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Unai Sordo, candidato a la secretaría general de Comisiones Obreras.
«CC OO debe dar un salto adelante e insertar al sindicato en el siglo XXI»

«CC OO debe dar un salto adelante e insertar al sindicato en el siglo XXI»

Unai Sordo, candidato a la secretaría general de Comisiones Obreras, aspira a lograr un sindicato con «capacidad de intimidación»

Lucía Palacios

Domingo, 25 de junio 2017, 00:14

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Nos recibe en el que pronto será su despacho, pero que aún guarda las pertenencias de su todavía jefe, Ignacio Fernández Toxo. Salvo sorpresa de última hora, en menos de una semana Unai Sordo (Bilbao, 1972) se convertirá en el nuevo secretario general de CC OO. No le gusta que le vean como el 'delfín' de Toxo y prefiere resaltar que su nombramiento es fruto de una decisión colectiva, lo cual admite que le llena de orgullo pero que supone una responsabilidad muy grande. Esto es lo que le empujó a dar el salto y pasar a liderar el principal sindicato de España, pese a que eso signifique abandonar su querido Bilbao. Se respiran aires de renovación en CC OO y así lo deja entrever.

-El próximo sábado tomará las riendas del principal sindicato del país. ¿Cuál será su primera decisión?

-Quiero situar al sindicato cada vez más próximo a la realidad múltiple de los centros de trabajo, hacer un planteamiento de cómo incorporar en la organización las situaciones de precariedad que se están dando y de alguna manera empezar a poner planes de trabajo y organizar a la gente precaria.

-¿Le ha dado ya Fernández Toxo algún consejo?

-Ignacio no es dar mucho de dar consejos. El mayor consejo que pueden dar las personas es su propia actitud, vital y sindical. E Ignacio ha sido un ejemplo muy importante. Primero por la capacidad que ha tenido de coser un sindicato en un momento de enorme dificultad y también por la capacidad para entender que era el momento de dar un paso a un lado ante los cambios de paradigma que se están dando en la sociedad española y que recomendaban una renovación profunda en la organización. Me parece una señal de grandeza.

-¿Qué líneas se fijarán en el Congreso el próximo fin de semana?

-La línea es tratar de mantener y reforzar el poder contractual del sindicato ante las patronales y el Gobierno, con una mejor presencia en los centros de trabajo, así como poder organizar a colectivos precarizados que posiblemente han sentido lejos la acción sindical y la utilidad del sindicato. Quiero que entiendan la necesidad del sindicato. Por eso quiero construir unas CC OO con capacidad de intimidación para poder condicionar las políticas de los gobiernos y de las empresas.

-Sin duda habrá un antes y un después en CC OO.

-Yo no soy muy partidario de pensar que se va a inventar la rueda. Tenemos un bagaje como sindicato muy ejemplar y decisivo en la historia del país, pero creo que tenemos que dar un salto adelante en la nueva adaptación del sindicato a la nueva realidad laboral y social e insertar al sindicato en el siglo XXI, porque el paradigma del mundo del trabajo es radicalmente distinto al que había hace 25 años e incluso antes de la crisis. Han cambiado muchas cosas: la negociación colectiva, la garantía de los derechos... Las exigencias son distintas, porque la gente pone otra cosa en valor: el salario sí, pero para los jóvenes la compatibilidad del trabajo y su vida personal es una prioridad absoluta.

-La afiliación al sindicato ha caído significativamente. ¿Cuáles cree que son las causas?

-Hay una primera causa casi objetiva: la pérdida de empleo. Y también se ha producido un fenómeno de rotación. Hay gente que viene al sindicato para la utilización de un servicio y cuando ha resuelto el tema se da de baja. Uno de los retos es convertir esa afiliación en permanente. Hacerles entender la importancia de la afiliación organizada. Que los derechos no se van a regalar. No se nos puede ver un sindicato de servicio y de asesoramiento; tiene que ser algo más.

-Y entiendo que la corrupción también le ha pasado factura.

-Creo que ha habido elementos que le han hecho mucho daño a la imagen reputacional del sindicato. Hay una frase que dice mucho Ignacio: «No somos como nos vemos sino como nos ven». Y, evidentemente, aunque creo que el sindicato reaccionó bien, esos casos han lastrado su reputación.

-Si un trabajador está dudando entre afiliarse a CC OO o a UGT, ¿cómo le convencería?

-En primer lugar le diría: afíliate, no estés desprotegido en el mundo del trabajo. Y luego, si es en CC OO, mejor. Creo que somos la organización que mejor combina una acción de solidaridad con una más cualificada y mejor presencia en los centros de trabajo para adaptar luego esos derechos a las realidades múltiples. Somos una organización muy abierta, plural y donde un trabajador se puede sentir cómodo y bien atendido.

-Se ha hablado también de cierta fricción entre CC OO y UGT.

-Hay cosas que hasta el 1 de julio no voy a abordar. Lo único que puedo decir es que la unidad sindical es un valor en sí mismo. Y la no unidad sindical da alas a las contrapartes: a las patronales y a los gobiernos. Yo vengo de Euskadi y sé de lo que hablo. No estamos en ese escenario pero es algo que tengo muy claro.

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