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El proyecto de conexión marítima con el aeropuerto se hace a la mar

El proyecto de conexión marítima con el aeropuerto se hace a la mar

La empresa Bahía Tours prueba la idea ante un centenar de invitados y los representantes de las instituciones, que ven con buenos ojos la iniciativa

Álvaro Machín

Sábado, 23 de abril 2016, 08:22

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Sigue siendo una idea, un proyecto. Pero ayer, un centenar de personas vio cómo tomaba forma. Del papel y las explicaciones sobre la mesa, al agua. El barco de la empresa Bahía Tours completó ayer el itinerario de la iniciativa de conexión marítima entre Santander y el aeropuerto Seve Ballesteros. Algo más, en realidad, porque el recorrido supondría unir tres municipios. La capital cuenta con dos paradas, pero la embarcación toca tierra también en Camargo y El Astillero. Un viaje desde el aeropuerto hacia el otro lado de la Bahía, el más desconocido. Eso fue lo que más llamó la atención. La cara menos visible del Puerto, la Isla de Pedrosa, las grúas de Astander... «¿A qué ha merecido la pena?». Los dos chavalitos rubios que correteaban por cubierta respondieron con un sí rotundo.

LAS PARADAS

  • Gamazo.

  • El embarcadero ya funciona, pasada la Duna.

  • Centro Botín.

  • El apeadero estaría justo a los pies del edificio. Conectado con el anillo cultural.

  • Punta de Parayas.

  • En Camargo, sería la conexión con el aeropuerto a través de un transporte (la terminal está a 800 metros).

  • Muelle de San José.

  • Ya en el municipio de El Astillero, la que completaría el itinerario.

La Asociación de Amigos de Parayas organizó la convocatoria. Cien invitaciones. A esas se unieron las institucionales. La directora general de Turismo, el alcalde El Astillero y concejales de Santander y Camargo asistieron al paseo. Centro Botín, primera parada (la salida se hizo desde Gamazo, donde la empresa ya tiene base). «Eso amarillo es porque a partir de ahí no se puede pasar». Explicaciones de papá. Lo amarillo eran un par de balizas. «La navegación está restringida por las obras, pero la idea es que el apeadero esté justo a la altura del edificio. Desde esta perspectiva casi se van a poder ver los cuadros», bromeaba Enrique Arriola, de Bahía Tours, que guió la travesía. «Es una propuesta de transporte público, pero además estamos convencidos de que va a ser un gran atractivo turístico».

Y fue insistiendo. Porque a partir de ese punto empezó la curiosidad hasta para los de casa. Mouro, Somo, Pedreña, Cubas... Los barcos siempre suelen tomar la dirección contraria. «Turismo industrial», decían a bordo al pasar ante las instalaciones del Puerto, al conocer su verdadera dimensión. Los almacenes de los consignatarios, los diques, la estación del Ferry o la estampa de los remolcadores. El Trheinta, el Vehinticinco sí, los dos con hache o el Clara G.

Punta de Parayas, Camargo. Siguiente parada. Con la estampa previa de la Isla de Pedrosa a un lado una de las postales más hermosas del viaje y la nave gigante de Equipos Nucleares al otro. El barco roza la valla perimetral del aeropuerto y el final de la pista. La terminal está a ochocientos metros. Los pasajeros del avión se bajarían y un autobús les trasladaría hasta aquí en menos de cinco minutos. Cuando pasó el San Martín junto a la playa artificial que hay allí cerca del bar, del aparcamiento... los remeros verdes de Camargo se echaban al agua para entrenar. Giro y rumbo hacia El Astillero. Astander, más turismo industrial. Llamativo. «Pues yo nunca había visto esto desde aquí». Arriola explicó que los barcos también estarían adaptados para transportar bicicletas y conectar desde aquí con los carriles bici de la zona. Otro posible aprovechamiento.

Apoyo institucional

«Supone dar a conocer una parte del Arco de la Bahía muy importante desde el punto de vista industrial y etnográfico». El alcalde de El Astillero, Francisco Ortiz, lo explicaba antes de acercarse al muelle de San José. Jugaba en casa en ese punto. «El proyecto no piensa en dividir, en el es más bonito lo mío y tengo más cosas. Es la primera vez que se mira la Bahía de un modo integral, integrando y no separando», aseguró en este sentido Héctor Lavín, concejal en Camargo. Los dos se comprometieron a apoyar el proyecto, Lo mismo que Noelia Espinosa, edil en el Ayuntamiento de Santander. «Da valor a la ciudad y al turismo. Es una buena forma de llegar a Santander». Apoyo, en todo caso, institucional, no económico se trata de una iniciativa privada.

«Pero es que estos proyectos privados si van con el respaldo de un gobierno tienen una consideración distinta», apuntó Eva Bartolomé, directora general de Turismo del Gobierno de Cantabria. Ese fue su compromiso. Dijo, de hecho, que ya había puesto en conocimiento de la directora de la Oficina del Gobierno de Cantabria en Bruselas, Inmaculada Valencia, las claves de la idea. Europa es la clave. «Hay financiación, pero a menudo es complicado acceder a ella y ahí está la aportación del gobierno». Bartolomé encaminó el desarrollo de la idea hacia el «aprovechamiento de los recursos náuticos con finalidad turística de forma sostenible». La Unión busca productos de ese tipo.

Lo explicaba de vuelta. Tras unos cuarenta minutos de travesía. Con el viejo edificio del teatro de Pedrosa posando para los navegantes con el cielo gris de la tarde. «Sácame una foto». Arriola, en los corrillos, explicaba que ha mantenido ya algunos contactos, que se está moviendo y hay interés, pero que cuesta. «Creo que sí que lo haremos».

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