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Alumnos del CEAR durante un bautizo
"No es verdad que la escuela de vela sea deficitaria"
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"No es verdad que la escuela de vela sea deficitaria"

Jan Abascal, responsable del CEAR hasta el año pasado, sostiene que la actividad formativa no ha arrojado pérdidas durante dos décadas

Aser Falagán

Martes, 19 de enero 2016, 11:28

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La escuela de vela del CEAR Príncipe Felipe no es deficitaria, o al menos no lo ha sido en las últimas dos décadas, por lo que una escalada de precios no solo parece innecesaria, sino que tendrá como único efecto la drástica disminución del número de alumnos y, con ella, de los ingresos.

Esta es, a grandes rasgos, la postura del durante dos décadas máximo responsable del Centro Especializado de Alto Rendimiento, Jan Abascal, a su vez uno de los grandes promotores de la escuela. Al menos así lo expresó ayer a preguntas de El Diario Montsañés después de que la Federación Española haya encarecido la matrícula y otros pagos y limitado a un año el periodo de préstamo de barco, en lo que la asociación ROLE, que agrupa a más de la mitad de los alumnos, califica como una «privatización encubierta».

«Me llaman la atención esas afirmaciones de la presidenta de la RFEV, Julia Casanueva de que no hay otra opción que subir las tarifas para que la escuela sea viable. Para empezar, no es deficitaria, como he dicho también muchas veces en la Federación, sino que, al contrario, constituye una ayuda», sostiene el excampeón olímpico.

Tasa a Puertos del Estado

Otro de los argumentos esgrimidos por Casanueva es la tasa que se debe sufragar a Puertos del Estado, que a su juicio contribuye a justificar la subida de tarifas, pero sin tener en cuenta que esta cuota se mantendría «prácticamente igual» en caso de que se cerrara la escuela y el CEAR se limitara exclusivamente a la preparación de la selección española y la actividad competitiva de élite.

«Esto es una instalación para equipo olímpico y la escuela es una añadido que puede y debe ayudar a mejorar su economía, pero nunca puede ser la que sufrague el CEAR», reflexiona al santanderino, uno de los nombres de referencia de la vela española durante casi cuarenta años. De hecho, sostiene que de cerrarse la escuela «los gastos del CEAR se mantendrían muy similares, mientras que los ingresos serían claramente menores».En consecuencia, defiende que «lo que hay que hacer es tener más actividades de escuela para generar así nuevos recursos para el centro».

Lugar de entrenamiento

«El CEAR es un lugar para el entrenamiento y la preparación del equipo olímpico, mientras que la escuela es un compromiso que se adquirió con el Ayuntamiento de Santander a cambio de ceder las instalaciones a la Federación Española de Vela», recuerda Abascal, que a preguntas de este periódico no ocultaba ayer su preocupación porque esta nueva política pueda convertirse en un obstáculo a la hora de intentar captar a jóvenes valores.

«De repente cuarenta niños han dejado de navegar, o al menos esa es la información que he leído, y eso ya no me gusta», reflexionaba ayer Abascal. «No puedo estar de acuerdo con esta subida desproporcionada porque, como ya he comentado en muchas ocasiones, la escuela no es deficitaria en absoluto». En este sentido, asegura no saber «cómo han hecho las cuentas para justificar pérdidas», pero insiste en la buena salud económica de la iniciativa, entre otros motivos porque en su condición de máximo responsable del centro hasta 2015 se siente directamente aludido en lo que a los ejercicios pasados se refiere.

«Es fácil ver las tarifas que hay, los ingresos que se generan y lo que hace falta para producir la actividad de la escuela, sumando los gastos de monitores, lanchas, gasolina, etcétera». Abascal incide también en el efecto nocivo que la escalada de precios puede suponer para la labor formativa y de difusión de la vela entre los más jóvenes, que la escuela tiene como objetivo desde su propia constitución.

El exdirector del CEAR también se mostró ayer muy crítico con la limitación de un año para la cesión de barcos a los alumnos de la escuela, lo que en la práctica podría obligar a medio plazo a la compra de una embarcación: «En otro deporte o en otro momento esa estrategia podría ser válida, pero no ahora ni en la vela. En 2013, cuando empezaron los problemas de la escuela, pasamos de casi cien niños a la mitad, y volver a esa cifra nos ha costado dos años de duro trabajo. Hemos tendo que ir a los colegios, hablar con padres, concienciar.... Si ahora acaban el curso cien alumnos y se tienen que marchar, no tendremos recambio».

Así, el problema reside en que «si hubiera otros cien niños esperando porque los alumnos actuales hicieran de tapón, la limitación me parecería una medida razonable, pero no es así; no hay otros cien por detrás que suspiren por la plaza que quedaría libre. La vela es minoritaria y la renovación muy lenta, porque no somos un deporte de masas», explica el gran precursor del CEAR Príncipe Felipe.

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