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Jueves, 21 de diciembre 2017, 07:30
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La portuguesa CUF empezará hoy a conocer más a fondo el entorno sobre el que prevé levantar una nueva planta de cloro después de que Solvay haya tenido que parar la producción en su instalación tras la negativa del Gobierno de Cantabria a otorgar una moratoria al uso del mercurio en la producción. El grupo luso, que operará en la Comunidad bajo la firma de Altamira Electroquímica del Cantábrico y que aspira a poner en funcionamiento su fábrica a finales de 2019, visita el complejo de Barreda, donde programa verse igualmente con el comité de empresa.
Aunque desde Solvay se insiste en que es un encuentro de índole privada y que esta primera cita con los sindicatos no deja de ser informal y de cortesía, lo que sí es cierto es que los representantes de la plantilla aprovecharán la coyuntura para cuestionar al consejero delegado de CUF en España, Antonio Mesquita, sobre los planes que su corporación tiene para el recinto torrelaveguense y, más importante aún, las previsiones en cuanto a mano de obra para su nueva factoría de cloro mediante el empleo de tecnología de membranas, un proyecto que contempla una inversión próxima a los 55 millones. Cabe recordar que las primeras estimaciones aportadas por la parte compradora tras cerrar un acuerdo con Solvay giraban en torno a una creación de 30 a 35 empleos directos, y más de 100 sumando indirectos e inducidos.
La visita portuguesa tiene mayor relevancia porque, en paralelo, coincide con una nueva negociación del plan social entre Dirección y comité para terminar de rematar la forma en que la química belga prescindirá de 52 puestos de trabajo para digerir el excedente de mano de obra fruto de la clausura de su planta de cloro. En este sentido, cuanto más trabajadores requiera CUF, menos bajas deberá dar Solvay.
Ambas partes estaban cerca de cerrar el contenido del acuerdo en lo relativo a las salidas, que se llevarán a cabo a través de despidos individuales objetivos, prejubilaciones, que prevén aplicarse en 2018 y 2019. El personal procedente de la instalación cerrada el pasado 11 de diciembre tiene el compromiso de ser recolocado, de manera que parte de las bajas afectaría a operarios subcontratados, aunque con la promesa de ser recuperados en cuanto se produjeran vacantes.
Pero hay más. Este nuevo capítulo de la negociación cuenta con el atractivo de conocer qué propuesta inversora tiene Solvay para los próximos ejercicios, dentro del proceso de «optimización» del complejo que la compañía ha anunciado. La corporación dará respuesta así a las demandas de los sindicatos, especialmente de USO, que reclama información clara sobre cuál es la hoja de ruta para el complejo de Barreda con objeto de que sortee las turbulencias que se avecinan con la entrada de la nueva década.
Entre las principales problemáticas, el complejo mercado del carbonato, única producción actualmente en Torrelavega, debido a la sobreproducción en Europa; y, por otro lado, el reto de la transición energética en detrimento del carbón.
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