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Carles Puigdemont saluda a la vicepresidenta durante la toma de posesión de Iñigo Urkullu como lehendakari.
Santamaría acepta que el PP se equivocó en el Estatut al no pactar con el PSOE

Santamaría acepta que el PP se equivocó en el Estatut al no pactar con el PSOE

La vicepresidenta pide a los independentistas que se desengañen porque de ninguna manera habrá referéndum

ramón gorriarán

Martes, 13 de diciembre 2016, 07:16

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Soraya Sáenz de Santamaría cree que el PP cometió «un error» al no llegar a un entendimiento previo con el PSOE ante la reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña. La vicepresidenta señaló que ambos partidos deberían haber tenido una posición común en vez de actuar cada uno por su cuenta, una desunión que explica en buena medida el conflicto soberanista de los últimos años, y a cuya improbable resolución dedica ahora buena parte de sus esfuerzos.

Iceta insta a no repetir el 9-N

  • El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, emplazó ayer al presidente de la Generalitat a no repetir el error del 9-N de 2014, volviendo a convocar un «referéndum ilegal condenado al fracaso». Iceta instó en RNE a Puigdemont a «explorar» la oferta de diálogo lanzada desde el Gobierno, porque, dijo, «no habrá referéndum negociado ni a las bravas». A su entender, habría que escoger un camino «más razonable», que permita mejorar la financiación, las inversiones y profundizar en el autogobierno. En ese sentido, admitió que le da cierta «envidia» la actitud que en el País Vasco tiene Iñigo Urkullu.

Allá por 2003, José Luis Rodríguez Zapatero se comprometió en un mitin de las elecciones catalanas en Barcelona a aceptar la reforma del Estatut que aprobase el Parlamento de Cataluña. Tres años después, el PP organizaba una campaña de recogida de firmas en toda España contra la reforma estatutaria y presentaba un recurso ante el Tribunal Constitucional. Todo un ejemplo de cómo no deben actuar ante un asunto territorial «los dos grandes partidos, que entonces lo eran todavía más», en palabras de Sáenz de Santamaría.

La vicepresidenta entonó un mea culpa por la forma en que actuó su partido, aunque tampoco eximió de culpas a los socialistas. Señaló ayer en la cadena Cope que fue «un error» que el PP hiciera la guerra al Estatut por su cuenta sin contar con el PSOE. «La primera reunión que tenía que haber habido», afirmó, era la de populares y socialistas para fijar una posición común y «no proceder unilateralmente unos y otros». En el «diseño institucional», abundó, el PP y el PSOE deben ir de la mano sin «cambiar una baldosa del edificio sin estar de acuerdo».

Tras la derrota en las elecciones generales de 2004, el PP desató una oposición en todos los frentes contra el Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, que incluyó la reforma del Estatut, aprobada por el Congreso con el único voto en contra de los populares y que en su lógica política recurrió el texto ante el Constitucional. «Lo que no podía un partido (el PP) justificó la vicepresidenta era votar algo que consideraba que no entraba dentro del marco constitucional». Aquel recurso fue resuelto por la corte de garantías en junio de 2010, cuando el texto había sido refrendado en referéndum por los catalanes cuatro años antes, con la anulación de buena parte del Estatut. Una decisión que, según los expertos, está en el origen de la escalada independentista.

45 más uno

Hecha esta confesión, la vicepresidenta vino a decir que ahora hay que solventar una situación endiablada, pero en la que el Gobierno no va a ceder en lo esencial, el referéndum sobre la independencia de Cataluña. Con el Gobierno catalán, explicó, se puede dialogar de 45 de los 46 puntos que ha presentado Carles Puigdemont al Ejecutivo de Rajoy aunque algunos tengan «un enunciado» propio de la CUP, pero no «del 45 más uno», el de la consulta. Pidió, por tanto, al soberanismo que se desengañe porque «no podemos dejar que ese referéndum se celebre, y hay instrumentos de todo tipo para impedirlo».

Una negativa que, sin embargo, no parece, al menos por ahora, que vaya a amilanar a los independentistas, que aseguran estar decididos a celebrarlo con la anuencia del Gobierno central o sin ella. Con este espíritu Puigdemont ha convocado el 23 de diciembre la cumbre de las fuerzas que apoyan la consulta, una reunión que debe servir para reafirmar sus convicciones soberanistas. Pero Sáenz de Santamaría quiso aguar la cita antes de que se produzca y reclamó a los independentistas que hagan «un ejercicio de reflexión» para no «repetir algo que no les sirvió absolutamente para nada», en alusión a la consulta del 9 de noviembre de 2014.

A pesar de este nuevo reto, Sáenz de Santamaría se mostró optimista sobre las posibilidades de éxito de la nueva estrategia de diálogo con las fuerzas catalanas, y justificó su estado de ánimo por «el cansancio en la sociedad catalán» con «la matraca independentista» que todo lo invade e impide que se explique lo que hace el Gobierno en Cataluña.

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