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Mariña Álvarez
Lunes, 19 de diciembre 2016, 10:08
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Un conductor drogado y borracho sembró el pánico ayer al mediodía en el Paseo de General Dávila, circulando a toda velocidad, en dirección contraria en algunos tramos, saltándose todos los semáforos en rojo que pillaba y obligando a saltar a los peatones que estaban cruzando. No paró ni cuando los agentes se pusieron delante de su coche con los brazos en alto para se detuviera. Los policías también tuvieron que echarse a un lado para que no los atropellara. El peligroso periplo de ese conductor, un chaval de 28 años vecino de Soto de la Marina, acabó con su BMW estrellado contra un bolardo y él detenido después de ser descubierto en su improvisado escondite: se metió debajo de un coche en la Bajada del Caleruco y ahí lo pillaron.
Según ha podido saber este periódico, el conductor procedía de la calle Juan del Castillo y tomó General Dávila por el cruce de Los Salesianos, a la altura del número 138. Aquí empezó su arriesgado recorrido en una calle muy concurrida a esas horas, las 12.30 del domingo.
Hubo vecinos que llamaron a la Policía Local alertando de un coche "que iba como un loco", y fue entonces cuando tres agentes salieron de su patrulla y se pudieron en mitad de la calle a darle el alto. Casi acaban atropellados. En ese momento comenzó la persecución del coche, que llegó a ponerse a 140 kilómetros por hora. Uno a uno, se saltó hasta nueve semáforos en rojo. En algunas partes de General Dávila hasta circuló en dirección contraria, según han confirmado fuentes policiales.
Al final, a la altura del número 306 de General Dávila (cerca de la rotonda de los Osos), el BMW se salió de la vía, chocó contra dos coches aparcados y acabó estrellado contra un bolardo. Había dentro tres individuos jóvenes -dos hombres y una mujer-. El conductor decidió escapar a la carrera, dejando a sus dos amigos dentro del vehículo.
Los agentes se pusieron a rastrear las inmediaciones para dar con el fugado. Y apareció. Se había metido debajo de un coche aparcado en la Bajada del Caleruco, y ahí mismo fue detenido después de que los agentes le obligaran a salir.
El chaval resultó ser J. A. G. T., de 28 años de edad. Fue sometido a una prueba de alcoholemia y arrojó una tasa de 0,51 mililitros de alcohol por litro de aire espirado (más del doble de lo permitido), que bajó a 0,48 en la segunda prueba. Después, la Policía Local solicitó que se le realizara en Valdecilla un test de drogas y dio positivo en cinco sustancias estupefacientes.
Este caso viene a sumarse a otros registrados en Santander en fechas recientes, de conductores que protagonizan peligrosos viajes por la ciudad, algunos por la afectación constatada de drogas o de alcohol en unos días en los que, además, se han multiplicado los controles policiales para prevenir este problema.
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