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El cántabro Juan Martino, ayer, en el Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cantabria.
Un mapa del cerebro para entender al ser humano

Un mapa del cerebro para entender al ser humano

El experto cántabro, una referencia mundial en la materia, ofrece una conferencia mañana en el Colegio de Médicos

José Carlos Rojo

Miércoles, 22 de febrero 2017, 07:11

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Para el neurocirujano cántabro Juan Martino (Santander, 1977), definitivamente el alma está en el cerebro. Conoce bien el centro de operaciones sobre el que se sustenta toda la funcionalidad del cuerpo humano y su relación con el entorno. Ha aprendido a identificar las zonas que controlan los sentidos, las diferentes inteligencias, las patologías mentales o las personalidades de un individuo. Su trabajo depende de ello porque a la hora de intervenir el cerebro, el objetivo es causar el menor daño posible. «En la materia gris no existen terminaciones nerviosas que nos hagan sentir dolor. Por eso podemos intervenir a un paciente en estado consciente, despierto, para extirparle un tumor. De hecho es necesario que esté despierto porque en la interacción con él sabremos si estamos afectando a funciones como el lenguaje, la motricidad, etc», explica el joven experto, un referente mundial en su ámbito, que mañana jueves pronunciará una conferencia en el Colegio de Médicos de Cantabria (19.00 horas).

Su paciente despierto en el quirófano y usted interviniendo su cerebro... Es difícil imaginar la escena y creer que sea real.

Pues realmente es así. Es más, puede ser más llamativo aún porque lo normal es pedir al paciente que realice determinado tipo de tareas para confirmar si estamos haciendo bien nuestro trabajo.

¿Para confirmar que no están tocando en el lugar equivocado?

Claro. Imaginemos que intervenimos el cerebro de un músico. A veces la distancia entre la ubicación de un tumor y la zona que define una determinada habilidad está definida por un milímetro. En ese caso sería necesario que el paciente estuviera tocando el instrumento durante la operación porque solo así podemos comprobar si todo está en orden. Causar un daño en ese área y condenarlo a perder su habilidad sería un fracaso.

¿Se dan esas escenas?

Evidentemente. De hecho nosotros hemos sido pioneros en la intervención de la primera paciente sordomuda del mundo. Tuvimos que contar con una intérprete de lenguaje de signos en el quirófano para comprobar en todo momento que no cometíamos ningún error. Pero en todo caso el paciente no está despierto todo el tiempo. El primer punto de la intervención, en que hay que abrir el cráneo, evidentemente sí puede causar dolor. Después, en el ecuador del trabajo, que es cuando estamos tratando el cerebro, es cuando despertamos al sujeto. Ydespués lo volvemos a dormir para cerrarlo y finalizar la operación.

¿Son muy frecuentes los tumores cerebrales?

No es que exista ahora un incremento, si es que pregunta eso. Pero los hay más fáciles y más difíciles de tratar. Algunos son más difusos y otros más claros. Cuando el tejido afectado se confunde con el sano es donde se complica todo.

Aún desconocemos muchas cosas sobre este órgano...

Muchas cosas. No sabemos, por ejemplo, por qué los estímulos eléctricos tienen tanto impacto en su funcionamiento.

¿A qué se refiere?

Uno de los trabajos más importantes que desarrollamos nosotros en Valdecilla está relacionado con la estimulación eléctrica de la parte más profunda del cerebro, la que se relaciona con patologías como la depresión, los trastornos obsesivos compulsivos o los maniacodepresivos. Es increíble pensar que algo tan complejo, con una red de interconexión tan evolucionada, tan desconocida por ahora, es capaz de reaccionar así ante un estímulo tan burdo como un electrodo situado en el lugar correcto.

¿Cómo son los efectos?

Pues una depresión puede desaparecer. Hay pacientes en estado vegetativo tras un traumatismo que despiertan y empiezan a mover los ojos, por ejemplo. No sabemos cómo funciona, pero funciona.

Esas áreas profundas de las que habla son las que pertenecen al cerebro más antiguo, el que compartimos con otros animales...

Eso es, son las que manejan los instintos más fundamentales, la agresividad, etc.

¿Cómo ese cerebro tan antiguo puede tener aún tanto que decir después de miles de años de evolución donde por encima le ha crecido una gran corteza?

Son cosas que evidentemente se nos escapan pero el hecho es que al menos hemos identificado el modo en que podemos manipular su funcionamiento utilizando solamente electricidad.

Esta herramienta en malas manos podría tener resultados peligrosos.

Convendría poner sobre la mensa todas las consecuencias, claro. Estas investigaciones evolucionarán hasta que podamos coartar la autonomía de las personas, en que podamos predecir comportamientos. Entender el cerebro nos abre las puertas a entender todo el comportamiento humano y poder intervenirlo; y habrá que contemplar la vertiente ética.

¿O sea, que cualquier enfermedad mental puede explicarse siempre desde un punto de vista físico, anatómico?

Existen siempre varios condicionantes, pero sí que hay una predisposición anatómica a sufrir ciertos tipos de enfermedades mentales y tiene mucho que ver con la la construcción del cerebro.

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