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La embarcación, antes de naufragar.

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La embarcación, antes de naufragar. EFE

Muere el piloto de un barco de recreo tras hundirse en la bahía de Santander

Santander ·

Los buzos de Cruz Roja rescataron el cadáver de la única persona que estaba a bordo, un hombre de unos 60 años, en la zona de El Páramo, frente a la Duna de Zaera

Martes, 3 de abril 2018, 20:34

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El piloto del barco de recreo ‘Roma’ perdió la vida en la tarde de este martes después de que la nave se hundiera en la bahía de Santander por causas que todavía se desconocen. Según confirmaron a este periódico los equipos de rescate, el fallecido es un hombre que viajaba solo, de alrededor de 60 años, y que fue encontrado en el interior de la cabina. Los hechos ocurrieron en la zona conocida como El Páramo, entre Pedreña y el Pantalán de Calatrava, pero las muchas personas que se encontraban en ese momento frente al Centro Botín o la Duna de Zaera pudieron ver todo el operativo. En él participaron Salvamento Marítimo –con medios marinos y un helicóptero–, una patrullera de la Guardia Civil de Cantabria, armadores del Puerto y los buzos de Cruz Roja, que se encargaron de extraer el cuerpo poco antes de las 20.30 horas.

Fue el propio piloto el que dio la voz de alarma. «Hubo una llamada de la propia embarcación alrededor de las 17.50 horas, pero estaba muy entrecortada y no se entendía bien. Se oía muy mal. Al momento empezaron a llegar avisos a través del 112 de personas que estaban viendo lo que ocurría», detallaron desde Salvamento Marítimo, que coordinó un rescate que duró dos horas y media. En ese instante comenzaron a movilizarse los distintos medios.

Los primeros en llegar a la zona, además de otras embarcaciones de recreo que estaban en las inmediaciones, fue el helicóptero de Salvamento Marítimo con base en Santander, la Salvamar de esta misma institución y una semirrígida de la Benemérita.

Los profesionales movilizados inspeccionaron la zona durante varios minutos hasta que encontraron indicios del naufragio. «Se ha localizado el pecio y ahí es donde estamos buscando a esta persona desaparecida», contaba el responsable del operativo cuando todavía no se había confirmado el fallecimiento. Desde el helicóptero se descolgó uno de los rescatadores, que comprobó que la embarcación estaba aproximadamente a cinco metros de profundidad. Fue únicamente un «reconocimiento visual» para inspeccionar la zona, porque no llevaba un equipo de buceo específico para estas labores.

Uno de los rescatadores de Salvamento Marítimo desciende hacia el barco hundido.
Uno de los rescatadores de Salvamento Marítimo desciende hacia el barco hundido.

Fue entonces cuando se activó a la Cruz Roja, que envió a eso de las 20.00 horas a un grupo de buceadores –estos ya perfectamente equipados– con base en el Barrio Pesquero. A bordo de la Lima Sierra se trasladó hasta El Páramo, en medio de la bahía de Santander, un Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias Subacuático, que antes de las ocho y media de la tarde ya habían recuperado el cadáver y volvían al Puerto.

«En condiciones normales tiene complejidad porque aquí hay muy poca visibilidad, pero es que además la corriente era muy importante y había mucho oleaje. Todo suma», precisaba Pedro Díez, miembro de Cruz Roja y coordinador del grupo de rescate.

Apareció en la cabina

«Estaba en el interior de la cabina. El barco –de color blanco– era relativamente pequeño, así que se le pudo localizar muy rápido para acceder a él y sacarle», confirmaba Díez. Fueron los integrantes de este mismo equipo los que se encargaron de llevar a tierra el cuerpo, que quedó bajo custodia de la policía portuaria y de la autoridad judicial.

Según confirmó la Delegación de Gobierno, la nave tiene 6,40 metros de eslora y en los primeros instantes se encontraba semihundida. Los testigos que avisaron del suceso contaron que «todo ocurrió en poco tiempo y enseguida ya no había ni rastro». Cruz Roja también precisó a este periódico que se trataba de una embarcación a motor y cabinada, un barco típico de recreo. Por el momento, no ha transcendido la identidad del fallecido.

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