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Claude Leyder y Juan Ortiz, en su tienda Filomena Joyas, de la calle Rualasal.
El pequeño comercio pide ayuda a los políticos ante la "sangría" de cierres

El pequeño comercio pide ayuda a los políticos ante la "sangría" de cierres

Los empresarios demandan apoyo para sus negocios, planes de desarrollo, campañas de publicidad y mesas de trabajo para buscar soluciones

Juan Carlos Flores-Gispert

Lunes, 6 de febrero 2017, 07:25

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Lo anunciado y previsto por muchos pequeños comerciantes antes de la Navidad se está cumpliendo. En cuanto acaben las rebajas se producirá un cierre masivo de comercios, dijeron. Han acertado. Y, ante ello, los comerciantes piden socorro al Gobierno regional y al Ayuntamiento de Santander. Demandan apoyo para sus negocios, planes de desarrollo, campañas comerciales, la creación de mesas de trabajo en las que diseñar juntos qué hacer por el sector, "que vive un momento desesperado en toda Cantabria". "De verdad, desesperado. Ya ha comenzado el cierre de pequeños comercios en pleno centro de Santander, que se une a los locales vacíos y a los que echarán la persiana en los próximos días y semanas. O las administraciones se lo toman en serio en Cantabria, como están haciendo en ciudades como Valladolid y Palencia, o el tejido comercial santanderino y de otras poblaciones acaba desapareciendo como seña de identidad". Lo dice Agustín Ordejón, presidente de la Federación de Comercio Fepycan y veterano gestor de asociaciones comerciales. Antes, fue dueño de una tienda de confección en el centro y también empleado.

Muy pocas aperturas en un centro urbano que se desertiza

  • escaso movimiento comercial

  • Los pequeños comerciantes están realmente preocupados por como se plantea el futuro del centro de Santander, "con muchas franquicias, sin personalidad, sin diferenciarse de otras capitales y con negocios idénticos a los que hay en La Coruña, en Valencia o en Sevilla, por citar algunos", dice Yolanda Hoyo, presidenta de los comerciantes del Casco Viejo-Ensanche, cuya área de actuación se extiende desde la Plazuela del Príncipe hasta Puertochico.

  • Las aperturas son muy pocas. En el Paseo de Pereda hay tres locales en obras. Uno será ocupado por la tienda de Ángel Schlesser, que se traslada desde Lealtad; otro (donde estuvo la joyería Galán ) será para una nueva joyería, de la mano de la familia Bannatyne, una de las socias en Presmanes; y el tercero tiene como destino una clínica de reproducción asistida, que montan unos empresarios vascos. Y en Isabel II, Luis Díaz amplía su tienda de ropa de mujer con el local de la cerrada zapatería Oruña. En Lealtad, la tienda Zara estará cerrada más de dos meses para unir a las instalaciones el local que ocupó un banco y las dos plantas superiores, donde estuvo el Catastro.

En pleno centro de Santander, en la Alameda de Jesús de Monasterio, han cerrado cuatro tiendas en dos días. Y el próximo 28 cierra Manso, la veterana perfumería, desde 1961 en la esquina con la calle de Cervantes. Carmen Manso Rojo, su propietaria, no aguanta más: "Hace tiempo que ya pongo dinero para mantener abierto el negocio", explica. Y, como ella, muchos otros. De hecho, están cerrados junto a Manso los locales que ocuparon una barbería y la confitería Dulcinea, de recordados pasteles de merengue.

Las tiendas que cierran forman un listado interminable "en una ciudad como Santander que necesita ayuda para el sector del comercio". "La vida ha subido mucho en enero, el público no tiene dinero, las ventas siguen cayendo y las administraciones tienen que involucrarse, no solo ayudar a los emprendedores, sino también a los que estamos establecidos, a los pequeños comercios para que no cierren. Se trata de negocios y muchos puestos de trabajo los que están en juego. Hay que ayudar a que las deudas no les estrangulen", explica Yolanda Hoyo, presidenta de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo y Ensanche de Santander.

Reclama del Ayuntamiento que controle la proliferación de mercadillos de todo tipo, "en el Mercado de Este, en Las Llamas, en el exterior del Mercado de la Esperanza y en hoteles de la ciudad". Y en marzo se celebrará la Feria del Stock, en el Palacio de Exposiciones de El Sardinero.

Los comerciantes han pedido reunirse con el director general de Comercio del Gobierno de Cantabria, Raúl Pelayo, para "que nos ayude con los medios que tiene el Gobierno regional", y esperan de la alcaldesa de Santander, Gema Igual, "una próxima reunión, continuación de la que mantuvimos antes de la Navidad"."Nos prometió todo el apoyo porque sabe de la importancia del comercio y anunció la celebración de una Mesa de Comercio, que se aprobó en julio de 2014 y aún no se ha convocado. Mesa en la que tendrían que estar comerciantes, hosteleros, asociaciones y todos los relacionados con el sector", dice Hoyos.

Valladolid y Palencia

Valladolid es un ejemplo que los comerciantes de Santander dicen que hay que seguir. "El Ayuntamiento aportará 2,5 millones de euros en cuatro años para la promoción de actividades comerciales, entre las que están la organización de la Semana del Comercio, con conferencias, animación callejera, actividades formativas, premios al comercio, la creación del Observatorio del Comercio para conocer cómo está el sector, la elaboración de un plano de tiendas de la ciudad que será ampliamente distribuido, el impulso de la incorporación de las nuevas tecnologías al mundo comercial, la creación de la Mesa del Comercio, la animación de zonas comerciales por la noche con actividades de venta comercial en la calle", entre otras cosas, enumera Hoyo. En Palencia, "el Ayuntamiento se ha involucrado en una campaña de promoción del comercio local ara dinamizar la ciudad, con promociones, descuentos y anuncios en medios de comunicación", añade.

Las medidas que reclaman los comerciantes pasan por el diseño y ejecución de programas de ayuda para el comercio en vías de extinción; el estudio de la viabilidad de los comercios y reorientarle en su actividad para que sea más productiva, abrir líneas económicas de ayuda y fomento del consumo en los centros urbanos y conseguir más aparcamientos gratuitos en el centro para facilitar el desplazamiento de clientes a estas zonas.

Otras peticiones son renegociación de pagos de deudas del pequeño comercio, como sucede con las grandes empresas de la región y ayudas económicas no solo a los emprendedores, "sino también a los negocios consolidados, para que no cierren".

Uno de los problemas para los comerciantes son "los altos alquileres de los locales. Los propietarios no quieren bajar el precio y así es imposible para muchos pequeños seguir pagando la renta o para los emprendedores montar una tienda", dice Lucía de la Riva, propietaria del comercio de ropa infantil La casita encantada, de la calle del Medio. Un ejemplo de precio "inalcanzable". Un local de 12 metros de superficie en la calle del Medio, con un escaparate de un metro, tiene una renta de 650 euros al mes y los propietarios piden, además, un año de aval bancario.

La crisis alcanza a todos. En el número 4 de la calle San Fernando ha cerrado un gran bazar chino. Es el cuarto en un año. Antes cerraron los de las calles Burgos, Amós de Escalante y Cádiz.

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