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Congreso de los diputados.
Sus señorías se lían a la hora de votar

Sus señorías se lían a la hora de votar

De la bancada azul a la última fila del hemiciclo, no hay grupo que se libre de los errores al apretar el botón | Rajoy, Iglesias y Catalá protagonizaron algunos de los deslices en el pleno de Presupuestos

María Eugenia Alonso

Domingo, 4 de junio 2017, 13:01

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Si está usted de acuerdo con la enmienda, pulse el botón verde. Si está usted en contra, pulse el rojo. Si prefiere abstenerse, pulse el amarillo. Estas instrucciones, sencillas a priori, han traído de cabeza a numerosos diputados, que, en el momento clave de tener que votar, se han equivocado dando, en ocasiones, al traste con la estrategia de su grupo parlamentario. Afortunadadamente para el Gobierno y el PP, el desliz de Mariano Rajoy el pasado miércoles durante las votaciones de los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso quedó en una simple anécdota.

Cuando tenía que respaldar una de las enmiendas pactadas con Nueva Canarias, el líder del Ejecutivo se quedó solo al apostar por el no. Un error que no influyó en el resultado final, pero que provocó cierto alboroto en las bancadas de la oposición. Algunos, incluso, aplaudieron la equivocación de Rajoy, que pidió poco después perdón por su lapsus. No fue el único al que le fallaron los dedos ese día.

Pablo Iglesias votó a favor del capítulo de Educación, duramente censurado por su partido, mientras el ministro del ramo, Íñigo Méndez de Vigo, se tronchaba de risa y le aplaudía desde su escaño. Minutos después, el secretario general de Podemos volvía a meter la pata y otorgaba su respaldo también al presupuesto del Ministerio de Exteriores, mientras las carcajadas se extendían en su grupo.

Más desapercibido pasó el fallo del portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, que votó en contra de las partidas de la Casa del Rey. Peor fue lo de Rafael Catalá, el ministro de Justicia, que se opuso a los fondos asignados al Consejo General del Poder Judicial, y que, además, condujo a la ministra de Defensa a cometer el mismo error.

Son los últimos pero no los únicos políticos que se han equivocado con los botones rojo y verde. En abril de 2015, por ejemplo, el entonces líder del PSOE, Pedro Sánchez, patinó y se mostró a favor de la reforma de la ley del aborto propuesta por el PP. Y más recientemente, el pasado marzo, el diputado de Podemos Íñigo Errejón erró al secundar el decreto de reforma de la estiba impulsado por el Gobierno. Ninguna de estas dos circunstancias dio la vuelta a la votación.

Tampoco pasó nada, más allá del apuro del momento, cuando en febrero de 2014, el entonces portavoz del PP en el Parlamento catalán, Enric Millo, se confundió y arrastró en su equívoco a varios diputados de sus filas, que secundaron la celebración de una consulta soberanista. La práctica de que un representante del grupo parlamentario vaya levantando uno o varios dedos para indicar a sus afines lo que deben votar también se presta a confusiones.

En noviembre de ese mismo año, la Cámara baja tenía que aprobar o rechazar las propuestas que el PSOE había presentado contra las cuentas públicas. El portavoz popular, Rafael Hernando, se aturulló con el número de dedos que debía alzar (tres para el no y uno para el sí) y terminó indicando a su grupo que enmendara sus propios Presupuestos.

Por error, también, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, reprobó al ministro de Educación, José Ignacio Wert. Fue a finales de 2013, en la segunda iniciativa que se presentó para censurar su gestión, cuando la número dos del Ejecutivo, sin querer, votó contra la gestión de su propio compañero de filas.

UPyD y su entonces máxima responsable, Rosa Díez, tampoco escapan a esta epidemia de pifias. En septiembre de 2010, la exdiputada se opuso a una de sus mayores apuestas electorales: la reforma de la Ley Electoral. Lo curioso es que en esta misma votación se dieron otros dos errores. El entonces ministro de Fomento, José Blanco, se posicionó a favor cuando debía hacer lo contrario, mientras que un diputado popular se abstuvo en vez de rechazar la propuesta.

En junio de 2009 era la parlamentaria del PP Celia Villalobos la que se coló al abstenerse «por error» en la votación de una moción de UPN que pedía posponer la reforma sobre la ley del aborto en el Congreso. La diputada, sin embargo, confesó no estar en desacuerdo con el fondo de la propuesta de la formación navarra.

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