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El palacete, ubicado junto a la plaza de Cañadío, es uno de los edificios más singulares de la capital cántabra. : Roberto Ruiz
La reforma del Palacete de Cortiguera conlleva rebajar su nivel de protección

La reforma del Palacete de Cortiguera conlleva rebajar su nivel de protección

El Ayuntamiento también tendrá que modificar el Plan General porque el proyecto contempla instalar un ascensor y ampliar la planta baja

Violeta Santiago

Santander

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Lunes, 11 de junio 2018, 07:16

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La reforma del Palacete de Cortiguera de Santander, para la que ya se ha licitado un concurso de proyectos, requiere rebajar la protección urbanística de que goza en la actualidad y que no permitiría abordar cambios, ya que se trata de un edificio catalogado. Ahora está clasificado con un nivel 1 integral, pero se le bajará hasta el nivel 2 para poder intervenir. Instalar allí un Centro de Interpretación de la ciudad y la sede de la Fundación Santander Creativa precisa dejar diáfana la planta baja, además de instalar un ascensor. El Consistorio ya ha comunicado a Fomento, que correrá a cargo de la financiación, que está dispuesto a tramitar una modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para que el proyecto se desarrolle.

Aunque se recorte el nivel de protección, «se mantendrá la idea global de conservación del inmueble y de sus valores esenciales» ya que el objetivo municipal es «que no entre en nuevos periodos de desuso que acentúan la ruina del patrimonio colectivo», según ha contestado el Ayuntamiento a preguntas de los estudios de arquitectura que se han interesado por el concurso abierto por el Ministerio. El edificio lleva más de dos décadas cerrado y se trata de evitar que continúe deteriorándose.

El nivel de protección 2 es estructural, lo que permitirá la ampliación de la planta baja, la instalación del elevador en el punto de la parcela que se considere más indicado y, además, sirve para proteger elementos interiores de valor como pueden ser el vestíbulo, la escalera, las salas de las plantas primera y segunda y el lucernario del bajo cubierta. En el exterior se mantendrán y restaurarán todas sus características, si bien será posible quitar carpinterías de aluminio que hoy no se consideran adecuadas al carácter del inmueble.

Preservación completa

Cuando un lugar tiene un nivel 1 de protección afecta a su totalidad porque el objetivo es preservar por completo sus características arquitectónicas, su forma y todos los rasgos que contribuyen a singularizarlo como parte del patrimonio arquitectónico. El nivel 2 es algo más relajado. Protege las características del edificio en su presencia en el entorno y está enfocado a conservar los elementos arquitectónicos que definen su forma. Con la primera figura, quedan expresamente prohibidas las ampliaciones, su sustitución o añadir nuevas plantas, ya que sólo se permite tocar el edificio para obras de restauración, conservación o consolidación. En el caso del Palacete significa que, en lo que se refiere a nueva construcción, sólo se autorizaría aquello que suponga «estricta reconstrucción cuando, por causas sobrevenidas, desapareciera total o parcialmente el edificio».

Además, las obras de acondicionamiento parcial que pudieran necesitarse deberían limitarse a aquellos elementos «que no sean significativos» dentro del carácter del edificio y ceñirse a elementos complementarios de menor interés. Esta condición se determina siempre pidiendo un informe a los Servicios Técnicos Municipales. Por otra parte, este nivel de protección solo permite ejecutar obras de demolición parcial si son necesarias para alcanzar objetivos de restauración, conservación y/o consolidación.

Sin perjuicio de todo lo anterior, en esta clase de inmuebles sólo se autorizan las obras mínimas necesarias para dotar de las medidas de accesibilidad (también previo visto bueno de los técnicos locales), en relación a la adecuación de dicha intervención con los aspectos que hayan motivado la inclusión en el catálogo de dicho inmueble.

Ampliación de la planta baja

Pero todas estas limitaciones se levantarán para autorizar la adaptación del lugar a su nuevo cometido, porque Fomento y el Ayuntamiento juegan con la idea de que esta modificación del PGOU dará pie a la ampliación de la planta baja en la parte posterior.

Se va a intentar que el aumento de edificación sea «difícilmente visible desde la vía pública y el inmueble conservará la imagen urbana característica original», que data de finales del siglo XIX.

El Palacete de Cortiguera fue diseñado por Atilano Rodríguez y, desde 1889, fue la residencia familiar del médico Joaquín Cortiguera y Fernández-Pelilla, que falleció en 1927 sin dejar descendencia.

Con el paso del tiempo el inmueble acogió la Cámara de la Propiedad Urbana de Santander y sufrió algunas remodelaciones en el interior y, más tarde, la finca original se partió en dos para construir la Comisaría de Policía de la plaza de Cañadío.

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