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Una mujer ondea la bandera del orgullo gay en San Francisco.
Un país contra los gais

Un país contra los gais

La Corte Suprema de EE UU ha legalizado el matrimonio gay en todo el país, pero 14 territorios aún lo impiden y dos han promulgado leyes del todo homófobas

fermín APEzTEGUIA

Lunes, 13 de junio 2016, 11:23

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Lo que pasa en Estados Unidos, le pasa al mundo. La matanza de Orlando, 50 muertos y otros tantos heridos en un tiroteo indiscriminado en un club gay, no parece ser un hecho aislado, ni una masacre más en un país donde adquirir un arma y utilizarla contra la población es tan fácil como dejar escapar al aire un globo de gas. La carnicería, amparada en la religión, el islamismo radical o en lo que finalmente sea, tenía como único objetivo amedrentar a la población homosexual.

Gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, lo que ya se conoce como la comunidad LGTB, están en el punto de mira del fanatismo internacional, el de aquí y el de allí, desde que comenzaron a promulgarse las primeras leyes para la igualdad de derechos. EE UU, como España, figura entre los 22 países que han dado su visto bueno a las uniones entre parejas del mismo sexo. El cambio de siglo no sólo ha traído derechos civiles. Allí, como aquí, la igualdad ha llegado acompañada de una nueva caza de brujas, esta vez contra quienes buscan un amor, o una familia, diferente al convencional.

La voz de Obama

«Mi madre inculcó en mi la fuerte creencia de que cada persona vale lo mismo». Estas palabras, del presidente Barack Obama, fueron recogidas hace sólo unos meses, en noviembre pasado, por la revista Out, dirigida al público homosexual. La publicación le dedicó su portada no por su condición de mandatario, sino por ser el primer presidente de Estados Unidos que concede una entrevista a una publicación de estas características. En el país de las libertades, nunca antes el jefe del Estado se había sentado a charlar con un periodista de una publicación dirigida expresamente a gays y lesbianas.

Puede parecer sorprendente, pero no lo es tanto. Hace sólo unos días, después de muchos meses de bloqueos políticos y retrasos, el Senado estadounidense confirmó el nombramiento de un tal Eric Fanning como primer secretario del Ejército del país de las barras y estrellas. El elegido es, según cuentan, un militar excelente. «Es uno de nuestros oficiales más expertos, dedicados y experimentados;y estoy seguro de que será un secretario excepcional», valoró su homólogo de Defensa Ash Carter. ¿Qué pasaba con Fanning? Quizás su designación no hubiera tenido tanta relevancia internacional si no se hubiese visto demorado por su condición «abiertamente gay».

«¡Qué vergüenza!»

EEUU vive en estos momentos una guerra abierta contra lo que se conoce, incluso internacionalmente, como el lobby gay. En el Senado, hace sólo un par de semanas se montó una tangana porque en el último minuto algunos legisladores republicanos cambiaron de voto y tumbaron una norma para proteger al colectivo LGTB. «¡Qué vergüenza! ¡Qué vergüenza! ¡Qué vergüenza!», coreaban los demócratas.

No pasaría de ser todo una anécdota si no fuera porque ya hay dos estados, Carolina del Norte y Misisipi, donde se han promulgado las primeras leyes antigay. En el primero de ellos, los transexuales no pueden utilizar los baños públicos. El otro autoriza la denegación de servicios «por motivos religiosos». Algunas estrellas del rock, como Bruce Springsteen, Ringo Starr y Bryan Adams los han borrado del mapa de sus giras por abrir la puerta a la discriminación. Ylo peor. Algunas empresas ha suspendido grandes proyectos de inversión, como Pay Pal, que pretendía abrir un centro de operaciones en Charlotte (Carolina del Norte), donde se planeaba la creación de 400 puestos de trabajo.

El virus del mal contra la homosexualidad recorre el mundo entero. La civilización islámica y la Occidental. El Norte y el Sur. El miedo es libre. ¡Que viene el lobby!

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