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Un momento del pregón de esta mañana en Santoña.
El Carnaval más multitudinario

El Carnaval más multitudinario

El buen tiempo hizo que la participación en los desfiles de distintas localidades fuera la mayor de los últimos años

DM .

Jueves, 23 de febrero 2017, 19:08

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La fiesta, la alegría, el colorido, la diversión y el alboroto tomaron ayer las calles de múltiples localidades cántabras en lo que fue el día grande de las fiestas de Carnaval. Nada les detuvo.

Los desfiles se sucedieron a lo largo y ancho de la región, con pequeños y mayores dando un calor y color especial a los municipios. Por un día, las rutinas, las prisas, los agobios y las penas se fueron cantando porque, como decía la gran Celia Cruz, al fin y al cabo la vida es un Carnaval. Y el Carnaval es un reflejo de la vida, como demuestran algunos de los disfraces más de moda, entre ellos el del controvertido presidente estadounidense Donald Trump. No hay mejor terapia que reírse. De todo y de cualquiera. Porque también es más bello vivir cantando. El buen tiempo quiso apuntarse a la fiesta, con una jornada soleada que animó a la gente a tomar parte en las actividades y que provocó que muchas localidades vivieran los desfiles más multitudinarios de los últimos años, tanto en participantes como en público asistente.

A Santoña es complicada hacerla frente en imaginación, fantasía y atrevimiento. Miles de vecinos y visitantes se volcaron en dar color y ritmo al desfile del Carnaval del norte por excelencia. La villa exhibió su cara más festiva en una gran pasarela en la que se lucieron disfraces para todos los gustos y vergüenzas. Poco después de las siete de la tarde, el sámbodrómo santoñés empezó a desprender alegría a raudales. Como mandan los cánones, el besugo y la imponente carroza de Neptuno con sus sirenas fueron los primeros en entrar en escena. Tras ellos, una marea multicolor de personas ataviadas con variopintos disfraces, pelucas, máscaras, luces, maquillajes... que derrochó desparpajo sin dejar de bailar ni un instante.

Hacerse un hueco en los laterales de la avenida Carrero Blanco fue más difícil que en las última ediciones, donde la lluvia sí hizo acto de presencia. Pero ayer se quedó guardada en el armario, como los disfraces viejos. Así, el público arropó más que nunca a los protagonistas riéndose con sus ocurrencias y espontaneidad a lo largo del alocado pasacalles. Y es que en Carnaval puede ocurrir de todo. Por ejemplo, que Carlos V y sus hermanas desembarquen en Santoña en vez de en Laredo para lucir sus trajes reales. O que una singulares modelos desplieguen sus alas con luces y desfilen al estilo de Victorias Secret.

La villa hizo brillar su Carnaval como antaño. A ello contribuyeron los búhos con sus grandes plumas, las orquídeas de la murga los Cartulina con jardineras que las podaban o las indias de los Galis llegadas desde el mismo Bollywood a golpe de coreografía de las que era casi imposible quitar la mirada. Por el pasacalles más golfo también pasaron unas originales medusas, chinos con su dragón a cuestas y hasta unos luminosos galácticos llegados del espacio. Por haber hubo hasta un torero con parche en el ojo tirando de una figura de toro y acompañado por su inseparable sevillana. El Padilla santoñés despertó más de una carcajada.

Y es que en esta fiesta vale todo y todos tuvieron su hueco. Por eso, se volvieron a ver esos disfraces que nunca pasarán de moda de mimos, vikingos, piratas, hadas, gallinas... El desfile lo cerró la gran carroza del museo Galipotero casi una hora después.

Posteriormente, en la plaza de San Antonio se entregaron los premios del concurso de disfraces. El primero, para el grupo de más de 10 componentes, fue para Carabá y sus galácticos; el del grupo de menos de 10 recayó en Piratillas cibernéticas; y el más original se lo llevó Santoña Fashion Secret. Para entonces Santoña entera era una fiesta tomada por miles de personas que disfrutaron del concierto de Mojinos Escozíos y del ambiente del Carnaval Marinero hasta altas horas de la madrugada.

Miles de personas en Laredo

Laredo, otro de los referentes carnavalescos de la región, volvió a reunir un año más a miles de personas que se dieron cita en las inmediaciones de la Alameda Miramar para asistir a un desfile protagonizado por una treintena de agrupaciones, muchas de ellas con artilugios elaborados por ellos mismos.

El ambiente festivo se vivió desde por la mañana, donde algunas comparsas pasearon sus disfraces y sus singulares instrumentos musicales. Pero el momento más esperado por todos llegaría por la tarde. Tras el pregón de un personaje disfrazado de Gárgamel, arrancó el desfile que él mismo encabezó en una carroza elaborada para la ocasión, junto a una pitufa. Los vecinos y visitantes que se agolpaban en las calles pudieron disfrutar de una amplia, variada y original gama de disfraces: pitufos, cabareteras, payasos, superhéroes, africanos... Todos tuvieron su protagonismo en un desfile multicolor en el que los más pequeños también llamaron la atención. Finalizado el acto, todos los presentes pudieron disfrutar de una verbena en la que la orquesta Pensilvania fue la encargada de poner la música.

La jornada carnavalesca comenzó bien pronto en Castro Urdiales con una chocolatada realizada por la peña Los Jaulas, que fue servida con la colaboración de las peñas locales Jaleo Real, Fiestón Ballenero, Zaka y Valla Traca. Después hubo juegos tradicionales para los más pequeños así como una sesión de cuentacuentos. Ya por la tarde, un total de 16 grupos participaron en el desfile de disfraces que partió desde el Parque de Amestoy, pasando por la Plazuela y el Paseo del Puerto hasta llegar a la Plaza del Ayuntamiento, donde se repartieron 2.450 euros en premios. La jornada acabó con una verbena y discoteca.

El Astillero vivió igualmente una intensa jornada, en la que sobresalió el desfile y posterior concurso de adultos, que contaron con la participación de 14 grupos, algunos de ellos integrados por más de 60 personas. Las calles del municipio se llenaron de colorido y diversión y el ambiente festivo se trasladó hasta el pabellón La Cantábrica donde, ya entrada la noche, se dieron a conocer los ganadores del certamen en una gala que estuvo presentada por Kiny Kinientos. En total, el Ayuntamiento, a través de la Concejalía de Festejos, repartirá este año 3.650 euros en premios entre el concurso de adultos y el infantil, que se celebra hoy.

En Torrelavega, los reyes de la fiesta fueron las charangas El Cancaneao, Los Marchosos y Charanguilar que, junto a grupos de percusión, animaron el desfile vespertino. La fiesta culminó con la verbena en la plaza Baldomero Iglesias.

De parto por la calle

Los personajes de Star Wars o de Mario Bros, damas y caballeros, militares e incluso el mismísimo Albert Einstein formaron parte de la comitiva que literalmente invadió las calles de Reinosa. Ni siquiera faltó el equipo médico del Hospital Tres Mares asistiendo un parto, ni los clásicos grupos de sevillanas o de cabareteras.

El desfile discurrió, al son de una batucada, desde la Plaza de España hasta el Polideportivo Viejo, donde se celebró el concurso de disfraces. Antes, los más pequeños ya habían celebrado allí mismo su fiesta, con una actuación musical, atracciones, chocolatada y personajes televisivos.

Por la noche, muchos establecimientos hosteleros celebraron diferentes fiestas. Los mejor ambientados optan a uno de los premios en metálico que entregará el Ayuntamiento.

La nueva tanda e películas sobre Star Wars que abrió La amenaza fantasma ha hecho que sus personajes vuelvan a estar de moda y ser de los más repetidos en cada fiesta carnavalera. Como en Comillas, donde se mezclaron en singular armonía con un equipo de rugby, jirafas, Heidi y sus ovejitas, africanos, futuros pensionistas de España... Pero la más singular convivencia fue la que protagonizaron mexicanos y Donald Trump... Los bajos del Ayuntamiento se llenaron de ambiente un año más y el desfile impregnó la calle del Palacio de Sobrellano de color y buena sintonía.

Mientras, en San Vicente de la Barquera hacía años que no se recordaba un pasacalles con una participación tan masiva como lo de ayer. Numerosos grupos, con disfraces de gran originalidad, y carrozas dieron contenido al pasacalles, que sucedió al divertido concurso de murgas y precedió a la multitudinaria romería que fundió el sábado con el domingo.

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