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Kim Jong-un fuma en uno de sus cuarteles. Reuters
Kim Jong Un, el príncipe heredero lanzado a la escena diplomática

Kim Jong Un, el príncipe heredero lanzado a la escena diplomática

El dirigente treintañero no había necesitado hasta la fecha salir de su país para hacerse sentir en la escena internacional

colpisa / afp

Madrid

Miércoles, 28 de marzo 2018, 07:59

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Seis años después de haber heredado el poder de su padre, Kim Jong-un ha asentado su autoridad absoluta en su país y ha conducido a Corea del Norte a unos logros nucleares inéditos. Ahora, trata de proyectarse más allá de sus fronteras. La visita sorpresa de Kim Jong Un a Pekín, aliado principal de Pyongyang, es su primera estancia en el extranjero desde que asumiera el poder en 2011, un «deber solemne» con China, declaró. Aún así, el dirigente treintañero no había necesitado hasta la fecha salir de su país para hacerse sentir en la escena internacional.

Tercero de la dinastía familiar gobernante, ha hecho de su país una verdadera potencia nuclear dotada de misiles balísticos intercontinentales capaces de alcanzar territorio continental de Estados Unidos. Y obtuvo un avance diplomático importante para su país, condenado al ostracismo internacional, cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó estar dispuesto a reunirse con él. Sin embargo, en 2011, se le consideraba vulnerable, susceptible de ser manipulado por otros responsables más graduados que él dentro del régimen. Pero llevó a cabo sus pruebas, haciendo callar a las voces disonantes, con una política agresiva y provocadora de cara a la comunidad internacional.

Concentró en sus manos el poder absoluto sobre el partido único y el ejército, aplastando a sus rivales potenciales. Su víctima más notable fue, en 2013, su influyente tío Jang Song Thaek, ejecutado por traición. Varios altos responsables fueron víctimas de purgas a continuación. El año pasado, su hermanastro Kim Jong Nam fue asesinado en el aeropuerto de Kuala Lumpur, en un escenario con tintes de Guerra Fría. Los analistas apuntan a que Pyongyang estaba detrás de la maniobra.

Los defensores de los Derechos Humanos afirman que en Corea del Norte los abusos son generalizados, y que entre 80.000 y 120.000 personas están detenidas en campos. Aún así, el líder se ha esforzado por mostrar su cara más amable, al menos en la propaganda oficial. A diferencia de su padre, Kim Jong Il, que pocas veces sonreía o hablaba en público, unas imágenes sabiamente coreografiadas muestran a un personaje más accesible. Vemos al dirigente, de corpulenta figura, bromeando con militares, responsables del régimen o ciudadanos de a pie. Su peinado, su ropa, su forma de hablar... todo parece querer recordar al fundador de Corea del Norte, su abuelo Kim Il Sung, un personaje venerado.

Un enigma

La primera parte de la vida de Kim Jong-un sigue siendo un enigma en gran parte. Su fecha de nacimiento precisa, a principio de los años 1980, nunca ha salido a la luz. Su madre, una bailarina coreana nacida en Japón, la tercera esposa de su padre, habría muerto en 2004 de cáncer de mama. Su boda no se hizo pública hasta julio de 2012, con la aparición de unas fotografías de una joven, Ri Sol-Ju. La prensa surcoreana informó que la pareja tuvo a su tercer hijo a principios de 2017.

Cursó parte de sus estudios en Suiza, donde su tía materna Ko Yong-Suk y su esposo se ocupaban de él. El personal de la escuela y sus amigos, que según la prensa ignoraban que perteneciera a la familia gobernante de Corea del Norte, recuerdan a un niño tímido al que le gustaba esquiar y las películas de Jean-Claude Van Damme. Pero, supuestamente, él sabía que estaba destinado a dirigir su país desde que tenía 8 años, cuando recibió un uniforme del ejército y fue saludado por los militares de más galones.

No empezó a aparecer en público hasta 2008, tras el accidente cerebrovascular de su padre. El régimen decidió acelerar los preparativos de la sucesión dinástica. El régimen hermético es muy protector cuando se trata de la imagen de la familia en el poder. Su padre y su abuelo están representados por todas partes en Corea del Norte y sus restos descansan en el palacio Kumsusan de Pyongyang.

Según afirmó el propio Kim Jong-un, su visita a China fue su primer viaje oficial fuera de las fronteras desde que llegó al poder. Una suerte de «estreno» en la diplomacia antes de las cumbres anunciadas con Trump y el presidente surcoreano Moon Jae-in.

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