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Sergio F. A., durante el juicio por maltrato animal. Antonio 'Sane'
El hombre que mató a un perro a patadas en Rualasal, condenado a 240 días de trabajos a la comunidad

El hombre que mató a un perro a patadas en Rualasal, condenado a 240 días de trabajos a la comunidad

La Audiencia confirma la condena impuesta en su día por el juzgado por intervenir en una pelea en la que se había enzarzado 'Blas' con su propio perro, pateándolo hasta la muerte

DM .

Santander

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Miércoles, 18 de octubre 2017, 13:39

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La Audiencia Provincial de Cantabria ha confirmado la condena a ocho meses de prisión a un hombre por patear hasta la muerte a un perro con el que su can se había enzarzado. Sergio F. A., condenado por un delito de maltrato a animal doméstico, no tendrá que cumplir la pena de cárcel, ya que su pena fue sustituida por 240 jornadas de trabajos en beneficio de la comunidad.

Además, se le condenó a inhabilitación especial para ejercer profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales durante dos años, y a una indemnización de 4.000 euros para la dueña del perro fallecido, por el valor del animal –un macho de raza Gos D’Atura de siete años de edad- y por los daños morales sufridos.

Frente a esta sentencia, dictada por el Juzgado de lo Penal nº 3 de Santander, el condenado presentó recurso de apelación y ahora la Audiencia resuelve en sentencia firme rechazando su pretensión de ser absuelto o de que le fuera rebajada la indemnización.

Sí prospera, sin embargo, su petición de ser eximido del pago de las costas procesales de la acción popular, que ejerció la Asociación para el bienestar de los animales El Refugio.

Imágenes del perro 'Blas', tendido en la acera tras ser pateado. Debajo, Sergio F. A. durante el juicio.
Imagen principal - Imágenes del perro 'Blas', tendido en la acera tras ser pateado. Debajo, Sergio F. A. durante el juicio.
Imagen secundaria 1 - Imágenes del perro 'Blas', tendido en la acera tras ser pateado. Debajo, Sergio F. A. durante el juicio.
Imagen secundaria 2 - Imágenes del perro 'Blas', tendido en la acera tras ser pateado. Debajo, Sergio F. A. durante el juicio.

Una pelea entre perros

Según relataba la sentencia de instancia, en mayo de 2014 Sergio paseaba con su perro por una calle de Santander cuando éste se encontró con otro que estaba suelto en la acera, en la puerta del Carrefour Express de la calle Rualasal de Santander, en el que compraba su dueña.

Ante la situación de pelea mutua, el hombre, que vestía calzado de montaña, se dirigió al otro perro y «a sabiendas de que podía generarle un grave menoscabo a su integridad física o incluso la muerte», le propinó varias patadas hasta separarlo del suyo, que no llegó a sufrir lesión alguna.

«El acusado, sin embargo, no cesó en su comportamiento», añade la sentencia, que relata cómo «continuó propinándole repetidas patadas en la zona comprendida entre las patas delanteras y traseras».

Cuando la dueña del animal salió del establecimiento, el perro se dirigió a ella pero «únicamente fue capaz de avanzar escasos metros, cayendo al suelo, convulsionando y falleciendo a continuación».

La resolución que ahora dicta la sala confirma este relato de hechos y concluye que la condena está basada en la «numerosa prueba practicada que se analiza de forma minuciosa a lo largo de la fundamentación de la sentencia».

Credibilidad de los testigos

La sala de apelación subraya el cambio de versión por parte del acusado, que en la instrucción reconoció que había dado una o dos patadas al perro mientras que en la vista oral negó que le golpeara, y señala que «goza de mayor credibilidad la primera de las versiones dada su mayor cercanía con los hechos».

Por otro lado, en contra de lo que afirmaba el condenado en su recurso, en la versión de la dueña «no se aprecia contradicción».

«Ha venido relatando de forma persistente que al escuchar y apreciar tumulto salió rápidamente del supermercado, pudiendo comprobar cómo el acusado tenía arrinconado a su perro y le propinaba numerosas patadas en la zona abdominal», añade.

Junto a ello, otorga «plena credibilidad» al testimonio de un testigo que presenció los hechos y que describió «con toda claridad» las dos secuencias: una primera en la que el acusado propinó patadas a ambos animales para separarles, y una segunda en la que actuó «con una gran violencia» contra el otro perro pese a que ya se encontraba separado del suyo.

Una indemnización ajustada a derecho

En cuanto a la petición de que la indemnización sea minorada, entiende la sala que es ajustada a derecho: tanto la que corresponde al valor del animal fallecido como la que responde al daño moral.

En este punto, indica la sala que el perro tenía casi siete años de vida y que su dueña lo había adquirido cuando era cachorro, «lo que hace pensar en la existencia de un fuerte lazo o vínculo afectivo» entre ambos.

Además, la mujer «se vio obligada a presenciar cómo el acusado agredía violentamente a su perro, y cómo éste a su llamada acudió hacia ella desplomándose, escena que a buen seguro le generó un impacto emocional relevante que merece ser resarcido por esta vía», añade la sentencia.

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