda B

Salvación económica; ruina deportiva

Tras devolver la normalidad institucional al Racing, Higuera y su equipo perdieron apoyos por una política deportiva que ha llevado a la peor clasificación de la historia

Aser Falagán

Santander

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Martes, 8 de mayo 2018, 13:17

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Manolo Higuera se convirtió en presidente del Racing el 14 de junio de 2015 pero su figura se había convertido ya mucho antes en referencia en la lucha del racinguismo contra Francisco Pernía y Ángel 'Harry' Lavín durante la Era Okupa. Formó parte del equipo que trabajó para desalojarles y cuando el 31 de enero de 2014 se nombró la nueva directiva presidida por Tuto Sañudo fue uno de los dirigentes en la sombra, mientras David González Pescador asumía funciones ejecutivas, siempre asesorado por el propio Higuera.

Tras entrar en el Consejo por cooptación, al final de la temporada 14-15, con el Racing de nuevo descendido a Segunda B y Pescador ya amortizado, se convirtió en presidente del club, con su amigo y excompañero Víctor Diego como segundo. Para entonces el club ya había tomado una de sus primeras decisiones traumáticas tras la junta de la 'liberación': el despido de Paco Fernández como entrenador. Lo hizo aún González Pescador a espaldas de un Tuto Sañudo que aún figuraba como presidente. Tras la decisión estaba ya Higuera.

Su figura encabezaba el grupo de siete exfutbolistas que lideró junto a otros sectores del racinguismo la oposición a Harry y reconstruyó el club. Tanto desde un punto de vista deportivo como en el económico y social. Eran, además de él mismo y Víctor Diego, Quique Setién, Pedro Munitis, José Moratón, Gonzalo Colsa, y Alberto Solaeta. Antes se habían quedado por el camino otros como Paco Liaño y Pedro Alba.

Heredó una situación caótica, como lo habían hecho sus antecesores en enero de 2014. La deuda con la Agencia Tributaria rondaba los doce millones de euros, el club tenía las cuentas embargadas, no había capacidad para pagar las nóminas y el equipo estaba desmantelado.

Su proyecto de reconstrucción comenzó con el reseteo del club. Aún como asesor externo había impulsado la puesta a cero del capital social, la anulación de las antiguas acciones y una nueva ampliación de capital. Un proceso, en definitiva, similar al que propició la conversión del Racing en sociedad anónima deportiva.

Él encabezó la única propuesta vinculante, presentada el 22 de abril de 2015, y en la que se unían las cantidades aportadas por los exfutbolistas, las empresas que captaron y las de los particulares en las campañas de suscripción. El 14 de junio se convirtió en presidente, y ya como tal cerró el 27 de julio las últimas aportaciones necesarias para llegar a los 2,7 millones de euros que exigía como capital mínimo el Consejo Superior de Deportes para que la ampliación fuera válida.

Las fechas claves

  • 2015. 31 de enero: Se celebra por mandato judicial una junta que desaloja a Ángel 'Harry' Lavín ; 3 de marzo: El Racing, conGonzález Pescador ejerciendo como presidente de facto, despide a Paco Fernández; 7 de junio: El Racing desciende de nuevo a Segunda División B pese a ganar en Albacete; 14 de junio: Manolo Higuera sustituye como presidente a TutoSañudo, que pasa a serlo honorario; 27 de julio: Concluye la ampliación de capital que reseteó el club.Se cubren los 2,7 millones exigidos ; 7 de agosto: El Gobierno de Cantabria se compromete públicamente a firmar un contrato de patrocinio.

  • 2016. 15 de mayo: El Racing termina la Liga como campeón de su grupo de Segunda División B; 22 de mayo: El Reus gana 0-3 en los Campos de Sport. Termina con la euforia que se respiraba; 12 de junio: El Cádiz elimina al Racing en el play off y Pedro Munitis anuncia que deja el club; 24 de junio: Ángel Viadero deja el Burgos y se convierte en nuevo entrenador del Racing; 11 de agosto: El Gobierno acuerda aportar cuatro millones de euros a través del convenio con Pitma; 17 de diciembre: Pitma entra en el accionariado del club.Paga 1,2 millones por el 30%.

  • 2017. 19 de marzo: 5.000 aficionados verdiblancos se desplazan a León para el duelo ante la Cultural; 31 de marzo: Se contrata a Víctor Alonso como nuevo director deportivo del Racing; 20 de abril: Se contrata a Pachín como director deportivo, aunque el acuerdo estaba cerrado mucho antes; 30 de abril: El Racing pierde en Guijuelo casi todas sus opciones de ser campeón de grupo; 18 de junio: El Barça B gana 1-4 y elimina virtualmente alRacing en la última ronda de la fase de ascenso; 25 de noviembre: La junta aprueba un informe de gestión que revela que Pitma posee ya el 61% del club.

  • 2018. 4 de febrero: Ángel Viadero es destituido.La grada pedía su dimisión y la de la directiva; 6 de febrero: Carlos Pouso, nuevo entrenador.El club ya había hablado con él conViadero en el banquillo; 20 de marzo: Pachín llega a un acuerdo para rescindir su contrato menos de un año después de su llegada; 22 de marzo: Chuti Molina se convierte en el nuevo director deportivo del Racing; 6 de mayo: El Racing cae 3-0 enZubieta y deja de depender de sí mismo para entrar en la fase de ascenso; 7 de mayo: Manolo Higuera y cuatro de sus consejeros anuncian su dimisión en rueda de prensa.

Esa fue una de sus primeras tareas. Las otras, negociar con los empleados un calendario para amortizar los impagos y construir una plantilla mientras configuraba el nuevo cuerpo técnico. Pedro Munitis se convertía en entrenador oficial del primer equipo (el año anterior ya había ejercido como tal, pero al no disponer del carné UEFA Pro formalmente el cargo lo ocupaba Javi Pinillos), de nuevo con Gonzalo Colsa como segundo. Al frente del filial colocó a Esteban Torre, hombre de confianza de Quique Setién, aunque su preferido era Moratón, que le tomaría el relevo al año siguiente.

Comenzó así una temporada en la que a los malos resultados deportivos se unió la sanción de la UEFA por una deuda con Morris. Le quitaron seis puntos al Racing, que de luchar por el ascenso se vio cerca del descenso, pero después se levantó la sanción y el equipo remontó hasta terminar la temporada regular como campeón de grupo tras una larga carrera de fondo con el Racing de Ferrol.

El Racing vivía un clima optimista. Un ascenso que se veía probable permitiría sanear la economía del club, pero era necesario ponerse al día con los futbolistas, con lo que Higuera comenzó a trabajar en otro de sus proyectos estrella: un contrato de patrocinio con el Gobierno de Cantabria que le permitiera ponerse al día con Hacienda y futbolistas para cumplir así los ratios que se exigen para ingresar en la Liga de Fútbol Profesional. El Reus y el Cádiz derribaron entonces el castillo de naipes. Una plantilla con muchos futbolistas procedentes de Segunda División cayó goleada ante los catalanes en la eliminatoria de campeones por el ascenso y el Cádiz condenó al Racing a un segundo año en el infierno en la repesca. El Gobierno vio que no era aún necesario el contrato de patrocinio y dadas las fuertes críticas de la oposición y una parte de la sociedad aprovechó para paralizarlo.

Segundo capítulo

En su segundo curso, los traspasos de los hermanos San Emeterio y de Mamadou Koné permiten recaudar al Racing cerca de dos millones de euros, que con las cuentas embargadas se destinaron íntegramente a amortizar deuda con Hacienda. El Racing construyó un nuevo proyecto, ya con Quique Setién desvinculado por su desacuerdo con la gestión deportiva -que no la económica- del club. Él apostaba por un proyecto de cantera y de construir jugadores, aunque tuviera que pagarse como peaje una larga de temporada de tres, cuatro o hasta cinco años en Segunda B. Higuera insistía en que para que el club fuera viable había que ascender de inmediato. Se reconfiguró la plantilla casi por completo, pero esta vez dando entrada a alguna promesa formada en La Albericia y se contrató a un nuevo entrenador: un hombre de la casa como Ángel Viadero.

La tarea de fichar recayó entonces en el técnico y el presidente al alimón, aunque para entonces Higuera ya tenía en mente la incorporación de Pachín, aún en aquella época miembro de la secretaría técnica del Villarreal. Mientras construían una nueva plantilla el Gobierno daba largas sobre el contrato de patrocinio hasta que las trabas legales -el club tenía deudas con la Administración y aportaba como garantía una marca que aún era propiedad del Ejecutivo- lo bloqueó.

Llegada del grupo Pitma
Llegada del grupo Pitma Javier Cotera

Surgió entonces un nuevo actor: el grupo Pitma, interesado en comprar los soportes publicitarios del Racing en una operación a tres bandas con el Gobierno que le diera al club la solvencia necesaria. Para dar el empujón definitivo, el Ejecutivo aprobó en Consejo de Gobierno impulsar una campaña que nunca puso en marcha, pero ante las sucesivas demoras Higuera convenció a los dos propietarios de Pitma, Pedro Ortiz y Alfredo Pérez, para que entraran en el accionariado. Lo hicieron a través de una ampliación de capital impulsada en 2016 por la que se hacían con el 30% del capital social y entraban en el Consejo de Administración junto a su abogado de confianza, Cristóbal Palacio.

En lo deportivo, la temporada fue una nueva carrera de fondo por el liderato, esta vez con la Cultural Leonesa. El Racing terminó subcampeón, empatado a puntos con los líderes, y tras superar en la fase de ascenso al Rayo Majadahonda y Villanovense el Barcelona B le fulminó con un 1-4 en los Campos de Sport. En esa recta final los verdiblancos ya habían incorporado a Pachín como director deportivo en una de las decisiones más cuestionadas de toda la etapa de Higuera.

En lo económico el equipo había conseguido pagar ya al día y amortizar parte de la deuda con Hacienda, aunque no tanto como hubiera sido posible. En la confianza en que se cerrara el acuerdo de patrocinio con el Gobierno (que comenzó con diez millones en diez años, pasó a cuatro y se quedó en nada), el club llegó a tener pendientes de facturar más de dos millones de euros para evitar que fueran directamente a Hacienda. No porque no hubiera disposición al pago, sino porque se confiaba en que el acuerdo para el patrocinio fuera inminente y que, con las deudas tributarias saldadas, esos más de dos millones sirvieran para amortizar otros pasivos y reforzar el equipo.

Manolo Higuera y su equipo redujeron la deuda con Hacienda de doce a cinco millones y evitaron la disolución del club, pero no consiguieron sacarlo de Segunda B en un rotundo fiasco deportivo

Sin embargo, cuando el Barcelona B dinamitó el segundo proyecto de Higuera en Segunda B el Ejecutivo reculó y el Racing se vio obligado a buscar el plan B. Higuera consiguió entonces convencer al Grupo Pitma de que se hiciera con la mayoría accionarial, comprando el paquete de Inmoarrabi, de otras empresas y una parte del capital social de los exfutbolistas hasta reunir progresivamente hasta el 61%. Fracasó otro de los objetivos planteados desde el desalojo de los okupas: la atomización del club. El Racing volvía a tener un accionista de referencia. Un patrón. Un propietario. Y un director general: Víctor Alonso, contratado en marzo de 2017 para gestionar el día a día y liberar de trabajo a Higuera.

A la tercera

El curso 17-18 comenzó mal. En lo deportivo el equipo, que había reducido el presupuesto hasta los tres millones de euros, también comenzaba tocado. Pachín armó una plantilla muy descompensada y el entrenador comenzaba el curso tras un extremado desgaste al no haber ascendido al equipo la temporada anterior. Un fracaso por el que Pedro Munitis dejó el Racing. Pero él optó por seguir cuando Higuera le ofreció renovar a la baja.

Por primera vez las noticias económicas eran buenas. Los futbolistas y empleados cobraban al día y estos últimos habían comenzado a percibir también parte de las cantidades adeudadas. El pasivo con Hacienda se redujo hasta rondar los cinco millones (después de que se facturaran las cantidades pendientes). El club cumplía con sus plazos de la deuda concursal, bien apoyado por Pitma o bien con sus propios recursos. Pero la errática política deportiva era ya un dislate. El equipo no funcionaba, Ángel Viadero estuvo en dos ocasiones al borde de la destitución y el Racing se alejaba cada vez más del liderato.

En el mercado de invierno llegaron un 'nueve' de referencia como Borja Lázaro, pero dos incorporaciones que resultaron fiascos: Franco Acosta y Adán Gurdiel. Este último, un lateral derecho cuando lo que necesitaba la descompensada plantilla con solo cinco defensas era un central. Y por si fuera poco se despidió a Córcoles para hacerle sitio, restando de nuevo efectivos en la zaga y obligando a pagar cerca de 40.000 euros. Y pare redondear, al final tampoco ha jugado Gurdiel, sino el canterano Gándara. El mismo que portó el 'dos' en la segunda jornada.

El empate ante el Leioa precipitó el despido de Ángel Viadero después de que la grada pidiera su dimisión y la de la directiva. Después Pachín llegó a un acuerdo para rescindir su contrato en una situación entre el despido y la dimisión. El sustituto de Viadero, Carlos Pouso, no mejoró la situación, y al de Pachín, Chuti Molina, no le ha dado tiempo a llegar. La derrota frente a la Real Sociedad B en Zubieta, que deja al Racing virtualmente fuera del play off -no es matemático, pero necesita un milagro- fue el tiro de gracia que puso fin a la Era Higuera.

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