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Parte de las paredes de ladrillo ya han sido derribadas.
Los últimos días de las naves de Tabacalera

Los últimos días de las naves de Tabacalera

Avanza el derribo de las estructuras que ocupan la finca de la calle Alta, donde el Ayuntamiento hará un parking provisional

Juan Carlos Flores-Gispert

Sábado, 25 de marzo 2017, 09:54

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Las chapas de uralita que cubrían las cubiertas de las naves de la fábrica de tabaco de la calle Alta están empaquetadas con sumo cuidado para ser enviadas a una planta especial en Vizcaya y destruirlas. Es el primer paso en el derribo de estas dos naves de la finca de la antigua Tabacalera, frente al Parlamento de Cantabria. Dos estructuras de 4.000 metros de superficie que en mayo serán historia. La finca que ocupan será convertida por el Ayuntamiento en un aparcamiento público gratuito con capacidad para 206 coches y siete motos.

La primera fase del derribo de las naves es la más lenta, pues se centra en desmontar y almacenar las chapas de uralita de las cubiertas, muy contaminantes y que deben ser manipuladas por trabajadores vestidos con trajes y mascarillas especiales. El personal encargado de esta labor solo puede estar dedicado a ello cuatro horas al día y, después, debe pasar por una unidad de descontaminación, ubicada en el mismo solar. Al tiempo que se levantan y empaquetan las chapas, se procede a la separación de otro tipo de residuos (hierros, plásticos y ladrillos, entre otros) para su posterior reciclaje.

La empresa cántabra Palomera realiza estos trabajos por encargo de la Sociedad Municipal de la Vivienda y Suelo (SVS), paso previo a la construcción de las viviendas sociales previstas en esta finca, cedida al Ayuntamiento por el Estado. La construcción de viviendas en la finca ha quedado paralizada al ser anulado por el Tribunal Supremo el Plan General de Ordenación Urbana de Santander (PGOU), pero el Ayuntamiento decidió no paralizar la fase previa ya prevista, que era el derribo de las naves. Y en ello se avanza.

Trabajo especializado

Ya está visible la estructura metálica de la cubierta que será eliminada en abril. Es un trabajo sencillo. Lo complicado, dicen los expertos de Palomera, es retirar las placas de uralita, por las medidas de seguridad que hay que tomar. Eso ralentiza la tarea. La siguiente fase será el derribo con maquinaria pesada. Se usarán dos retroexcavadoras de 30 toneladas. Una con cizalla para estructura metálica y otra con cizalla mixta, para acero y hormigón. El derribo del muro en la calle del Alcázar de Toledo se hará a mano.

Y con el derribo de las naves, también desaparecerá el gran muro de la calle Alta frente al Parlamento, de manera que desde el aparcamiento se podrá contemplar el señero edificio que fue Hospital de San Rafael. Y, como dice el gerente de la SVS, José Antonio Gómez, «los santanderinos podrán entrar a esta finca, después de dos siglos de estar cerrada a la vista y al paseo», pues fue fábrica de tabacos.

Reciclado de materiales

Todo el material que se obtiene del derribo (maderas, plástico, hierros, aislamientos, yesos, cerámica, ladrillo, hormigón...) se reciclará en plantas especiales. El metal va a a la empresa Femusan, ubicada en Raos. Hormigón, ladrillo y pétreos son machacados en una planta que Palomera instalará en la finca, obteniendo ecoáridos que usará en otras obras. El resto de materiales van a la planta de tratamiento de la empresa Valoria, en Camargo. Se obtendrán 100 toneladas de hierro y 400 metros cúbicos de ecoáridos.

Cuando acabe el derribo, se iniciará la explanación de la finca para convertirla en aparcamiento al menos durante dos años, porque la intención de la SVS es que en la próxima legislatura se inicie la construcción de los pisos. Derribar las naves cuesta 71.390 euros. El acondicionamiento la finca para aparcamiento se licitará en 120.000.

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