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Entre las actividades, se encuentran los cuentacuentos. Javier Rosendo
La biblioteca más activa

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La biblioteca de Cabezón de la Sal recibe el Premio María Moliner por las actividades que lleva a cabo para fomentar la lectura infantil

Lucía Alcolea

Santander

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Martes, 14 de noviembre 2017, 08:03

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La biblioteca municipal Conde San Diego de Cabezón de la Sal ha recibido recientemente el Premio de Fomento a la Lectura María Moliner, que otorga el Ministerio de Cultura, gracias al proyecto titulado '12 días, 12 meses, 12 años, 12 proyectos, 12 planes'. En él, los bibliotecarios Ana Lilia y Alfredo Balbás explican todas las actividades que llevan a cabo en la biblioteca para fomentar la lectura con niños hasta los doce años. El premio no deja de ser pues, un reconocimiento a esta labor, en la que ponen todo su empeño y buena parte de su tiempo, y combaten la falta de espacio de una biblioteca pequeña, en la que se llegan a realizar 11.000 préstamos al año, «una barbaridad tratándose de un municipio como Cabezón de la Sal», admite Alfredo.

El proyecto por el que les ha sido otorgado el premio es un informe de unas treinta páginas, donde los bibliotecarios hablan de la labor que realizan a lo largo del año para que la lectura forme parte del crecimiento de los niños. Se trata de iniciativas como la de enviar una caja a los recién nacidos del municipio con un lote de bienvenida a la biblioteca, que se compone de un libro, un CD de música y el carné de la biblioteca. «Es una práctica que hemos venido realizando en los últimos años y que está teniendo mucho éxito», confirma el bibliotecario. También han creado un pasaporte literario infantil y otro para adultos. «Otra de las actividades que desarrollamos y que es ya muy conocida es 'Ocho bibliotecas y un bizcocho', dirigida a niños de 4 a 7 años y donde todos los meses realizamos cuentacuentos y talleres». Esta actividad se lleva a cabo entre esta y varias bibliotecas de la comarca.

Este año además se ha puesto en marcha el conocido como 'Storytelling en inglés', en el que participan alumnos del IES Valle del Saja de Cabezón, que se muestran voluntarios para contar cuentos a los niños en inglés. Por otro lado, «Ana se encarga de gestionar los dos clubes de lectura infantiles, uno para niños entre nueve y diez años y otro para niños de entre diez y doce años». En la biblioteca además, se realizan concursos y talleres de marcapáginas con la temática de los libros. Para fomentar que los niños y los jóvenes visiten la biblioteca, se organizan visitas de todos los alumnos de Infantil y Primaria de los centros educativos del municipio y se lleva a cabo una formación de los usuarios a lo largo de todo el año.

Los recién nacidos reciben en su casa un lote de libros, un CD musical y un carné de la biblioteca

A Alfredo Balbás se le da muy bien dibujar y en los tres últimos años ha ilustrado varios libros con historias que tratan sobre la importancia de la lectura y de la biblioteca pública, sus colecciones y su manejo. Los libros son editados y publicados por la Consejería de Cultura y distribuídos por los colegios y entre los usuarios. También se organizan encuentros con cuentacuentos, como Álvaro González, y con autores de literatura infantil. Además, «celebramos el día del libro en abril y la semana de las bibliotecas en octubre y realizamos multitud de talleres con diversas temáticas, como sobre la ilustración o sobre cómo se hace un cuento infantil». Los bibliotecarios además colaboran con el centro de salud y envían varios lotes de libros infantiles al punto de lectura infantil situado en la zona de pediatría, que cuenta con más de 70 cuentos, «para que los padres y las madres puedan leerlos con sus hijos mientras esperan». A partir de noviembre, adelantó Alfredo, «pondremos en marcha un proyecto de biblioterapia y cuentoterapia junto con el personal sanitario del centro de salud», un ejemplo de la colaboración entre entidades del municipio.

Evidente es por tanto, que el premio recibido es merecido, a pesar de que los bibliotecarios tienen que lidiar con la falta de espacio y la limitación de recursos. «Las actividades que organizamos tienen un límite de aforo de unas 20 personas, mientras que si contásemos con un espacio adecuado, podría acudir el doble de gente», asegura Alfredo. A la biblioteca, que no cuenta tampoco con un acceso para minusválidos, acuden usuarios tanto de Cabezón de la Sal como de los diferentes pueblos de la comarca. El traslado de la biblioteca al edificio que actualmente ocupa la escuela de adultos es un proyecto que han planteado todos y cada uno de los diferentes equipos de gobierno que han pasado por el Ayuntamiento, pero nunca termina de llevarse a cabo. «Cada vez que hacemos una actividad de estas, nos vemos obligados a mover mesas y estanterías, porque no cabemos», recuerda el bibliotecario. Por eso su actividad y la de Ana Lilia tiene doble mérito. «Queremos compartir este premio con todos los usuarios, porque sin ellos nada de esto sería posible y es gracias a ellos que estas actividades se llevan a cabo», concluye.

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