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Herrero, entre los andamios con el nuevo reloj del edificio de Correos.
El relojero municipal pone en hora el edificio de Correos

El relojero municipal pone en hora el edificio de Correos

Carlos Herrero, cuarta generación de profesionales en la ciudad, ha colocadoun nuevo reloj en el veterano edificio y lo ha dotado de luz, como tuvo en su origen en 1926

Juan Carlos Flores-Gispert

Jueves, 19 de mayo 2016, 07:19

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Su relojero, Carlos herrero. Este fue el lema miles de veces repetido en los periódicos y la radio en los años setenta y ochenta en que el relojero del mismo apellido se publicitaba en los medios de comunicación locales. Parece que tuvo mucha visión de futuro y ahora su hijo, Carlos, relojero municipal tras ganar de nuevo el concurso público, se encarga de los instrumentos del tiempo de los edificios municipales y de otros más de la ciudad y de la región. Su reputación es tal que ha sido llamado para restaurar el reloj del edificio de Correos, que en los últimos cuatro años prácticamente ha estado parado todo el tiempo.Estaba en tal mal estado, después de arreglos y añadidos, que lo ha puesto todo nuevo.Incluso luz, como tuvo en origen, en el año 1926. Solo que adaptado a los nuevos tiempos y en el siglo XXI la luz es leed. Ya se puede apreciar en medio de los andamios y redes que cubren el edificio en proceso de restauración interior y exterior. El reloj luce con su aureola blanca, como un astro. Por fin Correos vuelve a dar las horas.

DATOS DE INTERÉS

  • Estilo.

  • Se sitúa en el regionalismo montañés, con toques de eclecticismo. Fue construido en el año 1915. Es obra de los arquitectos Secundino Zuazo Ugalde y Eugenio Fernández Quintanilla.

  • Materiales.

  • Está realizado con piedra de sillería blanca. Tiene torres poligonales, lo que da singularidad al inmueble.

Cuando Herrero, contratado para arreglar el reloj, accedió a él se encontró con que habían puesto una máquina de reloj de cocina con unas agujas pequeñas pegadas a unas lamas de persiana a modo de agujas. Su sorpresa fue mayúscula. Así que se enganchaban y el reloj no avanzaba.

Todo es nuevo en el reloj. «Instalamos una centralita con reserva de marcha de 10 años en caso de corte de corriente, controlada por antena o GPS para una marcha al segundo y cambio de hora de invierno-verano y viceversa completamente automática. Esta central viene incluso preparada para futuros toques de campana o melodías, si así se decidiese», dice Herrero.

Todo va conectado a un motor estanco para el control de la minutería y sin necesidad de mantenimiento. «Le hemos puesto unas agujas visibles en la distancia, de aluminio, contrapesadas y lacadas, especiales para sitios cerca del mar». Y se ha dotado a la instalación de iluminación led de bajo consumo y 30.000 horas de duración.

El cristal que protege el reloj está sellado para evitar que entre suciedad. Y, antes, todo fue limpiado con un producto antivaho. Para rematar, y en el proceso de restauración del edificio, «se está instalando una puerta específica para proteger el reloj, que no había estado iluminado desde 1926, cuando se inauguró el edificio».

El centenario inmueble está siendo sometido a unas obras de consolidación y mejora, reparada la cubierta y mejoradas las ventanas, repintadas las grecas artísticas de las fachadas y mejorada la zona de despachos de los pisos superiores. El presupuesto es de 726.000 euros y devuelve al céntrico edificio todo su esplendor.Las fachadas de piedra blanca de sillería, que han sido limpiadas con chorros secos a base de arena, ya lucen nuevas y brillantes detrás del andamiaje. Limpias también las letras doradas de la palabra Correos. Con las tejas nuevas para evitar que entre el agua a chorros cuando llueve, como ha sucedido en muchas ocasiones, el edificio se convertirá en las próximas semanas en toda una atracción.

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