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La infanta deja a Froilán y Victoria Federica en el club de vela Calanova. c. cladera/efe
Soltando amarras

Soltando amarras

Mientras Froilán le pone morros a otro cursillo de vela, la prensa que sigue a los Reyes en sus vacaciones en Mallorca vive una de espías

ARANTZA FURUNDARENA

Martes, 2 de agosto 2016, 08:24

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Ni el año del búfalo ni el del dragón... Este podría ser el año de Froilán. El sobrino mayor del Rey (y del reino) ha llegado a su mayoría de edad y está que lo tira. Ayer acudió en Mallorca al clásico curso de vela en Calanova, pero más que a navegar estaba a otra cosa. Igual que Woody Allen en 'La última noche de Boris Grushenko', la pregunta que Froilán, a sus 18 años recién estrenados, haría sobre el más allá no es si existe o no existe, sino... «¿Hay chicas?».

Su madre, la infanta Elena, lo llevó ayer de buena mañana, junto con su hermana Victoria, al tradicional curso marinero, una actividad que vienen realizando cada verano desde que eran niños. Pero Felipe Juan Froilán, Pipe para su familia, no está en edad de atar cabos sino de soltar amarras... Los morros que le ponía ayer a la navegación a vela eran evidentes. Y para colmo, las tentaciones abundan. Porque al hijo de la infanta Elena (digno sobrino del conquistador y aventurero Álvaro de Marichalar) las jóvenes de su edad se lo rifan. Le sonríen, se le acercan... Y él, que ahora mismo está sin novia (aquella Carlota ya es historia), se deja querer.

Este será el primer verano de su mayoría de edad. Toda una prueba de fuego para la tormentosa relación entre Froilán y los paparazzi. Tras su paso por un internado estadounidense, el joven se ha reformado y ahora saca buenas notas. Queda por ver si esa transformación abarca también a su carácter inquieto y rebelde, responsable de una serie de episodios (la patada a su prima en la boda de su tío Felipe, la vez que se disparó en el pie o cuando llamó 'puto chino' a un oriental) que han hecho correr ríos de tinta y generado toneladas de chascarrillos y memes.

Mientras Froilán encuentra un amor de verano, los periodistas dedicados a la cosa regia vivimos una película de espías. Hay chivatazos, contraseñas, informaciones falsas, bulos, agentes dobles... 'El tercer hombre' al lado de esto parece una de Disney. Por la mañana te dicen que no te embarques (en una lancha de prensa, para seguir la regata), que parece que el Rey hoy no se hará a la mar, que quizá la Familia Real haga acto de presencia tal vez a media mañana, puede que en el Club Náutico o en alguna calle de Palma o en un enclave emblemático de Mallorca, o quién sabe incluso si no organizarán para esta misma tarde el posado familiar de Marivent... Y así pasamos la mañana, traficando con la desinformación como quien trafica con diamantes falsos.

Llamar al servicio de Prensa de Casa Real tampoco sirve de mucho porque la respuesta suele ser siempre la misma: «No tenemos noticia», «no nos consta»... Cogerse los Reyes las vacaciones y entrar ellos en el limbo es todo uno. Su argumento es siempre el mismo: los monarcas no tienen por qué dar explicaciones de sus actos privados durante sus días libres. Puede ser, pero lo cierto es que la falta de información genera incertidumbre; la incertidumbre, especulaciones; las especulaciones, bulos... Y los bulos, un delirio colectivo.

Qué día y a qué hora aterrizó doña Letizia en Palma es un misterio insondable que ha motivado ya más polémica, porfías y apuestas que una discusión sobre si hay vida inteligente en otros planetas. Por no hablar de la cena que celebró la Familia Real en Puerto Portals el domingo por la noche, y que reunió por primera vez en muchos años en un acto de este tipo a los Reyes actuales con los eméritos... Eso ya fue una especie de aparición sobrenatural a la que solo tuvieron acceso unos pocos elegidos (o avisados). Tal vez el que debería cubrir las vacaciones de la Familia Real a partir de ahora en Mallorca sea J. J. Benítez.

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