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Puigdemont (i), con Junqueras (c). Reuters
Los escenarios de un futuro incierto

Los escenarios de un futuro incierto

La salida del enfrentamiento no se vislumbra a corto plazo

Cristian Reino

Barcelona

Jueves, 19 de octubre 2017, 01:35

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El plazo dado por el Gobierno central a Carles Puigdemont para que rectifique y aclare si declaró o no la independencia expira hoy. El conflicto catalán entra en la fase de la acción-reacción, que dibuja escenarios muy inciertos. La salida del enfrentamiento no se vislumbra a corto plazo.

1. Paso atrás. Es un escenario más que improbable, por no decir imposible. El Gobierno catalán frenó hace una semana cuando evitó una declaración explícita de la independencia. Pesó el vértigo por la presión de la Unión Europea y de la fuga de empresas y optó por una fórmula ambigua, marca de la casa. «Asumo el mandato de que Cataluña se convierta en un estado independiente en forma de república», dijo. Acto seguido, el jefe del Ejecutivo propuso «suspender la declaración de independencia». Otro frenazo como el del martes no lo contempla nadie, aunque sectores del PDeCAT se lo hayan pedido en las últimas semanas. Desde la óptica soberanista, el paso atrás también se entendería si en la otra parte, la del Gobierno, Rajoy se aviniera a abrir un diálogo. Pero nadie parece que tenga ganas de parar máquinas, por lo que la aplicación del 155 está más que cantada.

2. 155 blando. Puede haber una intervención puntual de las competencias, como ejercer un mayor control sobre las finanzas de la Generalitat, que de hecho ya están bajo la supervisión del Ministerio de Hacienda, así como tomar el control de la Policía autonómica, en el ojo del huracán a raíz de su presunta inacción durante la jornada del 1-O. La respuesta catalana está por ver, porque dependerá del número de competencias que decida Mariano Rajoy neutralizar. En cualquier caso, las fuerzas independentistas trabajan en una declaración de secesión o en el levantamiento de la proclamación que Puigdemont dejó en suspenso. Lo que el Gobierno catalán dejó ayer claro, en boca de su consejero de Exteriores, es que ni el 155 les hará dar marcha atrás. El secesionismo no cuenta con el 50% de los votos, pero está decidido a llegar hasta el final

3. 155 duro. Ya no se trataría solo de intervenir competencias, sino de sustituir al presidente de la Generalitat, al vicepresidente y puede que hasta a todo el Ejecutivo con la idea de convocar elecciones en unos meses, medida que cuenta con el apoyo de PSOE y Ciudadanos. Si el Gobierno central activa el mecanismo del 155, la tramitación legal podría alargarse durante una semana. En ese intervalo de tiempo, Puigdemont podría impulsar una declaración de independencia y al mismo tiempo convocar elecciones. No obstante, Romeva dijo ayer en Bruselas que unas elecciones autonómicas no son una opción que esté a día de hoy sobre la mesa y mientras que Esquerra considera que sería un escenario «perdedor» para el independentismo, a pesar de que la cúpula del PDeCAT está convencida de que cada movimiento que hacen los republicanos lo hacen pensando en los comicios.

4. Asamblea de cargos electos. Se desarrollaría dentro del anterior escenario, con un Gobierno catalán y Parlamento autonómicos intervenidos al completo y además inhabilitados, la CUP y la ANC han planteado que la declaración de independencia pudiera hacerla una asamblea de cargos electos, en la que participarían diputados secesionistas autonómicos, estatales y europeos, alcaldes y concejales. Esta es una idea que ha estado siempre en la hoja de ruta de la ANC y que la CUP ha incorporado a su agenda. El independentismo está además dispuesto a defender las instituciones del autogobierno a través de protestas. Concentraciones como la del pasado 20 de septiembre ante la Consejería catalana de Economía podrían reproducirse en algunos de los edificios clave de la autonomía, como el Palau de la Generalitat, el Parlamento, la Consejería de Interior o la cadena pública de televisión TV-3. Una posibilidad que empieza a coger fuerza es la de un nuevo paro general, como el del pasado 3 de octubre, que contó con el apoyo de sindicatos, algunas patronales y también de la administración catalana. La ANC no lo descarta y la CUP ya empieza a poner sobre la mesa la idea de un paro indefinido para perjudicar a la economía española y forzar la negociación europea. Oriol Junqueras lo propuso en 2013 cuando aún era jefe de la oposición.

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