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«Tenemos que actuar hoy para poder ser potentes mañana; si no, mal vamos»

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Alberto Aja

«Tenemos que actuar hoy para poder ser potentes mañana; si no, mal vamos»

Foro Económico El Diario Montañés ·

José María Gay de Liébana analiza el devenir económico nacional y aboga por redoblar la inversión en innovación

Jesús Lastra

Santander

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Miércoles, 13 de diciembre 2017, 15:33

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«Tenemos que actuar hoy para poder ser potentes mañana; si no, mal vamos». El economista José María Gay de Liébana, profesor en la Universidad de Barcelona y uno de los analistas más mediáticos en la actualidad, cerraba ayer su intervención en el Foro Económico de El Diario Montañés abogando por sentar las bases para un futuro mejor que el presente por el que, a su juicio, transita el país, lastrado por la elevada deuda y gasto público que, entre otros aspectos, impide una apuesta clara por la innovación. La masiva afluencia de las principales personalidades políticas y empresariales de Cantabria dejó pequeña la sala del Hotel Bahía donde se celebró el acto moderado por el director de este periódico, Íñigo Noriega, y presentado por la periodista Pilar González Ruiz, una cita en la que el invitado aprovechó su afición por el Real Club Deportivo Espanyol para hacer un símil entre la economía nacional y la liga de fútbol. «Sigamos adelante porque el camino a la Champions League es muy complicado, pero sin perder de vista el descenso, ya que actualmente ocupamos la decimosexta posición en la clasificación».

Durante su alocución, trufada de anécdotas e ironías que despertaron en repetidas ocasiones los aplausos entre los presentes –su oratoria ratificó los motivos por los que es uno de los rostros más recurrentes en los programas televisivos–, Gay de Liébana fue fiel al título de su conferencia, ‘Situación actual y perspectivas económicas’. «Si no sabemos dónde estamos, no sabemos dónde vamos a ir», arrancó. En su discurso, el profesor situó perfectamente la ubicación actual de España como país en comparación con su entorno europeo, una radiografía con síntomas preocupantes en ámbitos como la tasa de paro o el envejecimeinto. Todo ello en un ciclo de crecimiento económico que ha llevado a la nación a niveles similares a los de 2008, aunque «no se puede hablar de prosperidad», advirtió.

«Los políticos radicales han hundido Cataluña»

«Los políticos radicales han hundido Cataluña con la colaboración del Gobierno central». Así opinó José María Gay de Liébana, nacido y residente en Barcelona, sobre el conflicto independentista y sus potenciales consecuencias. En todo caso, también responsabilizó en parte a Madrid de la deriva secesionista. «A los no independentistas nos han abandonado totalmente» desde la capital de España.

¿El efecto de este pulso? «Cataluña pierde económicamente. Se tenía que haber reaccionado ya en 2012, con el primer desafío de Artur Mas, pero faltó cintura en Madrid», dijo.

Gay de Liébana igualmente criticó que «hay separatistas y hay separadores», en alusión al Ministerio de Hacienda y su titular, Cristobal Montoro. «Me ha acorralado como si fuera un delincuente», deslizó.

Para aquilatar sus premisas, Gay de Liébana tiró de datos. En 2008 el Producto Interior Bruto (PIB) alcanzaba 1.116.207 millones de euros, por los 1.118.522 del año pasado, una leve diferencia pero que sí muestra una clara transformación en el ámbito laboral. En 2007 esa riqueza equivalía a 19.812.000 empleados, por los 17.418.000 de 2016, una caída de 2.394.000 personas «que ya no sirven para producir PIB». Todo ello a las puertas de la nueva revolución industrial que supondrá la automatización y robotización de numerosos procesos productivos. «Los robots nos van a desplazar. Nos vamos a encontrar en una encrucijada entre la nueva economía y el factor humano que supone prescindir de tantos trabajadores».

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En este sentido, ensalzó a los países que se «empeñan en apostar por la innovación y el desarrollo, y que tienen premio», afirmó, alabando a Estados Unidos, China o Corea del Sur. En cambio, sobre España lamentó que «nos estamos quedando rezagados» en el aprovechamiento del I+D en relación a otras potencias continentales como Francia, Alemania o Italia. «No es que los demás vayan hacia delante», matizó.

Coyuntura y proyecciones

El profesor reprobó uno de los «pecados» de la economía española. «Hemos dejado de lado la industria en favor de los servicios». Alertó de que los registros históricos en turismo se van a acabar por la fuga de visitantes a otros enclaves mediterráneos y profundizó en las tribulaciones que le genera el desempleo. «Falta tejido industrial y las empresas son de tamaño reducido», lo que se traduce en una «insoportable» tasa de paro del 17%. A este respecto, una predicción: España ya no creará empleo en 2022 y la tasa estructural de reclamantes se disparará al 14%.

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Gay de Liébana sí alabó a las familias. «Las economías domésticas han hecho el trabajo» al reducir deuda a pesar de que cada vez ganan menos –31.711 euros en 2008 por 27.420 el pasado año–, al igual que el sector empresarial. Como punto positivo, la balanza exterior: «Ha sido mérito de las compañías españolas lo de ampliar mercados. Ahora todos estamos con la maleta en los aeropuertos vendiendo de un lado para otro», aseveró.

Sin embargo, el conferenciante torció el gesto al escrutar el desempeño de los balances públicos. En primer término, el déficit de las administraciones a pesar de que la presión fiscal continúa al alza. «El gasto público se puede reducir en 45.000 millones en media hora. Tan solo hay que abrir las contrataciones públicas a más empresas y no adjudicar siempre a las mismas», razonó.

Tras dejar flotando en el ambiente la duda de qué ocurrirá cuando desde el Banco Central Europeo se abandonen las políticas de estímulo económico, admitió que «no veo que se frene» la generación de deuda pública, que ha pasado de 509.000 millones en 2007 a 1,53 billones nueve años después. ¿Qué va a implicar esto? «Me temo que se va a quitar el tope de la cotización máxima a la Seguridad Social, como ya ocurre en algunos países», advirtió, para acto seguido reprobar la «excesiva grasa» presente en la economía española. «Los políticos no conocen el mundo real», afeó.

Como corolario, una reflexión. «Siempre explico a mis alumnos que cualquier empresa que la totalidad de lo que produce es deuda tiene los días contados....». El profesor asimismo defendió que «esta tendencia no se puede sostener. No cuadran los números de la Seguridad Social», dijo, para igualmente aportar su consejo para optimizar la financiación autonómica. «Hay que arreglarlo, reformar el sistema tributario de las comunidades y recortar gastos», concretó.

Trabajar, en definitiva, para que, al igual que el Espanyol, España permanezca en la primera división económica.

Las preguntas del público

  • Cupo Vasco. «Han sabido negociar en un momento de debilidad. Han sido hábiles, les felicito», dijo el economista en relación a la defensa que varios partidos políticos han hecho del cupo vasco. «Yo te apoyo, pero tienes una factura pendiente conmigo. Son reglas del juego y las han aprovechado», sostuvo. Abogó por «replantearnos la financiación autonómica. Hay que decidir si se centraliza o descentraliza el gasto. Lo ideal es que cada autonomía viviera de sus ingresos. Papá Estado que cubra el gasto necesario si no se llega».

  • Déficit autonómico. ¿Cómo encaja que las autonomías hagan ajustes para cuadrar el déficit cuando en paralelo piden más dinero a la Administración central? «Es como un hijo con sus padres, que si no se le niega una cosa siempre va a pedir más», inició Gay de Liébana. En todo caso, sostuvo que «se necesita una Comisión que actúe con seriedad y que fije las nuevas reglas de financiación. Yo dejaría el IRPF y el IVA en manos de las comunidades; mientras que sociedades lo gestionaría desde el Estado. Que cada autonomía ‘venda’ su producto».

  • Medidas si gobernara. ¿Qué tres medidas adoptaría si gobernara? El profesor universitario aquí respondió rápidamente, con una receta clara. «Bajar el gasto público abriendo la contratación a más empresas; ahí ya me ahorraría 45.000 millones, cuando el déficit es de 50.000. En segundo lugar, reducir el IRPF a las rentas más altas y más bajas, y bajaría el impuesto de sociedades. Por último, bonificaría al 100% la contratación de desempleados mayores de 50 años». Con esas decisiones, aseveró, «ya estaríamos en superávit», aventuró con seguridad.

  • Paro estructural elevado. ¿Debe España acostumbrarse a un paro estructural de dos cifras? «Me da miedo la previsión de un paro estructural del 13,9% para 2022», admitió el ponente. «La gente desempleada crea virus negativos. Siento preocupación por los hijos de los parados de larga duración y el ambiente que están respirando», anotó Gay de Liébana, que defendió la necesidad de «recuperar gente mayor, pero que sean las empresas las que se encarguen de ello», manifestó, tras desdeñar los beneficios de los planes públicos de empleo.

  • Reto de la robotización. «No podemos prepararnos para hacer lo mismo que un robot», diagnosticó Gay de Liébana cuestionado sobre el reto de la automatización y la oportunidad que supone para crear empleos de alta cualificación, frente a la amenaza de la supresión de puestos de trabajo. «Los robots van a ser inteligentes, de acuerdo, pero los humanos siempre van a tener la innovación y la creatividad. Va a haber nuevas profesiones en torno a trabajar e interactuar con estos robots. Sí puede ser una oportunidad para aprovechar».

  • Turismo como motor El momento histórico que vive el turismo en España y su capacidad de mantenerse como motor económico nacional también fue objeto de debate. «Lo mejor ya ha pasado», anunció el economista. «Ahora hay menos conflictividad en el Mediterráneo y parte de los visitantes acudirán a otros puntos de Croacia, Bulgaria, Grecia o Turquía», adelantó. Ante esta tesitura, una alternativa. «Hay que apostar por la clientela de calidad ofreciendo buenos servicios. Nosotros la hemos pifiado también subiendo los precios».

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