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Roberto Ruiz
Los vecinos de Alcázar de Toledo piden que su calle se llame ‘del Parlamento’

Los vecinos de Alcázar de Toledo piden que su calle se llame ‘del Parlamento’

Proponen este nombre al Ayuntamiento, tras rechazar que esta céntrica vía pase a denominarse 'De las ánimas'

Juan Carlos Flores-Gispert

Santander

Domingo, 5 de noviembre 2017, 19:56

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Los vecinos de la calle Alcázar de Toledo han propuesto al Ayuntamiento que el nuevo nombre para esta vía sea el de ‘Parlamento’, por ser la ruta que conduce directamente desde el centro de la ciudad hasta la sede de la Cámara regional, ubicada en el antiguo hospital de San Rafael. Los vecinos rechazaron hace un mes que su calle, en aplicación de la Ley de la Memoria Histórica de 1997, pierda la denominación franquista de Alcázar de Toledo y pase a llamarse 'De las ánimas', recuperando un antiquísimo nombre cuando era vía de subida hasta el hospital y el viejo cementerio de Santander.

La calle del Alcázar de Toledo, denominada así en recuerdo franquista al sitio en esta fortaleza durante la guerra civil, entró en la polémica hace dos meses. La Concejalía de Cultura anunció que se le sustituía el nombre por el de calle del Reenganche, para cambiar a los pocos días de decisión y anunciar y ser aprobado en sesión plenaria que se le ponía el nombre de ‘De las ánimas’. Los vecinos están en desacuerdo y en las últimas semanas han protestado en público y ante el gobierno municipal. Ese nombre no les gusta y nunca fue denominación oficial de la calle. En realidad la denominación oficial fue durante años la de calle del Primero de Mayo, pero no puede recuperar ese nombre porque ya existe un barrio del Primero de Mayo, en Peñacastillo.

«Rechazo mayoritario»

Así que los habitantes de esta calle han rechazado ser denominados vecinos ‘de las ánimas’ («que no es denominación popular, ni está arraigado, como demuestra el rechazo mayoritario por parte de los vecinos, ya manifestado al Ayuntamiento») y ha propuesto a la alcaldesa, que les recibirá en su despacho en los próximos días, que su calle se denomine del Parlamento. En realidad prefieren que siga llamándose calle del Alcázar de Toledo porque hoy, superado el trauma franquista, hace referencia a un edificio histórico, en la actualidad sede del Museo del Ejército de España.

De las ánimas, Primero de Mayo, Fernando VI y Alcázar

En su ‘Historia de las calles de Santander’, José Simón Cabarga dejó para la posteridad la trayectoria de esta céntrica vía. Era un «caminejo que fue ensanchándose poco a poco y que se llamaba de las ánimas. Suplía la falta de una vía formal para todo lo que no precisara usar de carruaje. Por allí se accedía a la fábrica de tabacos, al hospital, al cementerio de San Fernando y a la iglesia de Consolación. Por esa calleja los cadáveres subían en parihuelas, lo que mereció glosas propias de la antología del humor negro». «En el año 1887 comenzó a ser vía casi urbanizada» y se le dio el nombre de Primero de Mayo, «a petición de los socialistas como dedicación anual al socialismo histórico. Parece ser que en esta calle radicó la primera logia masónica de Santander. En 1896 el municipio dedicó la calle a Fernando VI, que en el año 1755 dio el título de ciudad a la antigua villa. En 1937 recibió el nombre de Alcázar de Toledo», para conmemorar la resistencia ofrecida por las tropas franquistas en 1936.

En su justificación por escrito ante el Gobierno municipal, la Asociación de vecinos de la calle Alcázar de Toledo recientemente constituida y presidida por Mar Martínez Díez explica que «el Parlamento de Cantabria encarna los valores democráticos que nos identifican a todos como ciudadanos del siglo XXI: libertad, igualdad y pluralismo político, que se garantizan mediante el parlamentarismo como expresión de la soberanía popular».

«Esta denominación de calle, recoge el reconocimiento a estos valores universales de nuestra democracia» explican y añaden que «el edificio del antiguo Hospital de San Rafael, actual sede del Parlamento, es un edificio clasicista que data de 1791, construcción espléndida de su época, restaurado en 1982 y declarado Bien de interés cultural y Patrimonio histórico de España en 1986. La reciente demolición de las naves de Tabacalera, fruto de una acertada actuación municipal, ha abierto la perspectiva de la calle, siendo ahora visible el edificio en la mitad de su recorrido».

«Dada la popularidad del edificio al que conduce esta calle, es conocida como la que lleva al Parlamento»

«Esta denominación de calle da valor al edificio como uno de los principales patrimonios monumentales históricos de la ciudad, y a la vez, su historia a través de dos siglos de función pública: primero como Hospital, luego como centro asistencial clínico y finalmente como sede institucional».

También rechazan los vecinos que la calle pase a llamarse 'cuesta', como en principio estaba pensado por el Ayuntamiento (Cuesta de las ánimas). «Proponemos que se mantenga la denominación de calle que viene ostentando la vía desde que se urbanizó como tal hace casi un siglo y medio, con la actual pendiente, sin que esto hiciera que se denominara cuesta», dicen en su escrito enviado a la alcaldesa.

«Afecto por la Autonomía»

En nombre propuesto (Parlamento) «cumple con los requisitos para cambiar el nombre de las vías de la ciudad propuesto por el Ayuntamiento. El Parlamento de Cantabria, denominado así desde 1998 (en que debido a la reforma del Estatuto de Autonomía dejó de llamarse Asamblea Regional) es el órgano legislativo de la Comunidad Autónoma. Esta denominación de calle, reconoce la labor de dicha Institución, y promueve así la afección ciudadana por la misma y por el conjunto de la Autonomía». Además, dice la asociación vecinal «el término actúa como locativo, ya que dada la popularidad del edificio al que conduce, todo el mundo describe la calle como ‘la que sube al Parlamento’. Se aplica así en la actualidad el principio de denominación histórico que nombraba la calle por el lugar al que conducía».

Dicen los vecinos que, «como término locativo, la denominación valora la tradicional e importante función de comunicación de la calle, como vía de menor pendiente entre el centro de la ciudad y la calle Alta. Actualmente, desde Numancia, no suben por la calle los difuntos, ni los enfermos, sino los diputados del Parlamento del siglo XXI».

El proceso de cambio de nombres de las calles de Santander sigue adelante, en una línea que se ha incrementado en los últimos años. En agosto pasado el pleno municipal aprobó que la plaza de Matías Montero pase a llamarse Puertochico; que la calle División Azul recupere su denominación tradicional y vecinal de La Secada y que Columna Sagardía pase a denominarse calle de Las rederas.Además del cambio polémico para Alcázar de Toledo.

Santander no ha decidido nada sobre la eliminación de placas franquistas con el yugo y las flechas en los edificios que construyó el Instituto Público de la Vivienda. En Barcelona en los próximos días se retirarán 570, que se guardarán en el Museo de Historia de la Ciudad.

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