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El edificio enfrente del Hotel Bahía, con sus dos grandes salas de exposición, está en fase de acabados.
Los 1.488 días del Centro Botín

Los 1.488 días del Centro Botín

El edificio afronta su recta final envuelto en el juego de fechas para su apertura | La pavimentacióna y la ‘plaza pública’ de pasarelas y escaleras centran los últimos trabajos

guillermo balbona / violeta santiago

Sábado, 16 de julio 2016, 14:25

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Ya nadie duda de que, salvo un imprevisto calamitoso o un azaroso infortunio, la doble edificación que mira a la bahía desde el muelle de Albareda ha entrado en la cuenta atrás. No hay intención de comprometerse con fechas de acabado, apertura o inauguración de la construcción diseñada por Renzo Piano, pero las palabras «última fase» están en boca de todos los implicados. Desde la Fundación Botín nadie oculta que, de una semana a otra, el Centro cambia sustancialmente de aspecto y se encamina hacia su «recta final» tras cuatro años de trabajos, muchas incertidumbres, demoras, dificultades técnicas y ritmo desigual.

La institución, a la que le gusta hablar del estado de su infraestructura cultural en tantos por ciento, ya casi obvia las cifras y reconoce que el edificio ha entrado en el periodo de encarar «detalles y remates». En la actualidad habla de trabajos «sincronizados» que se ejecutan de forma paralela en diversos puntos (en ocasiones operan hasta 200 personas en la zona cero de la obra). Esto ha hecho visible que en las últimas semanas la estructura final del edificio Este y Oeste y su relación con el entorno urbano sea cada vez más transparente.

El área del pachinko una de las singularidades del diseño del arquitecto genovés avanza con celeridad. Esa plaza pública, un entramado de pasarelas y escaleras que conecta ambos edificios en voladizo (sobre siete metros y a la altura de la primera planta de ambos) avanza con rapidez hacia su configuración final, cuando hace apenas dos semanas sólo estaba al cuarenta por ciento, según el dato aportado por el presidente de la Fundación, Javier Botín. Solo resta por instalar la escalera de ese armazón cruzado, muy complejo, que ha requerido de un «trabajo laborioso, casi de artesanía» en muchos de sus elementos. Con suelo acristalado translúcido (aún sin poner) y una iluminación muy especial, la estructura combinará el cristal y el acero inoxidable en el muelle, las barandillas, peldaños y zonas de paso.

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