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Vuelve Macaulay

Vuelve Macaulay

Después de desaparecer durante 20 años, tontear con las drogas y probar con la música, el niño prodigio de los 90 estrena película y rueda una serie

Irma Cuesta Cifuentes

Lunes, 18 de abril 2016, 09:43

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La vida de Macaulay Culkin (Nueva York, 1980) cambió el día en que, con diez años, Chris Columbus decidió que no había nadie mejor que él para dar vida al travieso Kevin McAllister en Solo en Casa. Aquella película, que solo en los Estados Unidos recaudó 280 millones de dólares, además de convertirlo en el chaval mejor pagado de la historia del cine con 12 años cobraba 8 millones de dólares, se encargó de abrirle las puertas a un infierno del que lleva más de una década tratando de escapar. De hecho, cuatro años después, aquel rubito con cara de pillo al que sus padres dejan solo en casa una Navidad, decidió que nunca volvería a trabajar.

La carrera de Culkin, que contra todo pronóstico anda estos días embarcado en el rodaje de una serie de televisión mientras espera el estreno de la que será su primera película como protagonista en 20 años, comenzó poco después de nacer. Con cuatro años, el actor ya había participado en una producción teatral en la Filarmónica de Nueva York y en varias series de televisión en las que aprendió lo suficiente para que, nada más cumplir los nueve, le llamaran para protagonizar con John Candy el largometraje Tío Buck. Poco después llegarían Solo en casa y Solo en casa 2. Perdido en Nueva York, que serían las encargadas de escribir su nombre en el libro de oro de Hollywood y de marcar su existencia.

Macaulay es tercero de los siete hijos cinco chicas y dos chicos de Kit Culkin y Patricia Brentrup; un taxista reconvertido en sacristán de la Iglesia San José de Yorkville, en el neoyorquino Upper East Side, y una telefonista, que con el tiempo terminarían divorciados. Kit, un hombre autoritario y manipulador que siempre quiso ser actor pero que nunca pasó de pequeñas colaboraciones en alguna obra menor, fue el encargado de dirigir la carrera de su hijo y de convertirlo en el enésimo juguete roto de la industria del cine. Él mismo ha contado que la primera vez que supo que quería parar sin ninguna posibilidad de ser escuchado tenía 11 años. «Recuerdo un día que caminaba de la mano de madre a la salida del colegio y la hablaba de lo que quería hacer aquel verano. Cuando le hablé de mis planes, ella me dijo: Olvídalo Macaulay, tendrás que trabajar». Al chaval, nunca le preguntaron qué papel le apetecía hacer de las muchas propuestas que, tras Solo en casa, se acumulaban sobre la mesa del por entonces ya más que lujoso apartamento de Manhattan en el que vivía la familia.

Todo a su tiempo

  • Una vez le preguntaron qué haría si un hijo suyo le pidiera ser actor y su respuesta fue inmediata «Le diría que esperara a tener 18 años. ¡Hay tanto que aprender hasta esa edad! No hay razón para empezar tan pronto».

  • Un tipo normal. El protagonista de Solo en Casa asegura llevar una vida normal; saca a pasear al perro, da de comer a sus peces, limpia la casa y, hasta que rompieron, todas las noches preparaba la cena para Mila Kunis.

Nadie duda de que aquellos padres, más ocupados en manejar el dinero que ganaba su hijo que en escucharle, tuvieron buena culpa de lo que llegaría después. En 1995, los Culkin, que en realidad nunca se casaron, iniciaron un proceso de separación enfrentándose por la custodia de los niños y por hacerse con el control de la nada desdeñable fortuna de Macaulay. Fue entonces cuando, definitivamente, las cosas comenzaron a torcerse. En 1997, el actor logró que un juez le permitiera divorciarse de sus padres y aparcó el cine para siempre.

Boda a los 17

Con tanto dinero en el banco como para no volver a trabajar en su vida, el joven se dedicó entonces a vivir una vida disoluta que le llevó a casarse a los 17 con la también actriz Rachel Miner, a separase dos meses después y a transitar peligrosamente por una senda regada de alcohol y drogas. Detenido en Oklahoma por posesión de marihuana, Alprazolam y Clonazepam, a punto estuvo, incluso, de entrar en la cárcel. Unas fotografías en las que aparecía demacrado y esquelético, hicieron que en 2012 saltaran las alarmas y más de uno le diera por muerto. Terminada su relación con Mila Kunis, la coprotagonista de Cisne negro y hoy novia de Ashton Kutcher, el actor daba la impresión de ir a la deriva hasta que, hace unos meses, ha vuelto a resurgir.

Quien fuera íntimo amigo y defensor a ultranza de Michael Jackson hace tiempo se extendió el rumor de que él podría ser el padre biológico de Blanket, el hijo del cantante, ha participado últimamente en un par de películas de factura independiente, hecho algún que otro cameo en varias series de televisión y se ha subido al escenario del teatro Vaudeville de Londres para dejarse seducir por Irene Jakob en Madame Melville. También ha creado un grupo de música: Pizza Undeground, un extraño proyecto, absolutamente fallido, con el que aspiraba a rendir tributo a los Velvet y al famoso plato italiano al mismo tiempo. Un camino tortuoso que, sin embargo, parece haberle dejado a las puertas de una suerte de refundación.

Dicen que, cuando lo conoces, lo primero que te llama la atención es el aire de determinación que asoma detrás de la excesiva relajación con la que parece haber afrontado su destino. Dueño de una mirada valorada en su día en seis millones de euros, pocos saben mejor que él lo que cuesta sobrevivir al dinero y la fama, cuando a uno le llegan demasiado pronto.

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