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Calle Cervantes
La calle Cervantes será peatonal con  un carril de circulación restringida

La calle Cervantes será peatonal con un carril de circulación restringida

La transformación afectará a 150 metros del vial, los que van de Cisneros a Jesús de Monasterio, y supondrá cambios en varias arterias de los alrededores

Violeta Santiago

Sábado, 6 de agosto 2016, 17:51

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El Ayuntamiento de Santander ha resuelto peatonalizar la calle Cervantes, en el tramo de 150 metros entre Cisneros y Jesús de Monasterio, aunque se permitirá la circulación por un solo carril a vehículos de servicio público, como los de emergencias, los taxis, los que deben acceder a los garajes allí ubicados y el minibús que enlaza esta zona con otras. La decisión se dio a conocer ayer a los representantes de cuatro asociaciones de vecinos de la zona (Cisneros, Numancia, Nueva Florida y Plaza de la Esperanza) y al presidente de Radio-Taxi.

ASÍ SERÁ POR CALLES

  • Cervantes. Por la zona peatonal solo circularán quienes tengan garaje, servicios de emergencia, un autobús pequeño y los taxis.

  • Isabel la Católica. Se suprimirán aparcamientos y contenedores entre San Luis y calle Rubio y se reordenará la circulación, que tendrá doble sentido. Se quitará un paso de peatones en el cruce con San Luis y se pondrá un semáforo.

  • Lealtad. Los dos pasos de peatones contarán con semáforos.

  • Pasaje de Peña. Se ajustarán los semáforos.

  • Calvo Sotelo. Los pasos de peatones se alejarán de la calle Lealtad.

El Ayuntamiento se apoya en un informe de la Universidad de Cantabria que es contundente. Si se quiere actuar en esta calle (y en esa voluntad coinciden vecinos y Consistorio), la mejor opción es ampliar espacios para los peatones y autorizar que se circule en un puñado de supuestos. Con este proyecto, que podría hacerse realidad a lo largo de 2017, Santander da otro paso importante en la recuperación de áreas para los caminantes en el centro de la ciudad. Dos arterias colindantes con Cervantes (Miguel Artigas desde hace años y, desde 2015, también la calle Rubio) son ya terreno conquistado a los coches.

El estudio realizado en los últimos meses por el Grupo de Investigación de Sistemas de Transporte de la Universidad de Cantabria (UC) ha sido exhaustivo, porque se trataba de analizar la fórmula más conveniente de reformar una arteria que aguanta una elevada intensidad de tráfico (560 vehículos a la hora en hora punta) y en la cual las aceras tienen una anchura inferior a los 1,80 metros que marca la normativa de accesibilidad. «Es agresiva» para quien anda, justificó el alcalde cuando hizo pública en abril su pretensión de peatonalizarla.

Los investigadores han introducido decenas de variantes en sus modelos de gestión del tráfico para poder hacer la propuesta que menos dañara la fluidez de las comunicaciones una vez que la mitad de Cervantes se restrinja, incluidas las ideas de algunas de las asociaciones vecinales con las que se han reunido en varias ocasiones para exponerles el trabajo. Una de las sugerencias -dejar abierto un carril de los dos con que se cuenta en la actualidad- es totalmente descartada por la Universidad porque, según se dice en el informe, «todos los escenarios con un carril arrojan valores no adecuados de demoras. La red se satura en todos los casos».

El Grupo de Sistemas de Transporte de la UC etiqueta las situaciones de la A a la F. Tomando A como el estado óptimo de la circulación y el F como el cercano al colapso, la opción elegida es la única que no hace que vaya a peor el tráfico en ningún vial y, al tiempo, lo mejora en la mayoría.

Gran onda expansiva

La transformación de Cervantes conllevará que los vehículos con autorización para cruzarla tendrá que girar obligatoriamente a la derecha en la intersección con Jesús de Monasterio. Y la onda expansiva del cambio se dejará sentir en todo el entorno. Sobre todo por el área de Isabel la Católica, donde se suprimirán varios aparcamientos y contenedores y la circulación se hará de doble sentido. Esta calle se ensanchará hasta Jesús de Monasterio para permitir el paso de coches en sentido contrario. Se pondrá un semáforo en el cruce con la calle San Luis y se suprimirá el paso de peatones frente a la tienda de Calzedonia, entre otras medidas.

En Lealtad se instalarán semáforos en los dos pasos de cebra, que serán necesarios para regular el mayor número de automóviles que elegirá esa calle. En Calvo Sotelo los pasos de peatones actuales se alejarán de Lealtad para evitar que se formen tapones de circulación ligados a la apertura o cierre de semáforos.

También habrá ajustes en los semáforos en el área del Pasaje de Peña, porque se estima que pasarán más coches desde la calle Burgos y saldrán significativamente menos de Cervantes. Por otro lado, en la plaza de la Esperanza se recomienda limitar el estacionamiento de carga y descarga los días de mercado, aunque está por decidir cómo quedarían los horarios en los que la carga y descarga quedaría totalmente prohibida si implica el estacionamiento indebido.

Pero, de momento, estos son los consejos que da la UC basados en sus números. A partir de ahora, el Ayuntamiento toma las riendas de la actuación, con la redacción de un proyecto concreto en el que se tienen en cuenta metros, cálculos y ajustes. Luego viene la tramitación. La solución, dentro de un año.

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