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Bomberos de Santander participan en el homenaje a su compañero caído en el incendio, entre la performance y el recuerdo
Música y bomberos en un sábado noche en el cementerio de Santander

Música y bomberos en un sábado noche en el cementerio de Santander

Decenas de personas rinden homenaje en Ciriego a ilustres santanderinos de la época del incendio de 1941 como Emilio Pino, alcalde de la ciudad, o el fotógrafo que retrató el siniestro, Tomás Quintana

Violeta Santiago

Domingo, 5 de junio 2016, 07:57

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Sábado noche en el cementerio. Fue un buen plan para poetas y músicos y para los decenas de ciudadanos de todas las edades que les acompañaron a la hora del crepúsculo. Ciriego se llenó ayer de santanderinos dispuestos a rendir homenaje durante horas a quien fuera alcalde de Santander en el momento del incendio de 1941, Emilio Pino, y al fotógrafo Tomás Quintana (Samot), que tomó las mejores imágenes de la ciudad arrasada: sobre su tumba, para la ocasión, dos viejas cámaras fotográficas.

También hubo tiempo y espacio para la familia Pérez del Molino, una de las más renombradas sagas de comerciantes que sufrieron la catástrofe, sobre cuyo sepulcro se colocó una antigua máquina registradora. Los asistentes rindieron honores, además, a los bomberos y a todos los santanderinos que vivieron el desastre en una de las noches más largas que ha vivido la urbe en su historia, para lo que se contó con la participación de actores de la Escuela de Artes Escénicas del Palacio de Festivales, la Banda Municipal de Música, el Cuerpo de Bomberos, el cuarteto Música Mundi y el rabelista Chema Puente.

El acto se llamó Arde Santander y se programó dentro del ciclo para descubrir los cementerios europeos. A ritmo de Mozart, Schubert, Bach o Tchaikovsky se hicieron cinco paradas alrededor del camposanto. En cada una, una breve introducción de los méritos del homenajeado y unos versos, leídos o cantados.

Fernando Abascal fue el encargado de introducir el recorrido («y la vida, ese instante, se volverá puro olvido»), mientras Carlos Alcorta recitó su poema (Redención) ante la tumba de Emilio Pino; Eneko Vilches (La paradoja) en la ofrenda a los bomberos; Jaime Peña (El puro imaginario) en la parada de Pérez del Molino; y Regino Mateo (El instante del fuego) en la sepultura del fotógrafo Quintana.

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