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Un momento del debate organizado por El Diario Montañés y la CEOE.
Los empresarios quieren volver a ocupar su lugar como generadores de empleo

Los empresarios quieren volver a ocupar su lugar como generadores de empleo

La veintena de invitados coincidieron en afirmar que es necesaria una mayor formación e incidir más sobre los jóvenes

Mariana Cores

Lunes, 31 de octubre 2016, 11:05

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Los empresarios cántabros se sentaron a debatir, por tercera vez, en torno a la mesa organizada por El Diario Montañés y CEOE-Cepyme, con el objetivo de analizar la percepción actual del papel del empresario, volver a ponerlo en valor y reclamar el lugar que le corresponde como generador de empleo y, por ende, de riqueza. Una veintena de personas intercambiaron opiniones durante casi dos horas sobre dónde se halla en este momento el empresario y llegaron a la conclusión de que la crisis económica ha empeorado la percepción social hacia esta figura. Algo que no consideran justo y por lo que creen que es el momento de «que vuelva a ocupar su lugar».

Así lo defendió Lorenzo Vidal de la Peña, presidente de la CEOE, quien agregó que el empresario es «un soñador, al que le dan de bofetadas continuamente, pero que resiste por la ilusión de desarrollar su idea». Recordó que «aunque siempre se persigue un beneficio, en los últimos años se ha trabajado duro sin obtenerlo, en muchos casos, y los que estamos aquí lo sabemos muy bien».

Vidal de la Peña achacó este déficit de percepción hacia el empresario a que «no estamos acostumbrados a tener voz y hemos cedido espacio; no somos capaces de hacer valer lo que representamos. Es el momento de cambiar las cosas, pero para ello hay que estar unidos. Solos no podemos».

Uno de los ponentes invitados, Antonio Pérez Ruiz, director general de IMEM Ascensores, apuntó que una posible clave está en «que la manera en que llegamos a los demás depende de lo que tenemos cada uno de ciudadano. Si somos un ciudadano adecuado, esta es la imagen que llegará al resto». Defendió que «aportamos mucho a la sociedad, pero nunca debemos olvidar que al presentarnos debemos llevar una tarjeta de quienes somos como individuo».

Ante la alusión del moderador, el jefe de Economía de El Diario Montañés, Miguel Ángel Pérez Jorrín, a una encuesta del Círculo de Empresarios en la que se apunta que los españoles valoran de manera más positiva a los empresarios que al Estado pero que, sin embargo, «la imagen que se transmite es negativa», Andrés Gómez, de GOF, apuntó que quizá en esta consideración, los ciudadanos están pensando más «en el IBEX 35 que, por ejemplo, en el tendero del barrio, que también es empresario. Pero si preguntamos, él sí es respetado».

Esas percepciones se pueden cambiar, o al menos intentarlo. Fermín Gutiérrez, de Cesine, apuntó que «el sector de la educación tenemos una responsabilidad muy importante para cambiar este punto de vista a través de los estudiantes, no solo universitarios, sino también de los colegios e institutos. Para crear conciencia y cultura de emprendimiento». Indicó que «se tiene que hacer un esfuerzo para que los docentes desmitifiquen la figura del empresario y llegue bien la información a los estudiantes, además de darle valor, ya que los profesores están al margen de la empresa y no existen ningún programa o asignatura vinculada a la figura del empresario».

Manuel Huerta Terán, de Oxital, también apostó por la formación, al considerar que entre el empresario español «no es muy alta. Los más preparados de clase aspiran a ser funcionarios, mientras que los que abandonan la carrera son los que montan la empresa, en muchas ocasiones, sin conocimientos».

También coincidió con Vidal de la Peña en dar más publicidad e información sobre lo bueno que ocurre en las empresas. «No sabemos gestionar la comunicación de lo positivo. Solo lo hacemos comunicación en momentos de crisis, incluso cuando ya es demasiado tarde».

Huerta Terán fue más allá y en referencia al empresario de hoy en día, desde su punto de vista, «este debe de ser capaz de anticiparse a la necesidad, no sólo de la demanda de los clientes, sino del planeta, ya que, con el tiempo, lo primero estará vinculado a lo segundo».

El directivo de Bergé, José Manuel Manrique, hizo una diferencia entre el empresario propietario o familiar y el gerente de empresa, «van a velocidades distintas. Al primero siempre le cuesta más comunicar. Es más prudente, tanto en dar información como al arriesgar, ya que se juega su dinero».

Vidal de la Peña también estuvo de acuerdo en que existe cierto «desfase» entre los empresarios, pero hizo hincapié en que «con la crisis, nos hemos tenido que profesionalizar para poder mantener la empresa. En el caso de las familiares, en muchas ocasiones, el dueño se ha tendido que mantener al margen de la gestión y ha sido sustituido por una dirección más profesional. Creo que en este aspecto se ha avanzado».

Otro inconveniente, según Manrique, es el tamaño con la que nacen los emprendedores o las empresas familiares, «son pequeñas» y así permanecen, por lo general, «ya que las fusiones solo las pueden hacer las grandes. No sería factible que se unieran cinco o más familias para hacer una gran empresa. Además de que la inmediatez lo puede todo y en eso ganan también las grandes».

Sin embargo, Huerta Terán no vio en ello una debilidad y apuntó a que «a corto plazo, quizá las pequeñas empresas seamos más ineficientes, pero a largo plazo somos imbatible. En periodos de cuatro años somos más rentables que las no familiares».

El tamaño de las empresas también es un handicap, según Juan de Miguel, de SIEC, para rebajar las tasas de paro. «Se podrían reducir si hubiera más empresarios, como ocurre en Francia o Alemania, donde el paro ronda el 8%, mientras nosotros, no hemos conseguido bajar el 20-25% a raíz de la crisis». En este punto, Huerta Terán también señaló al tamaño como parte del problema, ya que «empresas hay muchas, pero son pequeñas. Necesitamos crecer para generar más empleo y ser más productivos. Las 55 familias de la Asociación Cántabra de Empresa Familiar dan empleo a 8.000 personas, pero una región similar en Alemania, el número sería muchos más elevado».

La globalización fue otro de los puntos que se debatieron. Mientras García Lostal la percibió como «una dificultad que ha variado el entorno y la manera de comercializar», para Olga Dagoas, de FAED, opinó que vender fuera es «una oportunidad . Nos ha puesto las pilas. La crisis nos ha obligado a diversificar y lo veo bien».

El presidente de Agua de Solares, Adolfo Añibarro, lamentó que «exista un sentir generalizado de que el empresario solo quiere ganar dinero y vivir bien, sin importarle los demás. Y ahora, con los malos tiempos, se alegran cuando nos va mal. No saben cuál es la función del empresario. La gente no es consciente de que muchos, sobre todo los propietarios de pymes, han arriesgado incluso su patrimonio y han terminado mal».

"A las empresa no se las debería de poner palos en las ruedas"

Jesús García Lostal cree que la definición «por antonomasia» del empresario «es la de la persona que genera riqueza». Es el individuo que en el camino «arriesga sus recursos». Ahora, tras una época «muy turbulenta, en la que las empresas han tenido que ajustarse ante una situación que cambió radicalmente, su figura se ha visto distorsionada».

Los últimos años, apuntó «hemos tenido que tomar la decisión de realizar sucesivos recortes económicos, que han sido muy duros para quienes los han sufrido», pero también «para el empresario que ha tenido que tomar la decisión».

Por todo ello Lostal estima que «al empresario se le debe de dar más facilidades para desarrollar su función y no ponerle tantos palos en la rueda», empezando «por los propios organismos públicos que con sus trabas burocráticas, dificultan mucho el proyecto empresarial». También destacó que «el Estado nos marca el terreno. Cada día nos constriñe más».

"Con la crisis es más difícil desarrollar un trabajo digno"

La figura del empresario, para Adolfo Añibarro «ha ido evolucionando muchísimo. El cambio sufrido ha sido enorme. Durante años este trabajo ha sido muy gratificante. Se venía con mucha ilusión a la empresa y se apreciaban los resultados».

Pero desde hace ocho años, con la llegada de la crisis, apuntó, «todo se deterioró, hasta el punto de que ahora es mucho más difícil desarrollar un trabajo digno, especialmente en Cantabria», y a esto sumó que el sector «cada vez ha ido notando más los inconvenientes de no tener un Gobierno estable».

Añibarro lamentó que la política tampoco ayude. «La composición política del Parlamento cada vez está más dividida, lo que provoca que se creen más problemas para el sector». A pesar de que «ya vayamos a tener un Gobierno, la incertidumbre está en el futuro». Desde su punto de vista, «la solución que dan muchos a esta crisis es la exportación y la innovación, pero no todos pueden invertir en ello y llegar a otros mercados».

"Tenemos más problemas aquí por falta de unión"

Antonio Pérez consideró que un buen empresario «debe tener como principio ser un buen ciudadano. Esta extensión le llevará a una ejecución digna de su profesión». Recordó que a pesar de los «años tan malos que hemos vivido, la figura del empresario como generador de empleo y motor de la economía de la sociedad sigue plenamente vigente».

Por ello entendió que «esta sociedad ha de reconocer la indispensabilidad de esta figura».

En cuanto a Cantabria, apuntó que tiene «los mismos problemas que otras comunidades, quizá acentuados por nuestro tamaño y características propias de la región, que añade dificultades al tejido empresarial, que está menos unido y hay menos puesta en común que otras regiones».

Insistió en que hay que tener muy en cuenta «quién es nuestra voz cuando nos va a representar fuera de nuestra empresa. Debe ser alguien adecuado. También debemos pensar en qué es lo que aportamos a la sociedad y debemos destacarlo».

"Hay que recuperar la figura del empresario, hoy denostada"

Un empresario, en boca de Lorenzo Vidal de la Peña, es «un soñador. Es alguien que pone por encima su ilusión para que el trabajo salga adelante y para poder crear y desarrollar sus ideas». Sin embargo, advirtió de que el empresario que no se adapta a la realidad que corre «dejará de serlo o más bien, deberá de cerrar su empresa».

Lamentó que «en estos tiempos, la figura del empresario está siendo muy denostada y debemos de recuperarla. Creo que es importante para todos: para los trabajadores, para nosotros y para el devenir de la sociedad».

En este sentido recordó que el empresario «es quien crea empleo. Basándonos en esa premisa y en la lógica de la ética y la honestidad, creo que el camino a recorrer es el de recuperar y hacer patente que la generalidad de los empresarios están para crear empleo y riqueza en la tierra en la que se encuentran».

En referencia a Cantabria, consideró que «han sido, son y deben de seguir siendo la principal fuente de riqueza».

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